Nuestro propio Mundo Feliz
En uno de los cursos de Redacción
que estoy impartiendo, estoy motivando a mis alumnos a leer. Porque para poder
escribir bien, se debe ser buen lector. Y mi último libro recomendado del
ciclo, fue: Un Mundo Feliz de Aldous Huxley. De los cuatro libros que propuse,
hubo quienes no leyeron ni uno. Como también hubo quienes se los devoraron. Me
dio mucho gusto poder terminar con esta obra, que es un clásico de la
literatura y que nadie, debería pasar por la vida sin tenerlo en sus manos. No
me voy a poner a contar la historia, porque estaría demás. Lo que sí es la
reflexión que nos deja, que aún escrita en 1932, parece que el autor estuviera
narrando los hechos que vivimos en la actualidad, y... entonces... ¿a dónde
vamos a parar si no logramos entender? Sí. Entender que somos cada uno de
nosotros lo más valioso e importante que tenemos. Que es nuestra
responsabilidad única y completa, la forma en que decidimos sobre llevar este
tiempo que se nos ha prestado en este planeta y universo, al que llamamos vida.
Cada uno de nosotros debemos
construir, mantener y propiciar, un mundo feliz en cada una de nuestras
cabezas. Alimentándola de emociones, sentimientos y conocimientos que nos lleve
a esa autorrealización que buscamos incansablemente, pero que no encontramos; y
no lo hacemos, porque no sabemos qué es exactamente lo que buscamos. ¿Por qué?.
Simple: porque ni nosotros mismos nos conocemos.
El primer paso para un real y
consciente aprendizaje, entonces es, la autodefinición y el autoconocimiento.
Para que en base a estos dos, podamos saber, qué es lo que deseamos conocer y
cómo podemos utilizar esas herramientas que nos darán lo aprendido para la mejoría
personal y colectiva.
Esta era digital, en la que estamos
insertos, donde miramos miles de imágenes diarias, pero huimos de nuestro propio
reflejo, necesitamos frenarla ante nuestros propios ojos
y reencontrar el valor en las cosas simples que están llenas de sabiduría a
nuestro rededor.
En la obra de Huxley, nos narra cómo
el colectivo, hace uso del "soma" droga que los evade de su realidad.
Creo, y hasta afirmo, que nuestro "soma" es la tecnología, y que lo
traemos todo el tiempo en nuestras manos, a través del aparato celular. Ese bendito smartphone, que de ser tan
inteligente, cada vez nos hace más brutos.
Aprendamos a ser felices con lo que
tenemos y con quién somos. Liberémonos de estas ataduras y presiones: ¡alcanza,
emprende, mejora, supérate, desarróllate, experimenta, viaja! ... nos bombardean
constantemente. Y en verdad queremos, o podríamos darnos el lujo de hacer un
alto y contemplar, respirar, mirarnos a los ojos y disfrutar del silencio.
Por favor, no se confunda, y piense
que estoy en contra de todo aquello que puede ser positivo y constructivo para
cada uno de nosotros como persona. Todo lo contrario, la información valiosa
siempre debe estar presente y el constante aprendizaje también. Lo que sí, es
que creo que necesitamos con urgencia RECONOCERNOS, y en base a ello encontrar
las direcciones correctas.
Sabiendo quienes somos, seguro,
encontraremos caminos que nos harán realmente felices, que nos harán sentir emociones
reales y que construirán entonces, sociedades con un sentido más positivo y más
enriquecedor. En el ranking de la felicidad 2019, Perú ocupa el lugar número 65
a nivel mundial, y es interesante tener este dato, si lo comparamos, con los
lugares que ocupan otros países sudamericanos vecinos como Brasil que tiene el
lugar 32, Argentina el 47 y Chile el 26. Les dejo el dato y les pido reflexión.
Ed.
Dr. Claudia Viveros Lorenzo
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