Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
La virtualidad
se adentró en nuestras vidas desde hace por lo menos 20 años. Poco a poco fue
adquiriendo fuerza y espacio, y en definitiva la pandemia la catapultó. Y
gracias a Dios que ya existía, pues hubiera sido mucho más difícil la situación
pandémica sin ella. Me atrevería a decir que desde hace 10 años es que la vemos
con más cercanía y aunque la concibieron solo, al principio , como mero espacio
de entretenimiento, nos hemos dado
cuento que es un espacio dentro del que hay que estar, si se desea tener
presencia dentro de la globalización que venimos vitoreando.
Las redes
sociales se convirtieron en escenarios de primera mano y a través de estos la
exposición en oa que caemos en tentación es incontrolable y muchas veces, como
concebible, pues pocos todavía, tienen real certeza de cuanto impacto puede
causar todo lo que se comparte.
Nada es gratis,
y lo primero que debemos tener claro es que, los dueños de buscadores y
empresas como Google, Meta (antes Facebook y dueño también de whatsapp e
instagram, entre otros) twitter, etc. ganan vendiendo lo que nosotros les
regalamos, que es nuestra información personal, nuestros gustos, deseos, en una
palabra, la forma en que manejamos nuestra vida.
No se puede
negar que se ha caído en la adicción de compartir, de la búsqueda obsesiva del
like, del espejismo de sentirnos “influencers” (aunque sea de mediana medida)
al mostrar lo que compramos, comemos y disfrutamos, y esto a su vez es parte de
una estadística mercadológica que está atenta de recoger la invaluable
información para usarla a su favor.
Por la
conciencia que deberíamos tener al usar la web, yo le recomendaría siempre, en
la búsqueda de salvaguardar su imagen personal y profesional, de primera
instancia escribir correctamente, controlando y verificando su ortografía y más
allá aún, calibrando siempre que los mensajes publicados no lo hagan lucir como
una persona, negativa, violenta, frustrada y con altos índices de odio para con
el mundo. Junto a esto, vienen dos recomendaciones muy importantes y altamente
relacionadas (son como siamesas), recuerde lo humano, es decir, entienda que
quien va a leer su mensaje o a ver lo que comparte, es otro ser humano igual
que usted y por lo tanto, merece respeto, además de que también si usted expone
algo incorrecto, ese otro humano que lo recibe puede guardarlo y luego usarlo
en su contra, es parte del humano también actuar incorrectamente, así que mejor
no le busque.
Este respeto por
lo que expone usted, también debe estar cercano por lo que puede ser privado, y
por lo tanto cuidadosamente manejado, por lo que compartir sin temor lo que
comparte otro, solo por seguir la corriente, debe ser mejor pensado. No se involucre
en controversias, si hay algo que no le gusta, es mejor pasarlo por alto, antes
que explayarse con argumentos que pueden generar más revuelo y que sin darse
cuenta, lo pueden envolver en debates infinitos, en contra de personajes que
por estar detrás de un teclado, pierden la cordura y la mesura. No se convierta
en uno de ellos.
Comparta cosas
positivas, no comparta de más. Todo lo que sube a la red queda ahí y por más
que usted crea que ya le dio eliminar, ahí se queda.
Construya
usuarios serios, su correo electrónico debe ser con su nombre, deje atrás los
seudónimos que solo contrarían y dañan su reputación.
Las fotografías
de perfiles, manéjelas en solitario de preferencia. Yo sé que muchas veces el
amor, nos hace querer mostrar al mundo nuestra felicidad, pero un perfil es
personal, por lo que lo correcto es que la foto que aparezca en éste sea el de
una persona, no más.
Si comparte
noticias, verifique que sean reales.
No use palabras
altisonantes.
Y algo súper
importante: evite enseñar de más, tanto su cuerpo como su vida en todos los
aspectos, guarde lo mejor para vivirlo interactuando en la realidad.
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