Frente a la
descomposición moral en que se encuentra sumido nuestro querido Perú, como
ocurre casi siempre, han surgido algunas ideas acerca de cómo revertir esa
situación.
Muchos, pretendiendo ser
los únicos dueños de la verdad o que sólo ellos se dan cuenta de las cosas,
dicen que: “el problema es el sistema” y con ese pretexto, tratan de
justificar la putrefacción reinante. Eso, indudablemente que es cierto pero,
no sólo debemos señalar la causa sino que, tenemos que hacer algo porque “El
Sistema” no va a cambiar solo. Tenemos que hacer algo urgente para
revertir el álgido problema y enrumbar a nuestras futuras generaciones, por un
camino de paz, de conocimientos y de valores.
Hay muchas cosas que podemos
hacer y que se han presentado a través de diferentes opiniones y planteamientos
que, en una Democracia, es necesario tomarlos en cuenta. Muchos de los
peruanos, incluyéndome en ellos, consideramos que un factor importante que
podría contribuir a la mejora conductual de nuestra juventud, podría ser la
implantación del curso de Instrucción Pre-Militar que se brindaba antes en los
centros educativos. Frente a ese planteamiento, de inmediato han surgido voces
discrepantes, voces que tratan de satanizar a los Militares y
pretenden dar a entender a nuestros niños y a nuestros jóvenes que, ser
Militar es lo peor porque la gran mayoría de Generales están presos por
corruptos. ¿Qué absurdo ese razonamiento verdad?. Si pensamos con esa
mentalidad retrógrada, entonces no hay que enseñar Anatomía ni Medicina a los
estudiantes porque hay muchos biólogos y médicos corruptos. Tampoco habría que
enseñar Cívica o leyes porque hay muchos Abogados incompetentes y/o corrompidos.
He sido alumno por más
de treinta años en diferentes etapas de mi vida y estoy seguro de haber sido un
buen Profesor durante 35 años en nuestro glorioso “San Luis Gonzaga” y en
otras instituciones educativas por ello, me siento con autoridad para brindar
mi opinión.
¿Quién podría decir que
no recuerda a los Instructores López Patiño, Churango, Suárez,
Montenegro, Gómez, o Manguinuri. Todos los que estuvimos a órdenes
de ellos, los recordamos y los recordaremos siempre con cariño y simpatía y
siempre tendremos presente que nos enseñaron mucho. De sus enseñanzas,
aprendimos a ser puntuales en los horarios y cumplidos en las tareas que ellos
nos dejaban; aprendimos a pararnos bien, a respetar las jerarquías, a marchar,
a disparar el famoso Máuser Original Peruano con el que hacíamos prácticas de
Tiro en el Polígono de la Victoria, aprendimos a armar y desarmar un arma, a
correr y a organizar y ejecutar las famosas marchas de campaña. En suma… nos
DISCIPLINAMOS y eso es justamente lo que nos está haciendo falta ahora.
En los hogares actuales,
el padre y la madre, ya no tienen tiempo ni oportunidades para inculcar a sus
hijos los grandes valores como: la responsabilidad, el respeto, la
disciplina y la puntualidad. Es muy poco el tiempo que comparten con
ellos porque gran parte de sus días se las pasan trabajando. Ya no se da el coloquio
familiar durante ni después de las comidas a lo que los mayores llamaban:
“La Sobremesa”. Ahora, en la casa… cada uno come a la hora que quiere o que
puede o sencillamente… no come. A la hora de dormir, nadie sabe a qué hora se
acuesta el otro. Así pasa el tiempo, viviendo en un desorden e indisciplina que
nos está dando como resultado la juventud que hay ahora. Esa juventud que, da
pena aceptarlo, ocupa el último lugar en la prueba PISA “Programme for
International Student Assessment” en la que se han evaluado a 65 países.
¿Quieren que las cosas sigan igual? ¡NO! ¿no es cierto? Entonces
hagamos algo desde ahora mismo porque mañana será demasiado tarde.
Podemos empezar por nuestras propias casas.
No olvidemos que: Una
población bien educada posee mayores habilidades para utilizar los
recursos y en el Perú, recursos nos sobran.
COL. 046
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