Por:
Oscar Velit Bailetti.- Especialista en Seguridad Ciudadana
En uno de los numerosos cursos de seguridad
ciudadana, se nos dio a conocer la “teoría de las ventanas rotas”. En la
Universidad de Stanfort (EEUU), el profesor Philip Zimbardo realizó un
experimento de psicología social.
Se
dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca,
modelo y hasta color. Uno se dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y
conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de
California.
Dos
autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un
equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la
gente en cada sitio.
Resultó
que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas.
Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable
se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio, el auto abandonado en
Palo Alto se mantuvo intacto.
Es
común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que
coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de
izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el
auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una
semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil
de Paolo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que
en el Bronx de Nueva York, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el
vehículo al mismo estado, que el del barrio pobre.
¿Porque
el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es
capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No
se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología,
el comportamiento humano y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado
transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va
rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, normas, de reglas,
como que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y
multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve
incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En
experimentos posteriores, James Wilson y George Kelling, desarrollaron la”
teoría de las ventanas rotas”, la misma que desde un punto de vista
criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido,
la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe el vidrio de
una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotas todas las
demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece
no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito.
Recuerdo
en una conversación con el alcalde de la gestión anterior le sugerí que las
calles principales, parques y la Plaza de Armas de mayor índice delincuencial
debería de contar con una buena iluminación con luz blanca. Y de esa manera
disminuiría la delincuencia en zonas vulnerables donde yo había observado que
en la Plaza de armas especialmente fumaban marihuana y bebían alcohol que
escondían en bolsas negras.
En
los parques de las urbanizaciones Magisterial, y Bancarios recomendé que se
ilumine con luz blanca y que se retiren las bancas. Así disminuyó los robos y
asaltos. Por estas y otras razones las autoridades no deben de descuidar la
ciudad. Si se comente estas faltas, así como estacionarse en lugares prohibidos
y ejercer el comercio ambulatorio de manera indiscriminada, exceder el límite
de velocidad o pasarse la luz roja y estas faltas no son sancionables, entonces
comenzaran a desarrollarse. Como ya vemos vendedores ambulantes en la Plaza de
Armas y numerosos triciclos en el atrio de la iglesia de Santo Domingo
ofreciendo sus helados.
Si
los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie
toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la
gente que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas, robos y
asaltos.; y esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente
ocupados por delincuentes. (obsérvese ahora que no se prende la luz blanca en
la plaza de armas).
La respuesta de los estudiosos es más
contundente aun, indicando que, ante el descuido y el desorden, crecen males
sociales y se degenera el entorno. (En Ica el Prefecto y autoridades ha emprendido
un operativo contra los vendedores ambulantes de nacionalidad venezolana, y
están emigrando a Chincha).
Tan
solo vea un ejemplo en casa: Si un padre de familia deja que su casa tenga
algunos desperfectos, como falta de pintura en las paredes en mal estado, malos
hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de
respeto entre los miembros del núcleo familiar, etc,etc, entonces poco a poco
se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y
comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizás algún
día llegaran a caer en prisión.
Esa
puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego
a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia
las autoridades, extorsión, soborno y viceversa, la corrupción en todos los
niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana y la falta de
oportunidades, ha generado una ciudad con ventanas rotas, con muchas ventanas
rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlos.
La
solución a este problema debe de empezar por nuestras autoridades. Yo hace
tiempo empecé a reparar las ventanas de mi casa, tratando de mejorar los
hábitos alimenticios de mi familia, le pedí a todos los miembros de mi familia
que evitemos decir malas palabras delante de nuestros hijos, también hemos
acordado no mentir, ni siquiera mentiras pequeñas, porque no hay mentiras
pequeñas, ni grandes, una mentira es una mentira y punto. Acordamos aceptar las
consecuencias de nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo
dar una buena dosis de educación a nuestros hijos y nietos; con esto y con la
ayuda de Dios, comenzamos a cambiar en algo lo que antes hubiéramos hecho mal,
he soñado con los míos que algún día repitan esto el día de mañana, con la
finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean algún
día, un nuevo país, una nueva Chincha, sin ventanas rotas.
Aunque me haya costado mucho, enfrentar, y
evitar a personas egoístas, envidiosas que me desearon lo peor y me hicieron
mucho daño. El ejemplo está allí y se sigue respetando.
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