lunes, 31 de diciembre de 2018

Promoción Pardina 1979 y su inolvidable 2018



El año 2018 se despide y a muchos chínchanos nos deja la sensación de que fue un año intenso, especialmente en su segundo semestre. Me refiero a todo el espíritu festivo que vivió en nuestra provincia desde el mes de julio, primero con los preparativos y arreglos preliminares para festejar el centenario de nuestro glorioso colegio José Pardo y Barreda, y sobre todo a partir de setiembre con las actividades propias de la celebración y ni qué decir del mes de octubre que fue un mes de completa algarabía en Chincha.
Octubre fue testigo del día feriado celebrado con la mayor intensidad que hayamos podido ver en Chincha, en los últimos cincuenta años. Personalmente, no recuerdo ninguna fecha que haya tenido tanta expectativa, ni tanta intensidad como se sintió el 12 de octubre del presente año. La algarabía mezclada con la emoción y los recuerdos generaban un coctel embriagador, no solo en los pardinos y ex pardinos, si no que se compartía con las familias, amistades y en general con toda la población chinchana. Justamente, el haber vivido estas inigualables sensaciones, no solo como exalumno pardino, si no, sobretodo como hijo de chincha, es lo que me lleva a escribir estas rememorativas líneas, ahora que se termina el 2018 y que como cada fin de año hacemos nuestra remembranza personal de lo bueno, lo malo y lo feo que nos pasó y me vino a la mente, lo bueno que me pasó en el año y quise compartir esas gratas emociones sentidas.
En nombre de la promoción 1979 “José Santos Grocio Prado”, expreso el  reconocimiento a Manuel Robles y Luis Castilla, quienes conjuntamente con muchos otros integrantes de la promoción radicados en chincha, desde inicios del año, asu-mieron el reto de convocarnos, hicieron los preparativos y pudieron mantenernos al tanto de las actividades que se realizarían y a la cual quienes no radicamos aquí pudimos participar. Sin su gran trabajo y coordinación, no hubiera sido posible. Así fue que el 10 de octubre, nuestra promoción disfrutó de una noche futbolística, donde pudimos reencontrarnos con muchos amigos llegados desde diverso lugares del país, incluso desde la lejana Florida, como es el caso de nuestro gran amigo Quique Herrera cariñosamente conocido por toda la promoción como el “Gallito”. Esa fue una noche inolvidable donde todos los que se vistieron de corto, a pesar de sus cincuenta y cinco años a cuestas, pusieron todo su empeño por demostrar que aún mantienen los reflejos y las energías de esas gloriosas mañanas y tardes futboleras que muchas veces se dieron durante nuestros cinco años de estudios secundarios, ella por los años 1975 a 1979.
Otro momento importante lo vivimos en la mañana del 11 de octubre, para la colocación de la placa recordatoria en la alameda del patio del colegio, allí llegaron más integrantes de nuestra querida promoción que venían de lugares lejanos como fue la presencia de Pepe Almeyda que llegaba desde la madre patria España, Roberto Tolmos desde Piura y Juan Pérez Uriondo desde Andahuaylas donde se desempeña como Coronel de la Policía Nacional, Nico Huamán desde Huánuco, y muchos desde Lima. La algarabía y la emoción del rencuentro iban en aumento. Las sensaciones se incrementaban porque en el patio del colegio nos cruzábamos con diversas promociones, algunas mayores que la nuestra y otras más jóvenes, pero todas estaban en los mismos afanes, celebrar el centenario. Las emociones aumentaron cuando nos cruzamos con varios de nuestros maestros, allí estaban vigentes, aunque todos ya jubilados de la labor docente y entrados en años, pero vigentes y tan sabios como siempre, fue emocionante ver a los profesores Rivas, De la Cruz, Salé, Prada, Salvador, Romero, Sebastián, Avalos. De la Torre. Si, allí estaban, cuanta alegría encontrarlos, saludarlos, abrazarlos y todo nuestro reconocimiento por las enseñanzas que nos dieron. El día terminó de la mejor manera, compartiendo con muchos ami-gos bajo los acordes del grupo cinco, fue un día intenso.
