¿NOS PERTENECE LA CIUDAD?
Por: Oscar Velit Bailetti.- Especialista en Seguridad
Ciudadana.
Es inevitablemente humano sentir miedo, cuando vemos
que la delincuencia se apodera de nuestra ciudad y nos roba cada día más, la
poca tranquilidad que aún tenemos para caminar por las calles o viajar en un
vehículo sin que nada nos pase.
Un día son la delincuencia en motos lineales; otro día con un escrito amenazante; o también las llamadas o mensajes de texto al teléfono celular, en los cuales exigen dinero a cambio de no atentar contra la vida del destinatario o de su familia. ¿En qué ciudad vivimos? ¿Por qué la delincuencia y los criminales ganan cada día más terreno en esta ciudad? Las personas mayores confiesan que nunca antes se ha vivido esta situación de inseguridad en Chincha ni este nivel de violencia delincuencial. Lo cierto es que los asaltos y robos están a la orden del día y nadie entiende cómo es que estos delincuentes están enterados del movimiento de empresarios o personas que realizan operaciones en las agencias bancarias, para asestar un golpe certero y dejar con las manos vacías a sus víctimas. Y, como se dice popularmente, es-tán en todas o tienen gente ubicada en puntos estratégicos, supuestamente cumpliendo un trabajo honesto, pero que en realidad son campanas y cóm-plices de los delincuentes. Solo así se explica que hayan dado en el blanco al asaltar al señor Javier Chávez y su señora esposa, a quienes despojaron una buena suma de dinero a la salida de un conocido banco. Y a manera de amedrentamiento le descerrajaron un tiro en el faro de su vehículo.
Un día son la delincuencia en motos lineales; otro día con un escrito amenazante; o también las llamadas o mensajes de texto al teléfono celular, en los cuales exigen dinero a cambio de no atentar contra la vida del destinatario o de su familia. ¿En qué ciudad vivimos? ¿Por qué la delincuencia y los criminales ganan cada día más terreno en esta ciudad? Las personas mayores confiesan que nunca antes se ha vivido esta situación de inseguridad en Chincha ni este nivel de violencia delincuencial. Lo cierto es que los asaltos y robos están a la orden del día y nadie entiende cómo es que estos delincuentes están enterados del movimiento de empresarios o personas que realizan operaciones en las agencias bancarias, para asestar un golpe certero y dejar con las manos vacías a sus víctimas. Y, como se dice popularmente, es-tán en todas o tienen gente ubicada en puntos estratégicos, supuestamente cumpliendo un trabajo honesto, pero que en realidad son campanas y cóm-plices de los delincuentes. Solo así se explica que hayan dado en el blanco al asaltar al señor Javier Chávez y su señora esposa, a quienes despojaron una buena suma de dinero a la salida de un conocido banco. Y a manera de amedrentamiento le descerrajaron un tiro en el faro de su vehículo.
Pero no solo son
asaltos, robos, extorsiones y crímenes. También están los depravados que bajo
la fachada de mototaxistas, motociclistas y hasta taxistas, violan a mujeres
que inocentemente toman un servicio de transporte. Nuestras calles están
llenas de inseguridad y de personas que muchas veces no son lo que parecen ser.
Lamentablemente, solo nos queda cuidarnos, porque hasta ahora las fuerzas del
orden y las autoridades vinculadas a la seguridad ciudadana, no son capaces de
ponerle un pare a esta preocupante situación y poner en su lugar a tanto
delincuente y depravado que anda suelto en busca de su próxima víctima.
Delincuentes,
raterillos, ladrones y criminales, roban casas, vehículos y negocios para empeñar
los artículos o venderlos a desmanteladoras y autopartes hechizas. No hay
legislación para sancionar la compra de bienes robados, ni supervisión en casas
de “reciclaje”. La proliferación de casas de “reciclaje”, desmanteladoras
y chatarreras ha servido para que delincuentes puedan rápidamente deshacerse de
las mercancías robadas, y evitar ser detenidos por las autoridades. En el caso
de las chatarreras hay que seguir pidiendo a nuestros congresistas para que
modifiquen el robo simple y lo delimiten grave, porque roban hasta las instalaciones
municipales como alcantarillas y cableado de alumbrado público. Ahora se llevan
hasta los focos ahorradores de los templos y de las viviendas. Lo que me recuerda
como lo hacían antes, utilizando un tarro de nescafè desenroscaban los focos de
los postes de alumbrado público. De manera reactiva más que preventiva, las autoridades
municipales y estatales deben emprender operativos simultáneos que terminen
con varias desmanteladoras, incluso denunciando a los comerciantes que están relacionados
con el 90 por ciento de los delitos de robo de autopartes de vehículos. Y
aparatos electrodomésticos. Información proporcionada por los propios agentes
de la policía indica la complicidad de estos establecimientos que
adquieren los productos de manera ilícita para rematarlos en partes o como
chatarra, “hace falta una regulación y legislación para evitar el delito,
supuestamente existe una regulación pero sólo está legislando la compra, la
cual está a la credibilidad de los chatarreros, no hay una restricción, hacen
falta más operativos sorpresas a las chatarrera , hay que trabajar en la prevención,
principalmente en la noche, que es cuando más se mueven. Los ladrones empeñan
rápido la mercancía robada para no ser detenidos con lo hurtado. Y en caso que
la autoridad encontrase artículos robados en estos comercios, la sanción es
sólo administrativa. Reciben los productos y difícilmente se atrapa al
responsable, prácticamente se está lavando de todo. Pero sólo atacando a
estos comercios que compran robado, podrán inhibir la comisión del delito, pues
aun cuando adquirir artículos robados no es delito grave, sí existen sanciones
administrativas e incluso se puede cerrar el comercio. Que sigue el robo de
cableado, de cobre, de tuberías, porque hay compradores, llámese chatarreras u
otros, no certifican el origen del producto. O sea que resulta un
negociazo y no hay control, nadie las supervisa… la delincuencia anda suelta y
no tiene freno. Se han adueñado de varias calles.
Edición miércoles 21
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