Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
A algunos les
podría parecer gracioso el tema, pero es una realidad que la gordofobia existe.
La discriminación que viven las personas con sobre peso está latente, su nombre
viene de la traducción de su término en inglés: fatphobia. Es un fenómeno
sociocultural, económico y político, que está cargado de prejuicios
valorativos, incitadores de odio contra los cuerpos que no entran dentro de los
cánones corporales que la industria mercadológica ha impuesto como normales.
La gordofobia
constituye un fenómeno de aprendizaje social, que permea las percepciones de
las personas para estructurar relaciones. Al ser la gordofobia un fenómeno de
adiestramiento inconsciente cuya etiología yace en la connotación negativa
construida desde los discursos médicos que patologizan la grasa corporal, sus
manifestaciones y consecuencias se encuentran intrínsecamente situadas en la
cotidianidad, de manera que la legitimidad del fenómeno se encuentra enraizado
en el discurso popular, las prácticas culturales y los discursos
institucionales.
Si bien el
cuerpo gordo ha sufrido una serie de transformaciones simbólicas a lo largo de
la historia, en la actualidad, se le ha posicionado como un cuerpo enfermo e
indeseable. La cultura del símbolo ha construido en la grasa corporal una
inscripción de vergüenza, vagancia, asexualidad, burla, conmiseración,
enfermedad y muerte.
En México se
estima que el 20.2% de la población de 18 años o más, declaró haber sido
discriminado, ya sea por su forma de vestir o arreglo personal, su estatura,
edad o creencias religiosas, así como también por su peso.
La gordofobia
atenta contra la salud mental, pues las personas que no cumplen con el cuerpo
perfecto marcado por la era de la delgadez y el fitness sufren discriminación
en todos los espacios. La repulsión y el rechazo social genera en las personas
con sobre peso, odio por sí mismos y contra su cuerpo, desencadenando
desórdenes alimenticios como la bulimia o la anorexia y es un hecho que este
rechazo por desgracia también se aplica más a las mujeres, pues a las personas
de este género siempre se les exige más en términos estéticos.
Aquí hay que
tener algo claro, el sobre peso no siempre implica una vida con malos hábitos o
desinterés. No se debe señala sin conocer, los problemas de salud que no
permiten mantener a algunos el peso recomendado por salud.
No entrar en los
estándares nunca será fácil, por desgracia la sociedad los marque como de forma
muy inquisitiva y esto repercute en la infrarepresentación cultural y emana el
rechazo sexo afectivo.
La imagen humana
se convirtió en un elemento clave como punto de referencia para establecer
juicios en la escala de valores populares, con una sorprendente versatilidad
que la llevó a abarcar desde los aspectos biológicos, estéticos,
económicos, psicológicos y sociales, en la mayor parte de los casos con más
fuerza categorizante que otros valores humanos.
Todos estamos
intentando librar batallas, solo que algunos no la tienen fácil para ocultarlas
y son blancos fáciles de incomprensión.
Es importante
dejar de lado “costumbres nocivas” como: los chistes o memes de personas con
sobre peso, dejar de lado el término gordo como insulto o “cariño”, dejar de
elogiar la delgadez como símbolo máximo de belleza, dejar de hacer comentarios
sobre lo que comen los otros.
La aceptación y
empatía por los cuerpos con sobre peso, no significa abogar por la gordura,
sino llevar la aceptación y comprensión dentro del entorno social, para
rechazar la cultura de sentir rechazo por la apariencia de nuestros cuerpos.
En ocasiones se
ve a la gordofobia como un insulto, pero más que eso, es un discurso de odio
que excede la idea de discriminación y lo que se busca es que los otros dejen
de opinar sobre los cuerpos de otros.
Es necesario
promover la reflexión sobre los ideales estéticos imperantes a fin de
construir una imagen personal alternativa que incluya aspectos como la
libertad, la igualdad, el respeto y aceptación de las diferencias. Resulta
necesario, a la vez, fomentar conductas que no atenten contra la salud ni el
desarrollo integral de las personas, ayudándolas a sentirse mejor consigo
mismas con sus formas de ser y no a pesar de sus particularidades.
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