Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo.
Es increíble que en
pleno siglo XXI se siga hablando de feminismo - sé que ya lo he mencionado
antes, pero por desgracia tendré que hacerlo todas las veces que sean posibles-.
Incluso es inverosímil, que algunos osen catalogar peyorativamente a las
mujeres en lucha, como “femeninazis”. Es más, creo que es mucho más
sorprendente que haya una lucha, y que ésta por muchos varones, no pueda ser
entendida.
Lo chistoso es que
todos esos que siempre quieren aplastar la búsqueda de la equidad, lo único que
demuestran es su falta de inteligencia. Como dice el meme: “se tenia que decir
y se dijo”.
En internet pululan
comentarios mal infundados y con germinaciones machistas violentas, queriendo a
toda costa minimizar y ensombrecer un derecho que por el simple hecho de
existir todas y todos tenemos: el respeto.
A algunas personas del
género masculino, les cuesta reconocer,
que se sienten tan intimidados, por la posibilidad de perder el poderío
que más de dos mil años de patriarcado violento e impuesto, hemos tenido que
soportar las mujeres, en este planeta, e intentan a toda costa minimizar o
ridiculizar la búsqueda de reconocimiento a reestructuraciones en el entorno
social, civil o económico que es más que obvio y claro urgen, en pro de la
estabilidad y la protección de personas del género femenino, que son solo eso
personas y como tal merecen recibir el mismo trato y derecho que cualquiera.
¿Cuál será el verdadero
problema? ¿La vulnerabilidad? ¿La inseguridad que les da el no poder sentirse
superior?
Dicen que todo aquél
que quiere ostentar más fuerza a toda costa, es porque solo por medio de la
imposición es que logra mantener un control que sabe de antemano perdido.
Un hombre que realmente
pueda presumir de inteligencia es aquel que reconoce el lugar de cada quién. Es
aquel que entiende al mundo con empatía. Que valora el lugar de cada integrante
de la especie humana y por ende comprende que no puede existir el uno sin el
otro y que para esto, los dos géneros necesitan del cuidado y consideración
necesaria para que su desarrollo sea pleno y completo. Un hombre realmente
inteligente se informa, crece en argumentos, propone cambios por el bien común,
busca acuerdos y no actúa en estatus cavernícola donde la única mira es
desplazar antes de empatizar y solucionar.
Hay que sacar del
vocabulario tanta necedad. Tanto odio, tanto discurso de violencia. En redes
sociales es fácil encontrar frases como: “
A mí ese feminismo de
odiar al hombre no me representa”, y yo todavía no encuentro donde está en el
feminismo el discurso de odio al varón, decía Jane Galvín activista y humorista
“no hace falta ser antihombre, para ser promujer”, les pregunto señores, en
dónde está, porqué insisten en descalificar o incluso comparar el movimiento de
lucha, con una postura nazi?, es la cosa más descabellada y perdonen pero lo
tengo que decir, ridícula que existe, pues hasta ahorita no encuentro en el
mapa los campos de concentración promovidos por el feminismo. Dicen que la
violencia no tiene género, pero es una realidad que no se puede ocultar que a
las mujeres nos matan por el simple hecho de serlo. Por decir no, por romper
moldes, por marcar límites a varones que no saben respetarlos. A los hombres
no. No compare el feminismo con nada. No es una moda. Entiéndalo solo como un
derecho humano. Seguramente habrá muchos que al terminar de leer este texto me
tache de loca, de subversiva, de extrema, piense miles de cosas en su cabecita
machista y hasta se ría sarcásticamente en ese aire de conservación patética.
No lo dudo. Pero también espero que haya otros a los que “les caiga el
20”. Y comiencen a ser hombres inteligentes y no parte del montón.
Cada quien decidirá.
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