Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
El
pasado 4 de octubre volvimos a ser libres. ¡Qué regalazo! Facebook, whatsapp e
instagram estuvieron fuera de línea. Como por ahí del medio día nos empezamos a
dar cuenta que no podíamos acceder a estas redes sociales. Sé que muchos
optaron por las alternativas: telegram, tik tok, twitter. Y otros de plano
dejamo el tema y nos fuimos a vivir la vida como tenía tiempo que no. Porque
seamos honestos, todos estamos ahí bien encerrados en la virtualidad. Sin mirar
más que la pantalla de nuestros teléfonos y ordenadores. Nadie se murió. A lo
mucho el que parece que si perdió fue Don Mark Zuckerberg a quién el chiste
dicen le costó aproximadamente 39 000 millones de dólares.
Y la
cosa no ha acabado, pues desde hace ya unas semanas trae un dolor de cabeza
llamado Frances Haugen, de 37 años, quien trabajaba como ingeniera de datos en
la unidad de Integridad Cívica de Facebook desde 2019 hasta mayo de 2021 y quien es la responsable de filtrar una serie de investigaciones confidenciales de
Facebook, en donde revela que que la empresa puso repetidamente "el
crecimiento por encima de la seguridad" de sus usuarios, según declaraciones
hechas al programa 60 minutos de la cadena CBS. Además Haugen dijo que:
"Facebook se dio cuenta de que si cambiaban el algoritmo para que fuera
más seguro, la gente pasaría menos tiempo en el sitio, haría clic en menos
anuncios y la empresa ganaría menos dinero.”
Esta
declaración es muy fuerte, pues los que conocemos la red sabemos que no es
segura. Y por desgracia al parecer nadie toma cartas sobre el asunto. Mucho
menos sus creadores o dueños. El monstruo de redes sociales que ha concebido el
señor Zuckerberg, ha sobrepasado las expectativas que este estudiante
universitario llegó a tener en algún momento con su proyecto de red social. Y
obvio todo esto entrará a debate legal durante un buen tiempo. Esperemos que
sea un parteaguas para tomar cartas sobre el asunto. Pero la verdad es que los
únicos que tienen el poder son los usuarios y nosotros somos los que
necesitamos controlarnos, la red está a nuestro servicio no nosotros al
servicio de la red.
Sé
que ya hemos tocado el tema, pero no está de más reiterar las preguntas:
¿Cuánto tiempo pasa en cada una de las redes ya mencionadas? ¿Qué tipo de
información comparte en ellas? ¿Tiene un control de las personas que agrega
como amigos? ¿Para qué las usa realmente? Son tantas que quizá no acabaría hoy,
pero así como el pasado lunes nos obligaron a voltear de nuevo a ver el mundo
real y lo logramos, no dudo que con un poquito de voluntad podemos acercarnos a
dinámicas mucho más sanas de esparcimiento. Y no estoy diciendo que abandonemos
la digitalidad por completo, solo que como ciberciudadanos, tomemos nuestro
papel responsablemente. La ciudadanía digital es una nueva dimensión con la que
nos ha tocado lidear. Hay quienes no saben de la vida sin ella. Y habemos otros
que nos ha tocado aprender a lidearla. Sea cual fuere el caso, este ejercicio
que nos tocó experimentar y sobre todo, el trasfondo que se supone que tiene,
no es para tomarlo a la ligera. Aprovechémoslo positivamente y volvamos a ser
libres.
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