jueves, 22 de julio de 2021

Rompiendo moldes

 

Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo

Qué triste es ver que todavía existen mujeres con miedo a romper el molde. Que temen al qué dirán y que se auto regulan con tal de poder encajar en esta bendita sociedad que sigue impregnada de patriarcado.

Los “debería” siguen a la orden del día para la mayoría de las mujeres: deberías tener un hijo, deberías casarte y formar una familia, deberías bajarle a tu búsqueda de desarrollo e independencia porque si no, te vas a quedar sola, deberías darle su lugar a tu compañero no lo hagas sentir indefenso, que él crea que lleva el mando, deberías hacer ejercicio y mantenerte delgada y hermosa porque si no nadie se fijará en ti, deberías aprender a cocinar y a llevar la casa como debe ser, deberías, deberías, deberías. Porque hay que cumplir con las enmiendas del género. Le pongo un ejemplo muy fácil: ¿quién debe cuidar a un bebè? Obviamente pensó en la madre, pero, ¿de verdad solo ella puede?, ¿el padre es tan inútil que no puede? ¿La mujeres estamos sentenciadas a perder años de nuestra vida laboral por tener que quedarse a criar, porque debemos cumplir con el instinto? Ja! Le puedo contar que alguien por ahí hace poco me debatió que ese es nuestro lugar y que no se podía cambiar ya que desde el principio de la especie, hemos sido “mercancía” (así literal nos describió) recolectoras, que deben quedarse a retener y a ser protegidas por el macho protector y proveedor. Oh sí, aunque usted no lo crea (ni yo) todavía hay gente con ese tipo de posturas.

Pero si el molde se rompe, las que nos atrevemos nos volvemos monstruos. Si brujas. Pesadillas. Ovejas negras. Los lunares de las familias. Simplemente por no querer seguir los patrones. Por no concebirlos como marca la regla. Por no querer vivir atrapadas en matrimonios infelices, en relaciones violentas, en maternidades no deseadas, en jaulas de oro obsoletas que sólo traen vidas depresivas. Cuando rompemos el molde se nos tacha hasta de soberbias. Y ojo, mucho ojo, mis palabras no deben ser confundidas, porque muchos, y por desgracia muchas también, se confunden y cuando se les habla de libertad cree que se esta hablando de libertinaje, y ah que bendita palabrita tan conveniente para el patriarcado, porque todo lo que no les conviene se incluye en ese concepto y entonces a nuestro género se nos coloca en una línea muy delgada donde se puede tener un desequilibrio emocional fuerte al no saber qué sí y qué no. Pero aquí lo importante es saber que la preguntas no caben. Los que si, es el derecho al desarrollo, a la libertad de consciencia y cuerpo, con responsabilidad, y dentro de esa responsabilidad está el desarrollo continuo, la educación sin freno, la independencia económica, moral, y social. Fácil no es, pero tampoco es imposible.

Las nuevas generaciones están empujando fuerte, pero no podemos ni un poquito aflojar. Por que la violencia persiste, los abusos siguen legitimados y no hay de otra más que seguir luchando.

 

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