Por:
Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
En
esta vida si hay un concepto que tala y merma considerablemente es el de la
culpa. Es horrible. Pesa toneladas. Los psicólogos la identifican como una
emoción, la cual a final de cuentas es un indicativo, una señal para nuestro
cuerpo o psique, con la que vamos armando decisiones y acciones en la vida. El
concepto de culpa obviamente desencadena otro: culpabilidad, y éste ultimo lo
experimentamos cuando rompemos algunas normas de carácter ético, social,
religioso, sexual, natural, etc. esto nos lo provoca y empezamos a lidear con
ella. La culpa por lo regular tiene manifestaciones negativas, de tristeza,
vergüenza, remordimiento, autocompasión o mala consciencia, todo un cóctel que
nos puede sumergir en estados de ánimo realmente peligrosos, mucho más cuando
al estar todos en constante devenir, nos hace perder la noción y poder
identificarlos.
Lo
importante de sentir culpa es poder llevar a cabo el proceso de análisis de la
situación y entenderla como un proceso de aprendizaje, con sus tintes positivos
de adaptación, de entendimiento y reflexión. Algo importantísimo y que no
podemos dejar de lado, es entender siempre que no siempre puede recaer en uno
solo.
En
toda situación la responsabilidad es repartida y es por ello que debemos
introducir a nuestro vocabulario de vida el concepto de co responsabilidad, el
cual nos saneará de muchas telarañas mentales y estrés que seguramente estamos
cargando de a gratis. Aunque ya sabe que como humanos, somos campeones
olímpicos en autoflagelación. Nos encanta bombardearnos a nosotros mismos.
Señalarnos. Ponernos en super tela de juicio y regalarnos sentencias atroces.
Y no los culpo del todo, porque por desgracia las generaciones antesesoras así nos
enseñaron, fue parte de las herramientas de control que tuvieron con nosotros y
que nos heredaron. Lo de miedo es, que lo sigamos reproduciendo y que no
busquemos sanearnos. Pero retomo el punto, la culpa, o mejor dicho, la
responsabilidad de todo suceso (así se escucha mucho mejor) nunca es sólo de un
individuo. Siempre hay muchos factores y en ocasiones involucrados que debemos
tomar en cuenta, debemos aprender a contrarrestar haciendo un análisis integral,
racional y realmente crítico de los hechos, las causas, las consecuencias y los
valores involucrados. Cada cabeza es un mundo, y somos diferentes en
entendimiento, sentimiento, cultura, educación, por lo tanto todos somos
responsables de los actos donde nos podemos ver involucrados. Dejemos de
señalar y dejarnos señalar queriendo huir. Al contrario seamos valientes,
porque esto nos traerá crecimiento, sapiencia, experiencia. Manejemos y
aprendamos sobre el concepto de responsabilidad y repartámosla no de manera
negativa, al contrario, motivando a que sea concebida como un privilegio, el
cual se debe cuidar y acuñar con integridad y muy buena voluntad. No se trata
de ver a la culpa como la “papa caliente” que va saltando de mano en mano. Si no
de tomarla y pelarla, partirla, no tener miedo a probarla y después solo
digerir un pedacito que nos dé los nutrientes necesarios. Hablar de co
responsabilidad podría hacer que muchas vidas sean más ligeras y con más ánimos
de atrevimiento sin miedo a otro concepto odioso que es el fracaso, pero de ese
hablamos otra semana.
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