El año 2018 se despide y a muchos
chínchanos nos deja la sensación de que fue un año intenso, especialmente en su
segundo semestre. Me refiero a todo el espíritu festivo que vivió en nuestra
provincia desde el mes de julio, primero con los preparativos y arreglos preliminares
para festejar el centenario de nuestro glorioso colegio José Pardo y Barreda, y
sobre todo a partir de setiembre con las actividades propias de la celebración y
ni qué decir del mes de octubre que fue un mes de completa algarabía en Chincha.
Octubre fue testigo del día feriado celebrado con la
mayor intensidad que hayamos podido ver en Chincha, en los últimos cincuenta
años. Personalmente, no recuerdo ninguna fecha que haya tenido tanta expectativa,
ni tanta intensidad como se sintió el 12 de octubre del presente año. La
algarabía mezclada con la emoción y los recuerdos generaban un coctel
embriagador, no solo en los pardinos y ex pardinos, si no que se compartía con
las familias, amistades y en general con toda la población chinchana.
Justamente, el haber vivido estas inigualables sensaciones, no solo como
exalumno pardino, si no, sobretodo como hijo de chincha, es lo que me lleva a
escribir estas rememorativas líneas, ahora que se termina el 2018 y que como
cada fin de año hacemos nuestra remembranza personal de lo bueno, lo malo y lo
feo que nos pasó y me vino a la mente, lo bueno que me pasó en el año y quise
compartir esas gratas emociones sentidas.
En nombre de la promoción 1979 “José Santos Grocio Prado”,
expreso el reconocimiento a Manuel
Robles y Luis Castilla, quienes conjuntamente con muchos otros integrantes de
la promoción radicados en chincha, desde inicios del año, asu-mieron el reto de
convocarnos, hicieron los preparativos y pudieron mantenernos al tanto de las
actividades que se realizarían y a la cual quienes no radicamos aquí pudimos
participar. Sin su gran trabajo y coordinación, no hubiera sido posible. Así
fue que el 10 de octubre, nuestra promoción disfrutó de una noche futbolística,
donde pudimos reencontrarnos con muchos amigos llegados desde diverso lugares
del país, incluso desde la lejana Florida, como es el caso de nuestro gran
amigo Quique Herrera cariñosamente conocido por toda la promoción como el
“Gallito”. Esa fue una noche inolvidable donde todos los que se vistieron de
corto, a pesar de sus cincuenta y cinco años a cuestas, pusieron todo su empeño
por demostrar que aún mantienen los reflejos y las energías de esas gloriosas
mañanas y tardes futboleras que muchas veces se dieron durante nuestros cinco
años de estudios secundarios, ella por los años 1975 a 1979.
Otro momento importante lo vivimos en la mañana del 11
de octubre, para la colocación de la placa recordatoria en la alameda del patio
del colegio, allí llegaron más integrantes de nuestra querida promoción que
venían de lugares lejanos como fue la presencia de Pepe Almeyda que llegaba
desde la madre patria España, Roberto Tolmos desde Piura y Juan Pérez Uriondo
desde Andahuaylas donde se desempeña como Coronel de la Policía Nacional, Nico
Huamán desde Huánuco, y muchos desde Lima. La algarabía y la emoción del
rencuentro iban en aumento. Las sensaciones se incrementaban porque en el patio
del colegio nos cruzábamos con diversas promociones, algunas mayores que la
nuestra y otras más jóvenes, pero todas estaban en los mismos afanes, celebrar
el centenario. Las emociones aumentaron cuando nos cruzamos con varios de
nuestros maestros, allí estaban vigentes, aunque todos ya jubilados de la labor
docente y entrados en años, pero vigentes y tan sabios como siempre, fue
emocionante ver a los profesores Rivas, De la Cruz, Salé, Prada, Salvador,
Romero, Sebastián, Avalos. De la Torre. Si, allí estaban, cuanta alegría
encontrarlos, saludarlos, abrazarlos y todo nuestro reconocimiento por las enseñanzas
que nos dieron. El día terminó de la mejor manera, compartiendo con muchos ami-gos
bajo los acordes del grupo cinco, fue un día intenso.
