domingo, 16 de octubre de 2022

Autoreconocimiento

Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo

Existe un síndrome muy común pero poco reconocido, que es el “Síndrome del impostor”, quien lo sufre, tiene la costumbre de no reconocer sus propios logros, incluso de aminorarlos o pasarlos por alto. No los internaliza e incluso tiene miedo de que piensen que es un fraude. Se desconfía de sí mismo. Este comportamiento se observa mucho en individuos con tendencias perfeccionistas, individualista, genios naturales, expertos o hasta aquellos que son catalogados como “superhumanos” porque se presionan demás, dañando su salud mental y relaciones sociales. Las pruebas de éxito son rechazadas como pura suerte, coincidencia o como el resultado de hacer pensar a otros que son más inteligentes y competentes de lo que ellos creen ser.

Las mujeres exitosas lo sufrimos más, pues la sociedad no nos brinda referencias en este aspecto o tiene tan pocas expectativas en nuestro actuar, que el fácil caer.

Y digo es fácil porque se tiene poca cultura del autoreconocimiento. Nos enseñan a “ser modestos” de forma desmedida. Y si aprendemos a evocar nuestros éxitos se nos tacha hasta de arrogantes.

Pero más que hablar esta vez del actuar con el grupo, me gustaría comentar que tanto nos reconocemos internamente. ¿Se acuerda que hace algunas semanas hablamos de la comunicación intrapersonal, en una columna llamada: Háblese bonito? El autoreconocimiento es parte de ese discurso que no debemos soltar para con nuestra personal.

Todos somos buenos para algo, todos somos capaces y por mínimo que nos pueda parecer algo, le aseguro que para otro, puede ser espectacular. Entonces porque no ser nosotros mismos nuestros Fans #1.

En mis cursos de oratoria, de negociación o de habilidades de comunicación, enfatizo que debemos conocer todas nuestras herramientas para sentirnos cómodos con ellas y utilizarlas siempre a nuestro favor. Es elemental darnos un clavado al interior, para escanear todos nuestros recursos y habilidades, de manera positiva, siempre desde una narrativa constructiva. No tiene que espantarnos decirnos algo agradable o sabernos espectacularmente diestros en algo.

Todo lo contrario, esto reforzará nuestra autoestima, nos inundará de seguridad y nos motivará al crecimiento, porque entonces también, en ese escaneo, encontraremos áreas de oportunidad, que más que servirnos para aventarnos al piso de la depresión, nos debe impulsar a la mejora, sabiendo que si logramos ser excelentes en algo, lo podemos también ser en otra cosa.

Todos los días llevamos a cabo proezas, todos somos un ejemplo continuo de superación y supervivencia, y obvio a veces quizá las decisiones o acciones tomadas en cierta situación nos puedan parecer equívocas, pero no fueron así, tenga presente, que todo lo que decidió o hizo en algún momento, fue con la consciencia y herramientas que la vida le dio hasta ese día, y que si al otro, cambia de parecer, es porque su capacidad le está brindando nuevas, es solo eso. No espere a que otros lo hagan, puede ser que eso no pase y no es porque no se den cuenta, muchas veces la gente no quiere tener la amabilidad de hacerlo o usted brilla tanto que les cuesta externarlo. Pero ese, ya no es su problema.

Reconózcase y felicítese, consiéntase, que a nadie le importa tanto en esta vida como usted mismo, y recuerde que tenemos solo una oportunidad.

 

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