Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
Así como
encontramos algunos personajes que se autodenominan influencers o blogueros,
por realizar contenido para las redes sociales, pero que más que contenido, se
dedican a vender su vida privada, a crear controversias o a compartir hábitos
que muchas veces son muy poco favorables para que estén a la exposición global,
pues rayan en lo grotesco y vulgar, existen también blogueros que nos enseñan y
nos exponen realidades que para muchos solo eran imaginadas, que se transmitían
a través del dominio popular oral pero que quedaban, solo como algo que no se
podía comprobar del todo. Me he topado en youtube con blogueros cubanos, que
están exponiendo al mundo la realidad del comunismo vivido en la isla.
Tal es el caso
de Yoliene o Anita, por citar solo dos. Cubanas que tienen menos de 25 años,
pero que han abierto su canal de youtube y con ello, abrieron de par en la ventana de su pueblo, que por muchas
décadas, ha impuesto un velo de misticismo, de leyenda, donde dentro de la
dinámica comunista, la imposición y la restricción reina y por lo que la
información siempre se conocía a cuenta gotas. Ahora, gracias a la herramienta
tecnológica del internet, se tiene la posibilidad de dar a conocer una
realidad, cruda, directa, inimaginable, de una sociedad que está harta, y que
pasa peripecias para conseguir comida, que vive que sueldos de entre 25 y 50
dólares al mes, en un nivel profesional, y que apenas y alcanza para comprar
una despensa semanal, lo que nos hace verse obligados a buscar otras opciones
para generar, y además también arreglárselas para encontrar los productos en
una isla llena de bloqueos comerciales “convenientes”, si, convenientes, pues
es un hecho que de todo se logra encontrar pero a precios elevadísimos.
Los blogueros
cubanos nos han dejado conocer desde lo que es una tienda MLC (moneda cubana)
hasta una travesía en balsa, intentando llegar a las costas de Cayo Hueso en la
Florida o la travesía de salir de cuba a los Estados Unidos utilizando la
posibilidad de la visa Nicaragüense, que los motiva a pagar a un “pollero” o
traficante de personas, para que les ayude a cruzar Nicaragua, Guatemala y
México en busca del asilo norteamericano. Poder verlos nos ayuda a nosotros a
entender su dinámica, tanto social, cultural y económica y los ayuda a ellos a
encontrar una entrada de dinero a través de la monetización de sus redes en
cuentas en el extranjero (pues monstruos como Youtube, no accede a bancas
cubanas), y a encontrar ayuda de seguidores que les envían todo tipo de
producto vía mensajería para aminorarles la travesía que es vivir en ese país.
Me parece que el fenómeno de estos expositores debería ser más reconocido pues
cumple en muchas dimensiones, desde el aspecto didáctico, humano y social. Dese
la oportunidad de conocerlos.
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