El martes 16 de marzo, ya han pasado 365 días desde que
el inicio de la pandemia en nuestro país hizo que se tomaran medidas para
tratar de controlarla y responder a las condiciones que se visualizaban podía
ocurrir...
Para todos los que existimos en el mundo actual,
cualquiera sea nuestra generación, incluso los mayores que ya son octogenarios
o nonagenarios, es la primera vez que vivimos una situación sanitaria similar,
hace unos siglos, otras epidemias o pandemias habían ocurrido y los que estamos
en el campo de la salud las conocíamos más como historia o conocimiento técnico,
que como algo que pudiera ocurrir...
A pesar de mi profesión de salud, voy a compartir estas
líneas, desde una perspectiva de persona común y corriente, sin tecnicismos, ni
cientificismos, pues si bien nos está tocando vivir esta situación aportando un
granito de arena desde nuestra profesión, también nos está tocando vivirla, y
muy de cerca, incluso en carne propia, y es desde ese lado que voy a
enfocarme...
La humanidad ha evolucionado porque sabe aprender de sus
experiencias, sean estas, buenas o malas, y seguro que como humanidad también
ahora estamos aprendiendo, por eso una pregunta valida es ¿Qué estamos
aprendiendo de esta pandemia?. Es una pregunta simple, que no necesaria-mente
debemos esperar que la respondan los “expertos”, digo, si es que los hay; por
el contrario es una pregunta sencilla que deberíamos plantearnos cada uno y seguro
encontraremos res-puestas diferentes cada uno, pero con seguridad todas esas
respuestas individuales serían aportes válidos, pues nos harían más conscientes
de la situación, que es algo que muchas veces reclamamos a los de-más, ser más
conscientes, pero y nosotros
¿cuán conscientes somos?...
Como población, en general, seguro hemos aprendido que
existen virus que pueden ser muy dañinos, a los cuales ni lo más avanzado de la
ciencia y la tecnología que hasta hoy hemos desarrollado, puede detener, porque
si no, ya lo hubiéramos controlado y aniquilado, no creen; hemos aprendido que
la mejor forma de luchar contra esos virus, siguen siendo las medidas
sanitarias, planteadas desde los albores de la medicina y la salud pública,
como son: la distancia para no contagiarse, protección de la vía de trasmisión,
higiene fundamental para eliminar el agente, y cuarentena de los infectados
para que no contagien. Hemos aprendido, que muchos no creemos que esas medidas,
tal vez porque son muy simples y pensamos que la solución a los problemas tiene
que ser las tecnologías sofisticadas y por eso nos aferramos a creer en las
“vacunas” como la solución fácil, y la verdad, no sabemos aún, qué tanto sean
eso, la solución…
Pero esta situación, también nos ha permitido aprender, o
al menos concientizar mejor, que hay aspectos importantes que estábamos
descuidando, la alimentación saludable, la conservación del ambiente, la
solidaridad entre personas, etc. Muchas redes familiares, de amigos, de pares, se
han activado a partir del sentimiento de solidaridad, y ese podría ser un buen
aprendizaje, para que, luego que pase esta situación, podamos alinearla hacia
nuevas perspectivas...
Finalmente, expresarles, que aunque para muchos puede
parecernos que estos 365 días que hemos vivido, ha sido un año perdido, un año
no deseable, un año terrible, por lo fuerte y duro que nos ha tocado pasar a
cada uno, y no dudo que así haya sido, tal vez sea bueno, que también lo veamos
cómo un año que nos permitió aprender y concientizar mejor muchas cosas que
estábamos soslayando; un año que puede representar un punto de quiebre, para bien,
en nuestra forma de entender y asumir la vida; un año que no quede en nuestro
re-cuerdo como un lastre, si no como una experiencia que nos permitió crecer…
Sigamos adelante, cuidándonos con mucha responsabilidad,
adaptándonos a cumplir nuestras responsabilidades sin descuidar nuestra
integridad, compartiendo, aportando y recibiendo nuestras experiencias y
aprendizajes, para que la humanidad siga avanzando a su desarrollo infinito.
Germán Rivera Del Río
0 comentarios:
Publicar un comentario