Por Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
En España se empieza a levantar el
confinamiento. Los niños comienzan a salir una hora diaria. Existen algunos
otros países que ya plantean algunas estrategias. En América es una realidad
que estamos aún a varias semanas de que esto suceda. Por no decir meses.
Y es que aunque se ha actuado, y a pesar de
que muchos lo han hecho de forma bastante arbitraria, exponiéndose, reuniéndose
y no acatando la sana distancia. La sociedad se ha visto responsable y cauta,
al guardarse en la medida de sus posibilidades, y recalco, de sus posibilidades,
pues no somos un país de primer mundo, vivimos al día, y para vivir si no se
trabaja diario, no se come.
Aunque deseamos, que todo esto acabe, y
deseamos regresar a nuestra cotidianidad, ésta no será la misma. Por lo menos
no, hasta que la vacuna contra el COVID19 llegue. Porque son múltiples los
riesgos de contagio que se tienen. Viene el invierno en Norteamérica y por
consiguiente una temporada de más riesgo. Pensar en que los niños regresen a un
salón de clases es realmente riesgoso, pues la escuela es un semillero de
bacterias compartidas, entre nuestros niños y jóvenes, que antes, era visto
como refuerzo de inmunidad, pero que hoy en día es un peligro latente.
Por otro lado, la naturaleza ha respirado. Se
siente de vacaciones, y eso ha sido el gran regalo que esta pandemia le ha
otorgado a nuestro planeta. Lo malo, es que ya sabemos que nuestra especie es
altamente destructiva y quizá le dure poco el saneamiento, pues seguro es, que
cuando nos den banderazo de salida, estaremos tan ávidos de “ver la luz”, que
consumiremos de más.
Pero después de la euforia, vendrá el
reacomodo, la crisis manifiesta, la economía se puso en stand by, el dinero no
se movió, tratamos y fluimos, pe-ro definitivamente, esta cuarentena mundial,
nos ha impuesto nuevas formas de vida, y los cambios, siempre son duros.
En lo que nos reacomodamos, la pasaremos un
tanto difícil, tendremos que enfrentar nuevos retos y estilos de vida. Algunos
teóricos dices que se-ría muy romántico pensar que las cosas cambiaran y que
todo esto nos servirá para ser mejores y que saldremos renovados. Obvio no.
Nadie cambia de la noche a la mañana, o mejor dicho “de la cuarentena, a la mañana”,
pero sí creo, que 2020 es un año de transición, que será recordado por siempre,
y estamos viviendo y siendo protagonistas de este histórico momento. Todos
recordaremos el antes y el después. Ahora podremos contar que alguna vez
vivimos sin restricciones y que eso nos estaba llevando a la ruina como especie,
hasta que llegó un virus que nos hizo parar y reconsiderar que debíamos
cuidarnos más.
El post confinamiento será lento. Un proceso
de repunte y de mutación. Sí de mutación, porque así como los virus mutan,
nosotros que somos el virus más peligroso del planeta, nos tocará mutar y
proyectar a qué lado de la cadena de vida nos vamos, si nos portamos como debe
ser para seguir disfrutando de este maravilloso territorio o si de plano nos
descontrolamos hasta acabar con todo, porque de plano no tenemos remedio.
Todos los nacidos en 2020, comenzaran una
etapa nueva de la humanidad, les tocará ahora si un nuevo mundo, al viejo solo
lo conocerán por lo que les cuenten o lo que encuentren en la red. Dejemos de quejarnos de la cuarentena,
preparémonos en todos los aspecto para lo que se viene con la mejor de las
actitudes, porque si algo tengo claro, es que nunca nos hemos dejado vencer, y
este nuevo reto lo afrontaremos bien.
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