viernes, 14 de junio de 2024

¡…CUANDO UN PADRE MUERE FELIZ...!

Por: Alfredo Pachas

“…Cuando por la mañana hayas hecho todo, por la tarde puedes morir tranquilo”. Esta frase es atribuida a los antiguos orientales cuando se referían al amor de un padre a su hijo y su dura lucha para que pueda estudiar y así logre su ventura, desde el momento que nace hasta su muerte. Aquellos sabios orientales explicaban a su hijo que la vida es una sola y el tiempo de ella. - desde que se nace hasta la muerte. - se resume en un solo día, ergo hay que saberla aprovechar actuando de buena manera y, sobre todo, estudiando. Ellos. - los orientales. - decían que al aparecer el alba vendría a ser el nacimiento, tempranito equivalía a nuestra niñez, hacía las 9 a.m. ya deberíamos haber pasado por la primaria, hacía las 10 a.m. por la secundaria e inclusive la educación superior y, algunos. - aún jóvenes. - podríamos haber formado familia. El resto de la mañana y empezando la tarde hasta la 6 p.m. correspondería a toda una dura tarea para lograr el bienestar de nuestra familia, la educación de nuestros hijos y que estos se hayan logrado. Al final de la tarde que equivale a nuestra vejez nos sentiríamos satisfechos, retribuidos y recién podríamos morir feliz. No se imaginan lo afortunado que se sentiría un padre al ver a sus hijos ya logrados. Aquellos padres moto taxistas, médicos, comerciantes, obreros, choferes, carpinteros, profesores, policías, empleados, campesinos o cualquier otro padre trabajador que toda la vida se sacó la “mugre” para alimentar, vestir, educar a sus hijos se verían gratamente recompensados. Más aún, aquellos padres de familia que viven en la inopia total y de escasos recursos económicos que no tienen mayores condiciones de vida, ni acceso a la justicia, ni a la salud, y peor aún, que ni siquiera han podido estudiar. Viven mirando. - como dice una canción. - como “pasa el tiempo” y que, al terminar sus hijos la secundaria, se enfrentan al brete y ven con impotencia si sus vástagos deben continuar estudios superiores o ponerse a trabajar como sopesando su dilema de siempre: que no puedan estudiar y quedarse a vivir en la pobreza o migrar a las ciudades a instruirse, alcanzar un futuro mejor y tener mayores condiciones de vida. Esto último requiere. - sin duda. - un doble sacrificio de los padres y merecen toda nuestra admiración y respeto, por tanto, no podemos defraudarlos. No saben lo orgulloso que se sentiría al ver a sus hijos logrados.

Que estas líneas sean de mucha reflexión para los hijos que aman a sus padres y el mejor regalo que le podamos dar en su día es seguir sus consejos, su expertise siempre será muy valioso para nosotros. Él siempre fue, es y seguirá siendo nuestro héroe, ha luchado tanto por nosotros que no merece ser decepcionado… Y, como decía al comienzo de este artículo ellos se sentirían felices y en su etapa otoñal podrán morir tranquilos.

                                    ¡...FELIZ DIA DEL PADRE…!

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