sábado, 4 de septiembre de 2021

Adolescentes con obesidad tienen alto riesgo de ingresar a UCI durante tercera ola

 

 INSN San Borja informó que, durante la segunda ola, el 100% de pacientes de 12 a 17 años con obesidad extrema y COVID-19 requirieron ventilación mecánica invasiva

 En el posible escenario de una tercera ola de la COVID-19, los menores que presentan obesidad conformarían uno de los grupos más afectados, por lo que los padres de familia deben actuar a tiempo reforzando las medidas de prevención e inculcando mejores hábitos de alimentación en el entorno familiar.

El médico intensivista y coordinador de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica del Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) San Borja, Franklin Mendoza Torres, informó que en la segunda ola de la COVID-19, el 100% de los pacientes de 12 a 17 años con obesidad y que se contagiaron con el virus requirieron ventilación mecánica invasiva y terapia intensiva de alto nivel, quedando afectados por daños pulmonares de 50, 70 y 90%. 

Precisó que el 80% de este grupo de pacientes pesaba entre 100 y 130 kilos por malos hábitos alimenticios. Asimismo, algunos registraron diabetes por primera vez. "Se trata de adolescentes que están ingiriendo desesperadamente golosinas, alimentos altos en azúcar, grasas y sal, son sedentarios y no hacen actividad física; ha habido un avance agresivo de la enfermedad en ellos", sostuvo.

Estos pacientes estuvieron alrededor de tres semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos del instituto. Una vez superada la enfermedad, atraviesan un proceso de rehabilitación que puede durar meses con secuelas respiratorias. “En la población adolescente la obesidad debe ser considerada como el factor de riesgo más importante", indicó Mendoza Torres.

Síntomas de la COVID-19 en menores

Si bien las infecciones respiratorias son muy frecuentes y sus síntomas iniciales son similares a los de la COVID-19, se recomienda a los padres mantenerse atentos a los malestares respiratorios y gastrointestinales, tales como diarrea, náuseas, vómito y malestar general, que han sido predominantes en los pacientes pediátricos.

"Si el niño empieza a tener una forma de respiración agitada o dificultad respiratoria por más de dos o tres días in-mediatamente tenemos que llevarlo al centro de salud o al hospital más cercano, advirtió el doctor Mendoza Torres.

El especialista invocó a los padres a realizar actividad física en familia y que sigan inculcando a los niños a respetar las medidas de prevención frente a la COVID-19: el correcto uso de doble mascarilla, mantener el distanciamiento físico y el constante lavado de manos a fin de controlar la propagación de las diferentes variantes del coronavirus.

 

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