lunes, 21 de diciembre de 2020

Adaptarse o morir. Adaptarse o ganar.

 


Por: Dra. Claudia Viveros Lorenzo

 Adaptarse o morir, adaptarse o ganar es lo mejor. El proceso de adaptación te apertura al reconocimiento y al aprendizaje. Todo esto debe estar basado en procesos de comunicación constante, donde la retroalimentación es básica y oportuna. Pues a través de ésta se obtiene información valiosa que sirve de partida para la comprensión. De la misma forma pasa cuando llegamos a un nuevo trabajo, después de haber pasado por un anterior que ya se dominaba, y se tiene que estar muy alerta y dispuesto a volver a empezar y aprender, aunque también es válido la propuesta, que como dije ya, engrandece. La empatía es básica, así como la buena escucha, para hacer más eficaces las relaciones y construcciones en el oponente. No solo nuestra realidad es total.

Primero comprender, después ser comprendido. La buena comunicación y el liderazgo y de cómo cada una de las partes que componen una empresa, sea cual sea, hasta aquella llamada vida, deben engranar adecuadamente bajo una estrategia, que tendrá que tener bases de sabiduría para poder obtener el tan deseado triunfo.

El principal antagonismo es su lucha por querer imponer sus creencias y costumbres en un contexto en donde él se debía adaptar además de que como el libro nos indica “prescribimos antes de diagnosticar”, es decir no nos detenemos a entender las necesidades de los demás, y bajo este precepto llevamos todas las de perder.

Me viene a la mente la experiencia propia, al vivir en un país que no era el mío y todo el proceso de lucha que pasé al querer imponer mis modos de vida y pensar en un contexto distinto, lo cual me llevó desde la enfermedad física hasta un desgaste emocional casi mortal, creyendo que todo lo opuesto era mi enemigo. Al entender que no era así, me detuve a observar y analizar que el contrincante era yo mismo, pues no daba paso al cambio. Cuando esta reflexión llegó a mi ser, comprendí que debía ubicar mis oportunidades de transformación y mis fortalezas ante un clima distinto donde, aunque las amenazas me hacían creer que mis debilidades eran demasiadas, estaban tan bien cimentadas y bajo un proceso de inteligencia emocional, utilicé para acercar todo aquello que no comprendía para poder conseguir una victoria. Entendí que el “otro” con sus diferencias, podría acercarse si yo también me mostraba tal cual, y le dejaba claro que mis propuestas podrían servirle también de crecimiento. Todo esto no llega más que con mucha reflexión y espíritu de sobrevivencia. Me adentré a las posibilidades que me brindaban y modifiqué mis costumbres de a poco, tomé lo que me servía y con ellas me volví más fuerte y con más ventajas ante climas que de un principio vi negativos pero que estaban ahí, para ser parte de mis experiencias y crecimiento.

No todos tenemos el mismo mapa mental y los mismos paradigmas. Solemos pensar que hay una verdad absoluta para todo y las discusiones suelen enfocarse a ver quien lleva la razón. Cada persona, por su educación, miedos o creencias, ve las cosas y actúa de forma distinta. Actuar con empatía te hace una persona respetuosa y respetable.

La esencia del respeto a los demás. La necesidad que tenemos de ser entendidos es uno de los sentimientos más intensos de todos los seres humanos. Este hábito es la clave de las relaciones humanas efectivas y posibilita llegar a acuerdos de tipo Ganar-Ganar. Básico también es la confianza, pues para poder influir en alguien, este alguien debe también que confiar en ti. Y para que confíe en ti, tiene que saber que lo comprendes y que estás actuando de forma natural, actuar exactamente como eres, sin engaños ni comportamientos incongruentes en función del momento o contexto.

Y es ese Ganar-Ganar la máxima culminación en toda batalla. Donde bajo la sabiduría de que más allá de avasallar, el compartir el éxito hace que el crecimiento sea total. Algo que también me llama mucho la atención son las puntualizaciones sobre, la comprensión al individuo, la atención a los pequeños detalles, los compromisos que deben ser mantenidos, las expectativas explícitas y claras, el tremendo poder que te da pedir perdón y disculparte, lo que te devuelve la integridad personal y por último, el amor incondicional, pues creo que el amor es parte fundamental en todo, hasta en una batalla.

El equilibrio entre el dominio personal para explotar todo tu potencial y la interdependencia efectiva en la que te apoyas en otros para cumplir determinadas acciones que te ayudarán a cumplir tus objetivos. Entendiendo que el objetivo real dentro de toda lucha es el ganar completo y esto solo se obtiene más allá de lograr aplastar logrando el respeto bajo un actuar coherente y bien pensado que te lleva a ser un ejemplo a seguir. Siempre he creído que un verdadero líder no es aquel que dicta órdenes, bajo un personaje que ostenta un poder, sino lograr ser una autoridad, y para lograr ser eso, la experiencia, inteligencia, conocímiento y repito, la coherencia entre el ser y el hacer deben estar implícitos en cada acto ante los demás, pero sobre todo, ante uno mismo.

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