Por: Oscar Velit Bailetti.
Especialista
en Seguridad Ciudadana
Nuestra
generación actual cuenta con recursos tecnológicos, científicos y financieros
sin precedentes. Y sin embargo, ésta es quizás la primera generación que lleva
al mundo al borde del colapso de los sistemas. Donde nuestra Policía Nacional
del Perú, todavía no es apoyada e implementada por el gobierno Nacional. Toda
la responsabilidad se la delega a los CORESEC, COPROSEC, CODISEC, en lo que
concierne a la parte económica bajo responsabilidad y/o metas.
Donde
el Gobernador regional y los alcaldes son entes decorativos con el cargo de
Presidentes de la Seguridad Ciudadana, pues si revisamos el Plan nacional de
seguridad Ciudadana 2018-2023, la ejecución supervisión y revisión corre a
cuenta de la Policía Nacional del Perú. O sea, todo el gasto corre por cuenta
del ciudadano a través del Gore y los municipios. Los serenos no tienen más que
una función decorativa, si los gobiernos locales tienen que participar con
patrullajes integrados, operativos, a locales clandestinos donde ejercen la
Trata de Personas, cantinas, Hostales, etc., tienen que hacerlo con la PNP,
pero contratarlos a los que están de franco y pagarle su día. Ellos son ahora
los encargados de capacitar a los serenos. A las Juntas Vecinales, a los
Barrios Seguros. De manera simulada y estratégicas ahora son los dueños de la
situación. Se iba a tener en cuenta que los prefectos y sub prefectos que
dependen ahora del Ministerio del Interior iban a ser personas entendidas y
capacitadas en Seguridad Ciudadana. Y en ningún caso se ha dado. Sigue
funcionando el “ tarjetazo” .
A la
Policía no se le ha preparado en los delitos que se cometen por internet. El
que se está convirtiendo en un lugar cada vez más peligroso. Es el paraíso de
los pederastas, los acosadores, los troles y los piratas informáticos. El robo
de identidad es uno de los delitos que más está aumentando, este ofrece a la
gente la oportunidad de exhibir lo peor de sí misma: su perversión y su
crueldad.
Para luchar contra la delincuencia el gobierno
dicta leyes, instalan cámaras de vigilancia y refuerzan la policía. Aunque
estas medidas ayudan, no atacan la raíz del problema: los deseos, las actitudes
y las creencias de la gente. A fin de cuentas, eso es lo que motiva las
acciones. Muchos de nosotros ya estamos viviendo con una economía en crisis;
antes llevábamos una vida relativamente normal. No teníamos miedo de que nos
asaltaran, pero ya no se puede vivir tranquilo en ningún sitio. El caos
económico ha revelado que muchas personas son codiciosas y que no respetan ni
la vida de la gente ni sus bienes. Chincha se está llenando de extranjeros que
se vienen adueñando de negocios y del control de empresas de colectivos, (nexo
entre choferes y Policía). Se ha perdido la confianza en las autoridades, son
las voces de alerta de muchos ciudadanos.
Como
ciudadanos no hemos sido creados para gobernarnos nosotros mismos. De hecho,
te-nemos la misma capacidad para gobernarnos que para vivir bajo agua o en el
espacio, es decir ninguna. Todos hablan y se quejan bajo cuatro paredes, pero
ninguno sale afrontar lo que viene sucediendo. Somos presos de nosotros mismos.
No hacemos nada por defender nuestra ciudad que de seguir así ya no será nuestra.
Piénselo
por un momento ¿cree que a la gente le gusta que otros le digan cómo porque valores regirse? ¿O cómo deben ver el
aborto, la pena de muerte o la educación de sus hijos?, Estas son sólo algunas
de las cuestiones que dividen a las personas. Aunque cueste aceptarlo.
Sencillamente no tenemos ni la capacidad ni el derecho de gobernantes a
nosotros mismos. Entonces ¿quién puede ayudarnos?
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