sábado, 7 de noviembre de 2020

La amenaza de nuestra seguridad

  

                                             Por: Oscar Velit Bailetti.

                                                 Especialista en Seguridad Ciudadana

Nuestra generación actual cuenta con recursos tecnológicos, científicos y financieros sin precedentes. Y sin embargo, ésta es quizás la primera generación que lleva al mundo al borde del colapso de los sistemas. Donde nuestra Policía Nacional del Perú, todavía no es apoyada e implementada por el gobierno Nacional. Toda la responsabilidad se la delega a los CORESEC, COPROSEC, CODISEC, en lo que concierne a la parte económica bajo responsabilidad y/o metas.

Donde el Gobernador regional y los alcaldes son entes decorativos con el cargo de Presidentes de la Seguridad Ciudadana, pues si revisamos el Plan nacional de seguridad Ciudadana 2018-2023, la ejecución supervisión y revisión corre a cuenta de la Policía Nacional del Perú. O sea, todo el gasto corre por cuenta del ciudadano a través del Gore y los municipios. Los serenos no tienen más que una función decorativa, si los gobiernos locales tienen que participar con patrullajes integrados, operativos, a locales clandestinos donde ejercen la Trata de Personas, cantinas, Hostales, etc., tienen que hacerlo con la PNP, pero contratarlos a los que están de franco y pagarle su día. Ellos son ahora los encargados de capacitar a los serenos. A las Juntas Vecinales, a los Barrios Seguros. De manera simulada y estratégicas ahora son los dueños de la situación. Se iba a tener en cuenta que los prefectos y sub prefectos que dependen ahora del Ministerio del Interior iban a ser personas entendidas y capacitadas en Seguridad Ciudadana. Y en ningún caso se ha dado. Sigue funcionando el “  tarjetazo” .

A la Policía no se le ha preparado en los delitos que se cometen por internet. El que se está convirtiendo en un lugar cada vez más peligroso. Es el paraíso de los pederastas, los acosadores, los troles y los piratas informáticos. El robo de identidad es uno de los delitos que más está aumentando, este ofrece a la gente la oportunidad de exhibir lo peor de sí misma: su perversión y su crueldad.

 Para luchar contra la delincuencia el gobierno dicta leyes, instalan cámaras de vigilancia y refuerzan la policía. Aunque estas medidas ayudan, no atacan la raíz del problema: los deseos, las actitudes y las creencias de la gente. A fin de cuentas, eso es lo que motiva las acciones. Muchos de nosotros ya estamos viviendo con una economía en crisis; antes llevábamos una vida relativamente normal. No teníamos miedo de que nos asaltaran, pero ya no se puede vivir tranquilo en ningún sitio. El caos económico ha revelado que muchas personas son codiciosas y que no respetan ni la vida de la gente ni sus bienes. Chincha se está llenando de extranjeros que se vienen adueñando de negocios y del control de empresas de colectivos, (nexo entre choferes y Policía). Se ha perdido la confianza en las autoridades, son las voces de alerta de muchos ciudadanos.

Como ciudadanos no hemos sido creados para gobernarnos nosotros mismos. De hecho, te-nemos la misma capacidad para gobernarnos que para vivir bajo agua o en el espacio, es decir ninguna. Todos hablan y se quejan bajo cuatro paredes, pero ninguno sale afrontar lo que viene sucediendo. Somos presos de nosotros mismos. No hacemos nada por defender nuestra ciudad que de seguir así ya no será nuestra.

Piénselo por un momento ¿cree que a la gente le gusta que otros le digan cómo  porque valores regirse? ¿O cómo deben ver el aborto, la pena de muerte o la educación de sus hijos?, Estas son sólo algunas de las cuestiones que dividen a las personas. Aunque cueste aceptarlo. Sencillamente no tenemos ni la capacidad ni el derecho de gobernantes a nosotros mismos. Entonces ¿quién puede ayudarnos? 

Las naciones y los gobiernos no han aprendido   de la historia ni han actuado según lo que pudieran haber aprendido de ella.” Todos los políticos prometen que van a arreglar las cosas, pero no pueden. Sus fracasos son un constante recordatorio. 

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