Tal como se aprecia, actualmente, el panorama político en
la provincia de Chincha, tenemos que analizar concienzudamente esta situación
ya que a tantos acidulados comentarios que ponen en tela de juicio la inoperancia
de nuestras autoridades, ya que desdicen mucho de su capacidad moral para resolver
los álgidos problemas que agobian está abandonada jurisdicción con las
consiguientes protestas de los
ciudadanos.
Este estado de desbarajustes comienza desde cuando los gobernantes
comenzaron a recibir jugosas remuneraciones por el cargo que desempeñaban, en
este caso el gobierno edil, hoy muy distinto a los alcaldes que laboraban por
amor a su pueblo y que más bien buscaban el progreso del mismo.
Mucho sabemos que a partir de las décadas del noventa del
siglo pasado a la fecha, se han suscitado una serie de procesos bochornosos,
que por cierto han llegado al extremo de dudar de la honestidad de algunos funcionarios
públicos que a la postre se manifiesta que mejor sería que una respetable dama
nos gobierne, antes que un hombre que más le interesa velar por sus propios
intereses.
Así vemos como en la actualidad vienen administrados en
algunos distritos loables alcaldesas que su delicada función es aplaudida por
propios y extraños; está el caso de la alcaldesa del distrito de Pueblo Nuevo
Sra. Mariella Ormeño de Peña, del distrito de Larán Dra. Ana Soteccani
Altamirano y la Sra. Anamelba Ramírez del distrito de Tambo de Mora.
Aquí, en el distrito de Chincha Alta, capital de la
provincia de Chincha, tuvimos una honorable dama como fue la Sra. Guiseppina
Tasso de Rodríguez, que con mucho acierto, como alcaldesa veló por el bien de
esta provincia.
Por eso se alerta, que en las próximas elecciones municipales,
llegue a ocupar el sillón consistorial una mujer intrépida que sepa enrumbar la
nave el municipio local tan vapuleado en estos últimos tiempos, que
prácticamente está siendo hartamente criticado a diestra y siniestra, ya que
solamente se ha ocupado de fomentar la burocracia dorada y parasitaria, de
estar en connubio con las empresas ejecutoras de obras, de llenarles los
bolsillos a una serie de asalariados llamados simplemente comunicadores
sociales o periodistas para que le floreen su alicaída gestión municipal.
En Chincha, hay suficientes mujeres capaces de desempeñar
la administración del municipio; así tenemos a la propia alcaldesa del distrito
de pueblo Nuevo Sra. Mariella Ormeño de Peña, la Lic. Norma Pérez de Napa, la
Prof. Sabina Cár-denas Canales y otros nombres que escapan de la mente que muy
bien podrían acabar con ese flagelo llamado corrupción.
Siempre y cuando se agencien de buenos ciudadanos conocedores
del ramo llamados consejeros, asesores y analistas que muy bien la podrían
ayudar en esta riesgosa gestión y no rodearse de elementos nocivos que más bien
van a entorpecer la marcha municipal con fines protervos.
En tal virtud Chincha debe ser gobernada por una mujer
premunida de sanos principios morales y no por un hombre estigmatizado por sus
malas mañas.
Estamos.
Manuel Medina Cañas
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