Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
Las dos noticias
de las cuales todo el mundo habló esta semana han sido: la coronación del Rey
Carlos III de Inglaterra y la proclamación del fin de la pandemia de COVID19.
Sí, Se acabó la pandemia de SARS – CoV-2. Así lo decretó la OMS. Después de
tres años y luego de contabilizar oficialmente 765 millones de diagnósticos y
6.9 millones de muertes, aunque estas cifras se estiman lejanas a lo ocurrido
realmente en la pandemia (20 millones) , repito, es lo oficial. Y si usted está
leyendo esto, le cuento que es un sobreviviente, al igual que yo, que lo
escribo. Vivimos tres años que marcaron definitivamente un antes y un después.
Nos trastornó en todos los aspectos (social, educativo, económico, etc.) Nos
arrebató tres años de vida y a gente querida. Nos impuso lecciones que no
debemos olvidar y aunque se dice que ya podemos volver a la normalidad, ojalá
lo hagamos de forma más prudente y más consciente entendiendo que la vida es
hoy, que debemos cuidarnos y protegernos los unos a los otros. Que podemos
aprender otras formas de interactuar y de producir. Que aunque nos lo decían,
realmente somos más adaptables de lo imaginable. Ojo, que se haya oficializado
el fin de la pandemia no quiere decir que el problema haya terminado, todavía nos
queda mucho por aprender y a los científicos mucho por investigar, pero el
hecho es que ahora es momento de reforzar sistemas sanitarios para estar mejor
preparados y enfrentar lo que se venga a futuro.
Y si de futuro
se trata, este se ve un poco en penumbra para la monarquía inglesa que a
coronado al Rey Carlos III (y a su Reina Camila, y no consorte, solo Reina) el
pasado 6 de mayo. Las imágenes y videos no han parado de circular por todas las
redes y medios, pues no se había realizado un acto protocolario de este tipo en
70 años y más que eso, creo que a una gran mayoría la haya movido el morbo, de
ver a la señora Camila (Shand y luego Parker Bowles) ser coronada, en la abadía
de Westmintser al que asistieron todo tipo de personalidades del entretenimiento,
la cultura, sociedad y política mundial, incluyendo a Andrew Parker Bowles, ex
marido de la ahora Reina de Inglaterra. Lo que nos lleva a entender que uno de
los círculos reales más tradicionales y cerrados, se ha abierto a la modernidad
en toda la extensión de la palabra y nos guste o no, esta parejita lo logró.
Dicen que el amor triunfó a toda costa, sin importar a quien se pisoteó o se
destruyó, el amor y Camila triunfaron, ella se puso una corona (a la que mandó
poner más diamantes y esmeraldas, pues le parecía demasiado escueta) y se casó
con el ahora Rey de Inglaterra, su amor de juventud, ese que no tuvo el
carácter para realmente luchar por su amor cuando fue debido y prefirió con tal
de no perder la corona, casarse con una chica hermosa, virgen y aristócrata que
le diera dos hijos sanos y fuertes para el reino y después de usarla a su
antojo, orillarla a terminar la relación porque jamás dejó de tener como amante
a Camila, a quién el mismo le dio el lugar que todos en ese momento, el de la mujer
que no llenaba el molde para llegar a ser algún día la Reina, porque por más
que se quiera tapar el sol con un dedo, y Carlos quiera esconderse en las
faldas de una monarquía intolerante, el también calibró, él también sabía lo
que le convenía y su gran amor, no llenaba los requisitos, Diana era hermosa,
sana, joven, con gran educación, brillaba y lo deslumbraba, porque, recordemos,
al Rey Eduardo VIII (quien dejó el trono por casarse con Wallis Simpson,
también mujer considerada poco apta, por su pasado) Wallis tenía dos
matrimonios pasados, su belleza no era deslumbrante, tenía todo en contra, pero
él la prefirió, tuvo el valor, y sobre todas las cosas fue coherente. Eso sí
fue un gran acto de amor, esa historia si fue verdadera. No como lo que nos quiere
contar Carlos y Camila, quien también se casó con Andrew, y tener sus propios
hijos, nunca dejo de estar cerca del heredero al trono. Un verdadero culebrón
de telenovela (como dicen los españoles) pero que más allá del melodrama
romántico, evidencia la falta de carácter, la poca coherencia, la personalidad
ambiciosa, y muchas cosas negativas más, del actual Rey, con el que Camila se
siente seguramente victoriosa. Un Rey que ya dejó relucir es mimado,
caprichoso, poco tolerante y poco apto
para poder cargar con una corona de esta magnitud. La estrella femenina del
acto fue definitivamente Kate Middleton, elegantísima, en su lugar,
protocolaría a más, mujer refinada con un temple que no puede ocultar en su
mirada y que es sin duda, pieza exacta en la vida de Guillermo futuro Rey, hijo
de Diana de Gales, quien aunque se fue de este plano hace más de 20 años,
estuvo también en la coronación en la mente de cada uno de quienes la
presenciaron. Segura estoy que no hubo uno solo que no pensara en ella, por más
“progres” que sea, y eso habla de que por mucho que creamos que la vida a veces
no es justa y que de algunos “ganan” sin merecerlo, aunque aparenten señores
míos, aunque nos quieran hacer creer y contar cuentos… todos sabemos cuándo las
cosas están bien y cuando están mal. Todos ganamos el lugar donde estamos y
nuestros actos son nuestra mejor tarjeta de presentación. Así que esta parejita
veremos hasta donde llegan y como quedaran en la historia y como dice la sesión
53 de Bizarap y Shakira… Carlos “estás con una igualita que tuuuuuu”.
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