DIOS ME ENVIÓ A EVANGELIZAR A LOS POBRES.
“Que felicidad la de aquellos que se entregan a Él sin
reserva para realizar las obras que Jesucristo realizó, y para practicar las
virtudes que Él practicó” San
Vicente de Paúl.
El 26 de abril de este año, fue llamado por Dios a la
Misión del cielo el Sacerdote Vicente Diez Varona, Misionero Vicentino.
Los chinchanos recordamos con gratitud a nuestro
querido Padre Vicente que sirvió más de dos décadas, en la Parroquia Santo
Domingo de Guzmán de Chincha.
Una forma especial de amistad y paternidad que puede
hallarse en el camino de todo cristiano católico es la cercanía con los
Sacerdotes, los chinchanos encontramos en Padre Vicente un hombre noble, que
supo cultivar relaciones fraternas y sinceras regidas con mutuo respeto y confianza, para él la amistad fue
una visión elevada de la vida.
Un misionero vicentino entre nosotros.
Al mencionar su nombre llega a nuestra mente y corazón
recuerdos gratos, entre ellos, el Colegio José Pardo y Barrera, cómo Profesor
de Religión de muchas promociones pardinas, destacaba por su paciencia,
comprensión y entrega servicial a los jóvenes y profesores de la época, P.
Vicente comentaba que su corazón era de
color verde y entonaba con emoción el himno “Juventud, juventud a la gloria…”.
Unos años atrás llegaba feliz y emocionado de Pisco, donde trabajó los últimos
años, a celebrar las Misas de Aniversario de muchas promociones.
¿Qué pasó? ¡No
te he visto!
Esperaba los domingos a los fieles en la puerta de la
parroquia, saludaba a todos, conocía las familias, recordaba los nombres de los
padres, hijos y nietos, luego culminada la Celebración dominical salía a la
puerta del templo a despedirse. Si alguien se ausentaba algún domingo, él se le
acercaba y preguntaba qué había pasado. Todos nos sentíamos halagados de saber
que el Párroco estaba atento y preocupado por nosotros. P. Vicente estuvo
presente en las casas en diversos momentos de alegría, matrimonios, bautizos,
era considerado como parte importante de las familias, presente sobre todo en
las dificultades. Visitaba hospitales, y hogares atendiendo a personas
enfermas. Mantenía contacto con los familiares de los enfermos y como buen
Sacerdote sentía el deber de atender con la Unción de los enfermos, para ello
respondía al llamado sin importarle el día ni la hora. Un sacerdote fraterno,
solidario cumplidor de su misión.
Para un mejor servicio, un laicado bien formado.
Padre Vicente logro tener una Parroquia con numerosos
Laicos formados y comprometidos, para ello no dudaba de reunir a todos en:
Cursos de Formación del Consejo Pastoral, Formación de Misioneros, Formación
permanente de Liturgia, Semana de la Biblia, Semana de San Vicente de Paúl,
Semana de la Familia, las Catequesis en las novenas del Señor Crucificado,
formación permanente de Catequistas y otros, siempre estaba presente en el
desarrollo de los mismos.
Ellos nos salvaran…
Las obras de caridad, el servicio a los Pobres estaba
permanentemente en la mente de Padre Vicente, entre muchas actividades de ayuda
social realizadas recordamos en nuestra provincia el Proyecto en común de la
Familia Vicentina “Globalización de la Caridad, lucha contra el hambre” lanzado
en Paris en el año 2001 con una
duración de tres años, nosotros continuamos con el Proyecto por 7 años. Con un
grupo de laicos construyó el Comedor de niños en Tupac Amaru “A”, también
remodelo un ambiente de nuestra Parroquia para uso exclusivo de adultos mayores
“Comedor de Ancianos”, este último continúa brindando servicio.
Interesado en programar y ejecutar Talleres gratuitos
a madres de familia, para que sean promotoras y gestoras de su desarrollo y
superación, los talleres eran desarrollados en Comunidades Eclesiales de Base,
de la periferia, lugares de mayor necesidad, el semanalmente visitaba las comunidades
llevando ánimo, optimismo y alegría a las participantes.
Un Misionero es un Hombre de Dios.
Queda en nuestro recuerdo las épocas de Misiones, las
visitas a diferentes grupos y capillas, P. Vicente adelante de los Misioneros,
guiando como buen Pastor a su rebaño, con creatividad organizaba las
procesiones con antorchas, bandas de música, sociodramas, teatro,
representaciones, aplicando la frase de San Vicente de Paúl, el apóstol de la
caridad “El amor es inventivo hasta el infinito”. Así atraía muchos
fieles al Señor. Al concluir las Misiones en cada lugar era la Misa de
clausura, faltaban sillas, bancas para los numerosos asistentes.
Como Coordinador de la Zona Pastoral organizaba con
los Sacerdotes de la Provincia Misas en el Coliseo en fechas importantes como
Corpus Christi, Día de la Familia con asistencia masiva de fieles de las
diferentes parroquias.
Padre Vicente dirigió con entusiasmo la reconstrucción
del Templo el mismo que quedo dañado después del terremoto del año 2007
“Éramos felices y no nos dábamos cuenta”
Era el comentario de Padre Vicente cuando inicio la
Pandemia. Permaneció en la Casa Parroquial de Lima, lugar de su último
destino. Él pensaba con tristeza en
tantos pobres que no tienen buena alimentación ni medicina.
Padre Vicente Diez Varona llegó muy joven y recién
ordenado a nuestro suelo patrio, dio su juventud sacerdotal y permaneció muchos
años con nosotros, Dios lo llamó a su presencia. Hizo de Chincha su hogar y de
Perú su segunda patria. Se queda con nosotros en nuestro corazón y recuerdo.
Padre Vicente, hoy se cumple lo que nos decías en las
homilías: Al morir que nuestro epitafio
diga «Aquí descansa quien pasó haciendo el bien»; como lo dice San Pedro de
Jesucristo: «. Él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con Él».