No cabe la menor
duda, que las verídicas expresiones vertidas por propios y extraños en torno al
caótico estado en que se encuentra, actualmente, la provincia de Chincha, se
debe exclusivamente a la reprobable incapacidad de algunos ineptos personajes
llamados simplemente autoridades.
Acaso, no es cierto
que desde hace más de veinte años a la fecha el progreso y el desarrollo de
este laborioso territorio se encuentra empantanado, sin que nadie tenga la
suficiente entereza y voluntad de servicio para afrontar múltiples problemas
que obligan a nuestra población, la misma que soporta estoicamente todo el peso
de estas nefastas situaciones.
Sabemos por los
medios de comunicación masiva, que estos gobernantes no les importa un bledo
las protestas ni las críticas que afloran en estas circunstancias en base a los
cargos que cuestionadamente desempeñan y cuando son llevados por sus malas
acciones a estamentos superiores; se agencian de pusilánimes letrados que más
bien entorpecen la buena marcha de la justicia; en este caso siempre se
pregunta tanto poder tiene el dinero para enmarañar los debidos procesos
judiciales.
También conocemos a
ciencia cierta, que la mayor parte de esta coyuntura, se debe únicamente a la
falta de criterios de los propios ciudadanos, que por la carencia de una
verdadera madurez electoral ignoran el concepto de lo que significa el vocablo
altruismo, además que son neófitos sobre el paradigma que les dejarán a sus
descendientes.
A nadie evade que en
la actualidad, la viveza criolla se ha adueñado irremediablemente de la
conciencia de algunos mandantes que con la consabida verbosidad, pero huérfanos
de valores éticos y morales pretenden entornillarse en un suculento cargo, con
el único propósito de llenarse los bolsillos ostentando una triste figuración,
contando para ello, previas prebendas.
Se ha manifestado
hasta el cansancio, que toda reelección huele a corrupción y es sorprendente lo
que viene aconteciendo a la fecha, como algunos resbaladizos administradores,
que lejos de cumplir a cabalidad las funciones encomendadas, opacan su desempeño
entre el fulgor del billete verde, es así como la justicia rueda por los
suelos, solamente son sancionados severamente los que tienen como defenderse y
van a vivir tras los fríos barrotes de una cárcel.
Por allí, se ha
dragoneado que se luchara frontalmente contra las inmoralidades, que a la
postre resulta meros cantos de sirenas; por cuanto se vienen cometiendo una colección
de arbitraciones, ante inoperancia de genuflexos funcionarios encargados de
velar el bienestar de la sufrida sociedad.
Ante el advenimiento
de las elecciones regionales y municipales; en esta oportunidad, se espera
designar al mayor vecino, confiándole un voto de conciencia y no de conveniencia;
que salgan elegidos los verdaderos ciudadanos que quieran trabajar honestamente
por este sufrido pueblo hoy sumido en una tremenda desgracia, porque para nadie
es novedad, conocer de cerca lo que viene aconteciendo en el país, donde la
corrupción y la delincuencia se han institucionalizados y Chincha no escapa de
esta realidad.
Juan Manuel Medina Cañas
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