Así amaneció el 12 de octubre, día esperado, nos habíamos preparado mentalmente, pero no emocionalmente para la fecha, allí estábamos cada uno en nuestras casas, alistándonos para reunirnos en el patio del colegio, sentíamos que debíamos llegar temprano, como lo hacíamos hace más de 40 años, cuando avanzábamos por la avenida, con prisa, para llegar antes que suene el timbre. Llegamos al colegio, que imponente estaba nuestra alma mater, compartimos la ceremonia central revestida de autoridades y vimos como toda la familia pardina iba llegando y emplazando en el patio. Nos preparábamos para desfilar, las sensaciones aumentaban mientras nos desplazábamos desde el colegio hacia la plaza de armas, cuanto orgullo sentíamos de ser PARDINOS, cuanta emoción ante los aplausos y el reconocimiento de la gente que se había volcado a las calles, cuanta algarabía, con los flash de los celulares disparando a nuestros pasos. Era el día del Pardo, era el día de los Pardinos, era el día de Chincha.
Por fin, llego el momento esperado, estamos en la primera cuadra de Benavides, debidamente formados, esperando el momento de entrar a la pista de desfile, de pronto la voz de nuestro abanderado Pérez Uriondo, nos manda a marcar el paso, y luego dice “de frente, marchen” y allí vamos, la promoción 79, con paso marcial, rumbo al estrado y se escucha el “Paso de desfile, ¡Marchen!” y todos levantamos el paso, como en los viejos tiempos, muchos rememorando sus múl-tiples desfiles en el glorioso batallón de boinas verdes, que por los años 78 y 79 supieron arrancar aplausos en numerosos desfiles de nuestra provincia y también en Pisco, Cañete e Ica. Estábamos en un “deja vu”, no, tampoco era un “jamais vu”, no, lo que estábamos sintiendo era algo real, estábamos viviendo nuevamente sensaciones guardadas en las partes más privilegiadas de nuestra mente y nuestro corazón, estábamos allí, desfilando en nuestra emblemática plaza de armas, celebrando el primer centenario de vida institucional de nuestra alma mater. Cuanta historia, cuanta tradición, cuantas promociones, cuantas generaciones de chínchanos, que grande es nuestro glorioso “JOSE PARDO Y BARREDA”. Luego culminamos el día disfrutando una tarde inolvidable departiendo un típico almuerzo chinchano en un local donde también estaba la promoción 1998. Durante el almuerzo recibimos una atención especial de parte de nuestro amigo de promoción cariñosamente conocido como “Panchito Grimaldi”. Fue un día inolvidable en toda la extensión de la palabra. 
Como no estar orgulloso de ser parte de esta gran familia Pardina, como no valorar que lo mejor que nos pasó el 2018, son estas vivencias sentidas, que no se repetirán, porque si bien cada año se celebra un aniversario, no todos los años se celebra un centenario. Como no estar orgulloso de ser Chinchano, cuando la vida nos permite evidenciar, que solo aquí, en nuestra querida Chincha, podemos tener la suerte de disfrutar de este tipo de experiencias.
No puedo finalizar, sin compartir otra grata vivencia que en el presente año tuve la suerte de sentir, más personal, pero también vinculada a lo anterior. En setiembre, cuando vine a Chincha, para una de las reuniones preparativas de la promoción, después de varios años visite la oficina de una institución también emblemática en nuestra provincia, me refiero a las Oficina de Redacción de este prestigioso Diario “La Verdad del Pueblo”, esa familiar oficina que durante algunos años de mi juventud temprana, tuve la suerte de conocer y constituyó para mí un lugar de aprendizaje bajo la paternal  guía y enseñanza de su Director Don Abraham Quispe Lévano, a quien expreso mi reconocimiento y le agradezco por lo mucho que ha significado, lo que a su lado pude aprender conjuntamente con su hijo,  me refiero al ilustre abogado Abraham Quispe Villa, amigo personal y también integrante de la promoción 79 del Pardo.
A quienes tengan la deferencia de leer estas líneas, quiero expresarles, que la única intención que me motiva es compartir el sentimiento de ser heredero de un grandiosa historia de la cual participamos, y pedir a todos los integrantes de la pro-moción 1979, que no olvidemos nunca, que mientras vamos por la vida con el espíritu de sentirnos una “juventud que va a la gloria, adelante con paso triunfal”, viviremos sintiendo que somos parte de algo mas grande que nosotros mismos, mas grande que nuestras familias, pues somos parte de la gloriosa y emblemática historia de nuestro querido Colegio Pardo y por ende somos parte de la historia de nuestra querida Chincha, pues todos sabemos que EL PARDO ES CHINCHA Y CHINCHA ES EL PARDO.
Germán Rivera Del Río
DNI 21842695

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