lunes, 30 de marzo de 2020

CRONICAS PERRUNAS



En todo hogar que se ame a los animales, existe una pequeña o grande mascota; pues sucede que en el Verano del 2005, deambulaba por la Av. Luis Gálvez Chipoco o Pardo, una hermosa perra Fox Terrier, de un ­elegante caminar, parecía un caballo de paso. De un momento a otro resultó preñada y parió en la Plazuela Grocio Prado. Una vecina del Pasaje Jazmín (antes Faltriquera del Diablo) recogió a la perrita y sus crías y las trasladó hasta el frente de su casa y con cartones y cajas les hizo una casita muy cómoda; todos los vecinos contribuían con la alimentación, eso es solidaridad con los animales abandonados. Con el paso de los días y las semanas, los cachorros empeza­ron a desplazarse y es así que ya a sus tres meses, la vecina me dice que me daría uno, le sugerí que yo lo llamaría por su nombre, por 1o que el que respondiera sería el mío. Me acerque a los cachorros y 11amé al que se llame Bam-Bam y de la manada se pasó el desprendió un hermoso cachorro, gordo, con colores blanco, amarillo marrón, su actitud alegre, juguetona, era increíble y más cuando lo alce, me llenó de caricias y de una alegría incomparable.
Pasó el tiempo y cada día su cariño se acrecentaba, y sí alguien con niños llegaba de visita el ponía especial atención en ellos; pasaron los años y el Bam-Bam me recibía siempre con esa alegría especial de él, frotaba su rostro en mis piernas, me seguía amoroso juntó con los demás, pero los años fueron pasando y fueron poco a poco haciendo mella en su organismo, empezó a desplazarse lentamente, sus ojitos ante alegres, eran tristes, pero trababa siempre de demostrar su alegría, era ya un anciano, un, venerable anciano que aún con sus deficiencias propias de la edad mantenía un espíritu joven, mostrando, sus dientes en una sonrisa perruna, le gustaba ser acariciado, sus momentos de alegría que lo llevaban a tratar de correr detrás de su compañerita Lulú, y el Chino para ir hasta el corralito. De pronto sus patitas no tenían ya la fuerza de la juventud, se caía y sus ojos clamaban el auxilio, lo cogía en brazos y lo llevaba hasta donde él quería ir.
Su apetito era normal, pero fue decayendo poco a poco, hasta que ya no podía pararse, sus ojitos casi blancos ya no veían, pero reaccionaba a la voz a los olores, y así llegó el día 21 de marzo, ya no pudo pararse más ni para hacer sus necesidades, es por ello que opté por cargarlo y llevarlo hasta su lugar preferido en mi dormitorio, y con su colita me llamaba para que le limpie las heces y la orina, descansaba y, reaccionaba a las caricias, al suero que aplacaba su sed. Al amanecer del día 25 de marzo llamó nuevamente con su colita que golpeaba tres veces y siendo la 1.35 de la madrugada, para ser limpiado y haciendo un gesto de mucho dolor arrojó sangre por el hocico y se quedó tranquilo había partido mi engreí-do, el hijo de cuatro patas, el leal amigo al que solo le faltaba hablar, al mas fiel al que sentía que mi salud estaba mal, se acurrucaba a mis o me lamía dándome tranquilidad o tal vez que me quería curar.
Al amanecer colocado desde el momento de su muerte en una Vi e ja camita acariciando su cabecita le rogaba a Dios, lo tuviera a su lado, pues se lo merecía, y a las 10. 35 am. procedí a sepultarlo en una huerta de mis amigos Talla en la famosa Toma de Cala.
Esta crónica es para que Uds. sepan amar y querer hasta el último momento a nuestras mascotas, no maltratándolas, no botándolas a la ca­lle para que  ellos se alimenten en la basura o utilizando a las hembras para comercializar sus crías, ellas tienen que ser amadas, respetadas, protegidas  y ahora en es-tos momentos de emergencia, aprovechemos la oportunidad para darle todo el cariño que ellos necesitan, no teniéndolos amarrados, o encadenados, sino dándoles el respeto, que necesitan. A ellos, solo les falta hablar, para decirnos lo que sienten por nosotros o lo que necesitan, que les duele o tal vez contarnos algo.
Bam-Bam representaría para mí una parte muy grande de mi familia pues se convirtió en una de esas grandes compañías que nutren nuestras vidas, nunca fue un perro agresivo, nunca se comportó mal ni con los visitantes o con las familias, hoy solo queda el recuerdo de este gran compañero que debe de estar en algún otro cuerpo reencarnado como lo dicen las creencias hindúes y que algún día estaremos juntos nuevamente.
GIACOMO DEL PIAMONTE

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