Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
8 de marzo Día
internacional de la mujer. ¿Sólo uno? Todos los días deberían ser de celebración.
Y no solo de la mujer, también del hombre. Porque llevando una bandera real,
sana y lógica, las feministas de “hueso colorado” las verdaderas, no buscamos
igualdad, sino equidad. Iguales no somos, es obvio, los hombres jamás podrán
albergar en su vientre un bebé y de la misma forma yo seguramente no tendré la
fuerza de un varón por mucho ejercicio y esteroides que me aplique.
El día se conmemora a
nivel mundial en la búsqueda de la conciencia sobre la importancia de empoderar
a las mujeres en todos los entornos, proteger sus derechos y garantizar que
estas puedan alcanzar su potencial.
Lo que sí, en ese
ejercicio de equidad, y rescatando que debería ser más realzado el día internacional
del hombre (que existe y es el 19 de noviembre). Recalco que no debería
celebrarse y voltear a ver al género con admiración un solo día, sino reconocerlo,
cuidarlo y sobre todo exhortarlo a seguir evolucionando sin ánimo de
sometimiento.
Estamos en el siglo
XXI y es escalofriante ver las cifras que siguen evidenciando, que no lo
logramos, que avanzamos sí, pero no lo logramos y lo que es peor, que nos
topamos con el patriarcado a cada paso que damos.
Y lo que es peor,
maquillada o inconscientemente muchas los siguen permitiendo. Y la pregunta
sigue en el aire: ¿cómo le hacemos? Las mujeres podemos asumir en esta sociedad
el rol que cualquier ser humano, de cualquier género, porque somos capaces de
pensar, discernir y decidir sobre circunstancias de importancia y trascendencia
social, para ayudar y contribuir a la toma de decisiones y, de esta manera
compartir los roles, basta de hablar de tolerancia, nadie necesita eso.
Necesitamos todos, respeto. Sembrarlo por
todos lados. Cultivarlo. Engrandecerlo. Porque sin este nuestras
generaciones venideras están perdidas. Porque no podemos querer colonizar
Marte, mientras en casa se violenta a una fémina como si viviéramos todavía en
la época de las cavernas, donde el macho cabrío a toda costa debe ostentar
fuerza, mando, arrogancia, poderío sin importar si para esto tenga que
sobrepasar los límites. Equidad y responsabilidad en cada uno de nuestros actos
nos podrán llevar a vivir en armonía y en real evolución. Sin cobijarnos en
posturas de: “para que luchar, si no vamos a cambiar el mundo” o “las cosas así
son y no puedo ir contra corriente” que solo suman y multiplican feminicidios y
viralizan comportamientos.
La naturaleza es tan
sabia que necesitaba un equilibrio y por ello es que pisamos el mismo
territorio, Nos necesitamos en la misma medida. No podríamos existir los unos
sin los otros y en el cuidado de cada uno de los géneros, estará la
supervivencia de la humanidad. No se trata de odiar lo opuesto, sino de entenderlo,
aceptarlo, amarlo y respetarlo al mismo nivel que se nos ofrece lo mismo. Que
nuestros hijos, nietos, bisnietos y toda nuestra descendencia disfruten de un
mundo de paz completa. Que cada lucha que alguien haya tenido que librar para
aportar algo al cambio valga la pena, pero, sobre todo, que empecemos por
nosotros mismos concediéndonos ese amor y ese respeto para que nunca nada ni
nadie quiera volver a sobrepasarlo.
Comentarios:
draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
Sígame en mis redes:
Facebook: Claudia
Viveros Lorenzo
Twitter: @clauss77
Linkendl: Claudia
Viveros Lorenzo
0 comentarios:
Publicar un comentario