sábado, 24 de septiembre de 2022

Principales causas de la delincuencia y políticas de intervención

 


 Por:Oscar Velit Bailetti.- Especialista en Seguridad Ciudadana.

  La delincuencia tiene por causa principal las desigualdades sociales y la pobreza. Si bien no podemos desconocer que la mayoría de los delitos se concentran porcentualmente en sectores económicos vulnerables, ello obedece a que el universo poblacional en dichos sectores es significativamente mayor respecto a los sectores sociales más acomodados. De lo anterior se desprende que no existe relación de causalidad entre sectores económicos vulnerables y delincuencia,  por consiguiente, dicha tesis constituye una generalización arbitraría, lo cual a su vez conduce a la estigmatización social.

Para otros autores, en cambio, la cesantía es la principal causa de la delincuencia. Si bien no podemos desconocer que en periodos de crisis eco-nómica el porcentaje de delincuencia aumenta, esta variable no es la principal causa de la delincuencia. Prueba de lo anterior, es que la mayoría de la población no delinque en periodos de crisis económicas.

Por último, otras teorías señalan que la violencia física y/psicológica contra la mujer es consecuencia de la cultura machista o el patriarcado. Sin embargo, aquella tesis carece de sustento fáctico. Ello porque la inmensa mayoría de los hombres no ejerce violencia física y/o psicológica contra las mujeres. Es decir, la violencia psicológica y/ física no es un fenómeno generalizado o social. En virtud de lo anterior, se puede afirmar que no existe relación de causalidad lógica entre la cultura machista y los delitos contras las mujeres.

En oposición a estas teorías, la presente columna tiene por finalidad explicar que la principal causa de la delincuencia son los trastornos mentales. En contraste con la tradición culturalista, la psicopatología sostiene que los delitos y las conductas antisociales son, por regla general, consecuencia de trastornos mentales de naturaleza agresiva. Como es de conocimiento general, el ser humano, es, por definición, al-truista y prosocial, siendo el predominio de la inclinación agresiva una señal de enajenación o desviación de la norma natural. A este respecto, es preciso señalar que conforme a la literatura los principales trastornos mentales de naturaleza agresiva relacionados con ilícitos son las psicosis, algunos trastornos de personalidad, el trastorno bipolar, las demencias, el retraso mental, las adicciones entre otros. Sin perjuicio del temor que puede sus-citar en la población las personas presentan desórdenes mentales de naturaleza agresiva. Afortunadamente, en la actualidad existen tratamientos psicoterapéuticos y farmacológicos sumamente eficaces para tratar la mayoría de las enfermedades mentales de naturaleza agresiva. Ello constituye una noticia muy esperanzadora para el propósito de inhibir la aparición de conductas antisociales e ilícitas. Si bien los trastornos mentales constituyen la principal causa de delincuencia, es importante destacar que los tratamientos psicológicos y farmacológicos son insuficientes si no van acompañados de una estrategia destinada a reinsertar laboral-mente a las personas que presentan trastornos mentales. Sumado a lo anterior, consideramos fundamental tratar o intervenir psicológicamente a las familias de las personas que han cometido delitos, los cuales, por lo general, también presentan desórdenes mentales, los cuales contribuyen a perpetuar las patologías en las personas infractoras que han infringido la ley.

Para concluir no podemos terminar sin antes destacar que el derecho penal juega papel muy importante para los efectos de disuadir o inhibir a las personas para cometer delitos. Sin embargo, consideramos que este mecanismo de control social es insuficiente por sí mismo.

                  Continuará

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