lunes, 18 de enero de 2021

TEORIA DE LAS VENTANAS R0TAS

 


Por: Oscar Velit Bailetti.- Especialista en Seguridad Ciudadana

 En uno de los numerosos cursos de seguridad ciudadana, se nos dio a conocer la “teoría de las ventanas rotas”. En la Universidad de Stanfort (EEUU), el profesor Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social.

Se dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno se dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California.

Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio, el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Paolo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado, que el del barrio pobre.

¿Porque el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.  Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, normas, de reglas, como que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

En experimentos posteriores, James Wilson y George Kelling, desarrollaron la” teoría de las ventanas rotas”, la misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe el vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotas todas las demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito.

Recuerdo en una conversación con el alcalde de la gestión anterior le sugerí que las calles principales, parques y la Plaza de Armas de mayor índice delincuencial debería de contar con una buena iluminación con luz blanca. Y de esa manera disminuiría la delincuencia en zonas vulnerables donde yo había observado que en la Plaza de armas especialmente fumaban marihuana y bebían alcohol que escondían en bolsas negras.

En los parques de las urbanizaciones Magisterial, y Bancarios recomendé que se ilumine con luz blanca y que se retiren las bancas. Así disminuyó los robos y asaltos. Por estas y otras razones las autoridades no deben de descuidar la ciudad. Si se comente estas faltas, así como estacionarse en lugares prohibidos y ejercer el comercio ambulatorio de manera indiscriminada, exceder el límite de velocidad o pasarse la luz roja y estas faltas no son sancionables, entonces comenzaran a desarrollarse. Como ya vemos vendedores ambulantes en la Plaza de Armas y numerosos triciclos en el atrio de la iglesia de Santo Domingo ofreciendo sus helados.

Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas, robos y asaltos.; y esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente ocupados por delincuentes. (obsérvese ahora que no se prende la luz blanca en la plaza de armas).

 La respuesta de los estudiosos es más contundente aun, indicando que, ante el descuido y el desorden, crecen males sociales y se degenera el entorno. (En Ica el Prefecto y autoridades ha emprendido un operativo contra los vendedores ambulantes de nacionalidad venezolana, y están emigrando a Chincha).

Tan solo vea un ejemplo en casa: Si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura en las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc,etc, entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizás algún día llegaran a caer en prisión.

Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades, extorsión, soborno y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana y la falta de oportunidades, ha generado una ciudad con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlos.

La solución a este problema debe de empezar por nuestras autoridades. Yo hace tiempo empecé a reparar las ventanas de mi casa, tratando de mejorar los hábitos alimenticios de mi familia, le pedí a todos los miembros de mi familia que evitemos decir malas palabras delante de nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras pequeñas, porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es una mentira y punto. Acordamos aceptar las consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una buena dosis de educación a nuestros hijos y nietos; con esto y con la ayuda de Dios, comenzamos a cambiar en algo lo que antes hubiéramos hecho mal, he soñado con los míos que algún día repitan esto el día de mañana, con la finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean algún día, un nuevo país, una nueva Chincha, sin ventanas rotas.

 Aunque me haya costado mucho, enfrentar, y evitar a personas egoístas, envidiosas que me desearon lo peor y me hicieron mucho daño. El ejemplo está allí y se sigue respetando.

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