En un pueblo andino de nuestro querido Perú, un 30 de setiembre de
1,985, nació una niña llamada Gladys
Tejeda Pucuhuaranga, en un hogar muy humilde y con una madre que siempre
estuvo atenta de su hija, sin pensar que esa niñita fruto de sus entrañas, iba a asombrar y dar alegría a 30 millones de
peruanos.
Ya en otras competencias nos
había premiado con sus triunfos. Así fue
ganándose un espacio en el corazón de los peruanos pero, lo que ha hecho en los
Juegos Panamericanos 2,015, realizados en Toronto-Canadá, es algo que nos ha sublimado
a todos. Verla en nuestras pantallas, corriendo en un pelotón en el que, sin du-
da, habían representantes de muchos países, tal vez mejor alimentadas,
debidamente preparadas y con experiencia en esta clase de lides, no nos presagiaba
que GLADYS podía llegar entre las primeras pero, ¡estábamos equivocados! Con
paso firme y con el deseo de triunfar retratado en su rostro, la vimos
separarse del grupo de competidoras y, a cada paso iba distanciándose de ellas
pensando sabe Dios en qué cosas pero, seguro que en su mente estaban su Madre y
el Perú. El corazón nos latía desordenadamente contemplando la carrera hasta
que la vimos en la recta final, asomando con su gana de triunfo retratada en su
gesto que quedará guardado en la Historia del deporte nacional.
Loa barra peruana que tuvo la suerte de verla en vivo
llegar a la meta, no cesaba de acla-marla
coreando su nombre y el nombre de nuestra Patria. Frente a mi pantalla,
yo también gritaba feliz.
Me puse a pensar, como una humilde provinciana, sencilla y sin apoyo,
puede hacer Historia en nuestra Patria, a diferencia de tanto sinvergüenza que,
con todas las comodidades y altas remuneraciones inmerecidas, lo único que hacen es avergonzarnos ante el
mundo entero. En este punto, merecen mención
especial, nuestros políticos y gobernantes que ahora, se suman ridículamente al
coro de adulones que tratan de “ganarse alguito”, con el esfuerzo y el sacrificio
de nuestra GLADYS y digo nuestra, porque Gladys es del Perú y ya pertenece a
nuestra Historia.
Cabe resaltar el mensaje dado a nuestra juventud cuando dice: “El
deporte es disciplina y voluntad”;
contándoles luego que, una vez no pudo ganar porque no tenía zapatillas. Los
que vimos la competencia nos sentimos premiados con su agradecimiento cuando
nos dijo que: se sentía muy contenta con todos los peruanos que se levantaron
muy temprano para verla correr y, si nosotros no estuvimos en Toronto,
estábamos viéndola en la pantalla de nuestros televisores.
Ojalá que no se pongan peros para otorgarle los “Laureles deportivos” y darle un trabajo digno que le permita
continuar con su carrera deportiva porque Gladys, puede regalarnos muchas satisfacciones
más.
¡Gladys, el Perú es Oro y tú, eres el Perú!
COL. 046
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