Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Ya ve que esta semana todo el mundo en redes sociales
y en medios se volvió experto en libros de educación inicial. Sí, reitero,
toooodo el mundo. Porque las opiniones rebosaron. Periodistas, influencers,
cristianos de a pie, todos quisieron decir algo, hacer un meme o sentar una posición.
Que si a través de ellos se sembrará una ideología comunista, que si están mal
hechos, que si tienen errores garrafales, que si ahora tienen muy poco
contenido, etc. Y ya sabe, el deschongue no puede faltar, agarrándose de la
greña, intentando validar y proteger a capa y espada cada quién su postura. Alguien
me dijo, estoy esperando con ansias su columna para ver que va a decir sobre
los libros de texto, y aunque esta semana mi objetivo era hablar de otro ítem,
pues no podía dejar pasar este trending topic. Le soy honesta, hay semanas que
siento que no me alcanza una sola entrega, quisiera escribirles de muchas cosas
que creo que son realmente importantes pero a veces no me alcanza con un solo
texto y no quiero que esto se vuelva una miscelánea. Pero regresando a los
famosos libros de texto.
Le quiero decir que admiro a todos esos que ha
opinado, porque me causa sorpresa que en tan poquito tiempo los hayan podido
adquirir, y analizar tan profundamente como para dar una opinión. Si no fue
así, si solo se dejaron llevar, por lo que dijo otro o lo que medio opino
“Chuchito o Juanita” en su muro, pues que “intrépidos”. Yo hasta ahora no los
he tenido en mi mano ni en mi computadora, y si lo tuviera me daría el tiempo
necesario para revisarlos por completo. Ahora bien, que si los que están ahora
en el poder, desde su palacio están intentando sembrar ideología, pues apenas
se están dando cuenta, porque yo veo a cierto individuo, haciendo comunicación
política hábilmente todos los días en su mañanera, marcando la agenda y
“evangelizando”, sí, me permito tomar ese concepto, porque de verdad que
pareciera que evangeliza, por lo menos a sus feligreses partidistas, que lo ven
como su mesías, al que le tienen harto miedo y al que defienden a capa y
espada. Así que estén intentando meter su cuchara en los libros que llegarán a
los niños no me parece sorpresivo, si es que esto es del todo real, no lo sé,
repito, no los he visto. Sinceramente el problema debería preocuparnos desde
otros ángulos. A mi me preocupa más que los profesores que están frente a grupo
realmente estén capacitados para estarlo (yo sé que hay muchos que si lo están,
pero también sé, que hay otros más que no). Hoy en día en educación no nos
dejan de traladrar que sembremos en pensamiento crítico, pero, con todo mi amor
y sutileza, tengo que expresar, mi preocupación, pues como queremos que
nuestros niños y jóvenes logren desarrollar su pensamiento crítico, cuando no
tenemos una real selectividad para que quienes deben estar frente al aula,
tengan todas las competencias para estarlo, en pocas palabras: me preocupa que
muchos profesores ni siquiera entiendan el concepto de pensamiento crítico.
Seamos realistas, el sistema educativo esta llenito de vicios y larvas, que no
ayudan, las plazas magisteriales están ocupadas muchas veces, por gente que las
alcanzan por padrinazgos, compadrazgos, y vaya usted a saber cuánta
triquiñuela, cuantos profesores que realmente las merecen las siguen esperando,
conformándose con sueldos paupérrimos y terribles condiciones laborales en
escuelas privadas que los exprimen a su antojo. El problema real lo veo en
quienes ostentan los puestos directivos, que no tienen idea de la gran
responsabilidad de dirigir una secretaria de educación, o ya se nos olvidó la
vergüenza de Leticia Ramírez, la cual no pudo contestar en su momento al ser
entrevistada como nueva secretaría de educación, sobre el nuevo modelo educativo. Eso me
parece mucho más preocupante, y ojo con esto no quiero decir, que si los libros
que nuestros niños y jóvenes tendrán en las manos este año escolar, no fueron
evaluados como la ley no exige y que si en verdad están adoctrinado sea
realmente repugnable, en caso de que sea así realmente es prudente y exigible
se tomen cartas en el asunto.
Pero mientras tanto, creo que necesitamos ir más al
fondo de las cosas. Escucho a Xóchitl Gálvez hablar sobre que los niños
necesitan aprender inglés, robótica y habilidades tecnológicos, y me sorprende
porque creo que es bastante descabellado hacer este tipo de propuestas que suenan
muy rimbombantes pero muy fuera de tono, cuando tenemos una población
estudiantil que no tiene una gran comprensión lectora, que le cuesta escribir y
producir ideas. Porque entre debate y debate, los contenidos y la praxis no
encuentran un punto de encuentro.
Este es un tema importantísimo en el cual todos
debemos estar involucrados y responsables. El primer paso quizá sería
informarnos bien, analizar realmente la información, ver qué es lo que pasa con
los que tenemos cerca, y con nosotros mismos, porque mire, que veo reclamos
sobre los libros de texto, escritos con faltas de ortografía y entonces
realmente creo que vivimos en una dimensión desconocida, un mundo de locos.
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