Así amaneció el 12 de octubre, día esperado, nos habíamos
preparado mentalmente, pero no emocionalmente para la fecha, allí estábamos
cada uno en nuestras casas, alistándonos para reunirnos en el patio del
colegio, sentíamos que debíamos llegar temprano, como lo hacíamos hace más de
40 años, cuando avanzábamos por la avenida, con prisa, para llegar antes que
suene el timbre. Llegamos al colegio, que imponente estaba nuestra alma mater,
compartimos la ceremonia central revestida de autoridades y vimos como toda la
familia pardina iba llegando y emplazando en el patio. Nos preparábamos para
desfilar, las sensaciones aumentaban mientras nos desplazábamos desde el
colegio hacia la plaza de armas, cuanto orgullo sentíamos de ser PARDINOS,
cuanta emoción ante los aplausos y el reconocimiento de la gente que se había
volcado a las calles, cuanta algarabía, con los flash de los celulares disparando
a nuestros pasos. Era el día del Pardo, era el día de los Pardinos, era el día
de Chincha.
Por fin, llego el momento esperado, estamos en la
primera cuadra de Benavides, debidamente formados, esperando el momento de
entrar a la pista de desfile, de pronto la voz de nuestro abanderado Pérez
Uriondo, nos manda a marcar el paso, y luego dice “de frente, marchen” y allí
vamos, la promoción 79, con paso marcial, rumbo al estrado y se escucha el
“Paso de desfile, ¡Marchen!” y todos levantamos el paso, como en los viejos
tiempos, muchos rememorando sus múl-tiples desfiles en el glorioso batallón de
boinas verdes, que por los años 78 y 79 supieron arrancar aplausos en numerosos
desfiles de nuestra provincia y también en Pisco, Cañete e Ica. Estábamos en un
“deja vu”, no, tampoco era un “jamais vu”, no, lo que estábamos sintiendo era
algo real, estábamos viviendo nuevamente sensaciones guardadas en las partes más
privilegiadas de nuestra mente y nuestro corazón, estábamos allí, desfilando en
nuestra emblemática plaza de armas, celebrando el primer centenario de vida
institucional de nuestra alma mater. Cuanta historia, cuanta tradición, cuantas
promociones, cuantas generaciones de chínchanos, que grande es nuestro glorioso
“JOSE PARDO Y BARREDA”. Luego culminamos el día disfrutando una tarde
inolvidable departiendo un típico almuerzo chinchano en un local donde también
estaba la promoción 1998. Durante el almuerzo recibimos una atención especial
de parte de nuestro amigo de promoción cariñosamente conocido como “Panchito
Grimaldi”. Fue un día inolvidable en toda la extensión de la palabra.
Como no estar orgulloso de ser parte de esta gran
familia Pardina, como no valorar que lo mejor que nos pasó el 2018, son estas
vivencias sentidas, que no se repetirán, porque si bien cada año se celebra un
aniversario, no todos los años se celebra un centenario. Como no estar
orgulloso de ser Chinchano, cuando la vida nos permite evidenciar, que solo
aquí, en nuestra querida Chincha, podemos tener la suerte de disfrutar de este
tipo de experiencias.
No puedo finalizar, sin compartir otra grata vivencia
que en el presente año tuve la suerte de sentir, más personal, pero también
vinculada a lo anterior. En setiembre, cuando vine a Chincha, para una de las
reuniones preparativas de la promoción, después de varios años visite la
oficina de una institución también emblemática en nuestra provincia, me refiero
a las Oficina de Redacción de este prestigioso Diario “La Verdad del Pueblo”,
esa familiar oficina que durante algunos años de mi juventud temprana, tuve la
suerte de conocer y constituyó para mí un lugar de aprendizaje bajo la paternal
guía y enseñanza de su Director Don
Abraham Quispe Lévano, a quien expreso mi reconocimiento y le agradezco por lo
mucho que ha significado, lo que a su lado pude aprender conjuntamente con su
hijo, me refiero al ilustre abogado Abraham
Quispe Villa, amigo personal y también integrante de la promoción 79 del Pardo.
A quienes tengan la deferencia de leer estas líneas,
quiero expresarles, que la única intención que me motiva es compartir el
sentimiento de ser heredero de un grandiosa historia de la cual participamos, y
pedir a todos los integrantes de la pro-moción 1979, que no olvidemos nunca,
que mientras vamos por la vida con el espíritu de sentirnos una “juventud que
va a la gloria, adelante con paso triunfal”, viviremos sintiendo que somos
parte de algo mas grande que nosotros mismos, mas grande que nuestras familias,
pues somos parte de la gloriosa y emblemática historia de nuestro querido
Colegio Pardo y por ende somos parte de la historia de nuestra querida Chincha,
pues todos sabemos que EL PARDO ES CHINCHA Y CHINCHA ES EL PARDO.
Germán Rivera Del Río
DNI 21842695
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