TE
ODIO Y TE QUIERO
Raúl Sotelo Lévano
Este binomio de sentimientos encontrados no solo se da entre el hombre
y la mujer, como veremos más adelante.
Todo comienza con juramentos a la luz de la luna, promesas de bajar las
estrellas y ponerlas al pie de la amada, que se las cree todas juntas. El varón
ofrece y ofrece como político en campaña para ganar la partida y como si fuera
un juego de ajedrez él va moviendo sus fichas hasta conseguir el jaque mate ansiado.
Derrotada la fémina no le queda otra opción que patear el tablero y entregarse
al vencedor.
Pero, no todo dura para siempre y el idilio rosado y perfumado termina
cambiando de color. Lo que fue un amor adopta un tono morado principalmente en
los rostros de los protagonistas después de una feroz pelea originada por los
celos. Dicen que del amor al odio solo hay un paso. No, hay muchos pasos porque
al fulano le faltarían piernas para escapar a ritmo de polka de la furia de los
familiares de la masacrada ex reina de sus sueños.
Decía antes que ese odio y te quiero no solo es de exclusividad de los
descendientes de Adán y Eva, también se da en el ámbito de la política. Si señor,
y aunque sus actores no se abrazan ni se besan, en cambio si se juran fidelidad
y una amistad a prueba de balas.
Aquí algunas de sus confesiones: “Hermano,
si yo te fallo, que me trague la tierra”, o “jamás te traicionaré así el gallo cante cien veces” o “ni todo el oro del mundo me hará cambiar
de partido”, o “muerto antes que
hable mal de ti a tus espaldas”, o
“tú eres el candidato ideal y te juro que jamás pediré tú revocatoria”.
Como dijo Don Quijote “cosas veredes
Sancho”, que significa “en este
mundo verás asombrado cosas difíciles de creer y aceptar”.
Por desgracia somos seres humanos. Nuestro Creador no hizo bien su
trabajo y en algo falló porque hemos salido con serios desperfectos. Tenemos
dos facetas definidas y cada una la utilizamos de acuerdo a las circunstancias,
a veces ganamos y en otras no. La política es el terreno ideal donde casi todos
terminan quitándose la máscara.
Ejemplos hay muchos. En pleno salón del Senado romano Bruto Marco Junio
asesinó de una puñalada a su protector César Cayo Julio, quien antes de morir
llegó a decir “¿tú también hijo mío?”.
Francisco Pizarro y sus socios cegados por la ambición terminaron matándose.
Alejandro Toledo y el que fuera su inseparable amigo Carlos Bruce, actualmente
son acérrimos enemigos irreconciliables. Y aquí nomás, nuestro alcalde provincial
y el que está un escalafón debajo suyo, que fundieron fuerzas y voluntades para
ganar las elecciones pasadas, hoy han desatado el nudo que los unía, y cada uno
marcha extraviado por diferentes caminos lanzándose dardos venenosos. Detrás de
cada quien, marchan sus adeptos entre regidores y periodistas para ganar sus
indulgencias y Aves Marías.
Y si miramos lo que está sucediendo al interior del actual gobierno
nacional, los odios y traiciones ya asomaron sus feos rostros, y en cualquier momento
más de una cabeza rodará por los suelos producto de las ansias del poder e intrigas
personales, aunque para ello se tenga que violar juramentos y romper en pedazos
la túnica de la ética y la decencia.
El presidente Ollanta Humala cambia de posiciones a cada momento. Ya no
está en la línea izquierdista que señala cambios radicales, sino se ha corrido
a la derecha tradicional que siempre impuso eso que dice: “que nada cambie para que todo siga igual”, que equivale a “no mover ni un alfiler en la actual situación
política del país”.
El primer mandatario está jugando con fuego cerca a un depósito de
pólvora al alinearse con los poderosos empresarios que todo lo ven billetes.
Que no se confié porque estos tipos angurrientos en cualquier momento se lo
devoran con pantalón y todo.
Otrosí digo: El 13 del presente mes se recordó el nacimiento
del desaparecido periodista Jesús Lorenzo Guerra Márquez. Mucho ojo amigo que
sigo cumpliendo, a veces, lo que te prometí, aunque tenga que esperar
pacientemente que desocupen la banca de la plaza de armas donde reposaban tus
posaderas en aquellas noches de animadas tertulias. Ahí nos vemos pronto Jesús
Lorenzo.
Jesús Lorenzo Guerra Márquez
Edición jueves 22
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