Por: Oscar Héctor Velit Bailetti
En la Misa celebrada en
la Casa Santa Marta de este martes 24 de marzo, el Papa Francisco advirtió que
la pereza es un pecado que “el diablo puede usar para aniquilar nuestra vida
espiritual”, que la tristeza “es la semilla del diablo” por lo que invitó a
recordar que el agua de nuestro Bautismo es “símbolo de nuestra fuerza”.
“Pensemos en el agua,
esa agua que es un símbolo de nuestra fuerza, de nuestra vida, el agua que
Jesús usó para regenerarnos, el Bautismo. Y pensemos también en nosotros, si
alguno de nosotros tiene el peligro de resbalar en la pereza, en este pecado
‘neutral’: el pecado de lo ‘neutro’. Es esto, ni blanco ni negro, nadie sabe lo
que es. Y es un pecado que el diablo puede usar para aniquilar nuestra
vida espiritual y también nuestra vida como personas”, advirtió el Papa.
En su homilía, el Santo
Padre reflexionó en las lecturas del día y destacó que “la liturgia de hoy
[martes 24] nos hace reflexionar en el agua, como medio de salvación” pero
recordó que “el agua también es un medio de destrucción, pensemos al diluvio”
universal, dijo.
En las lecturas de hoy
“el agua es para la salvación”, señaló el Papa al referirse a la primera lectura
del libro del profeta Ezequiel (47:1-9, 12) que
describe “esa agua da vita, sana las aguas del mar, es una nueva agua que cura”
y al pasaje del Evangelio de San Juan (5:1-16) que describe
cuando Jesús curó a un paralítico que esperaba ser sanado al lado de una
piscina durante 38 años.
En esta línea, el
Pontífice se detuvo en el Evangelio para reflexionar en “aquella piscina donde
iban los enfermos, llena de agua para sanarse porque se decía que de vez en
cuando se movían las aguas, como si fuera un río, porque un ángel descendía del
cielo, y el primero, o los primeros, que se arrojaban en el agua eran curados”.
“Muchos -como dice
Jesús- muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, estaban esperando la
curación, la agitación del agua”, subrayó.
Además, el Santo Padre
se detuvo en el personaje del paralítico, un hombre que llevaba 38 años
esperando allí la curación.
“Hace pensar esto ¿no?
Es demasiado… porque uno que quiere ser curado, se ‘las arregla’ para tener a
alguien que lo ayude, se mueve… pero él, 38 años allí, a tal punto que no se
sabe si está enfermo o muerto”, afirmó el Papa quien añadió que Jesús viéndolo
allí, y sabiendo que llevaba mucho tiempo allí le preguntó: ¿quieres curarte?
En este sentido, el
Santo Padre se detuvo en la actitud de aquel hombre y en su respuesta, que no
dice sí, sino que se queja porque no tiene a nadie que lo ayude y advirtió que
“la respuesta a la propuesta de Jesús para ser curado es una queja en contra de
los otros. Es así, 38 años quejándose de los otros. Y no haciendo nada para
sanar” por lo que explicó que “la clave es el encuentro de Jesús, después,
cuando lo encontró en el templo y le dijo: estás curado, no peques más, para
que no te suceda algo peor”.
La tristeza es la
semilla del diablo
“El pecado de estar allí,
de sobrevivir y quejarse de la vida de los otros: el pecado de la tristeza que
es la semilla del diablo, de aquella incapacidad de tomar una decisión en la
propia vida, pero si mirar a los otros para quejarse, no para criticarlos, sino
para quejarse: ‘ellos van antes, yo soy la víctima de esta vida’. Las quejas,
respiran quejas estas personas”, advirtió el Papa.
De este modo, el Santo
Padre comparó la actitud de este hombre paralítico con la del ciego de nacimiento que escuchamos el domingo pasado para ver “con cuánta alegría, con cuánta decisión
recibió la curación, y también con cuánta decisión fue a discutir con los
doctores de la ley” en cambio, el paralítico solamente informó: si, fue aquel,
“punto, sin compromisos con la vida”.
“Me hace pensar en muchos
de nosotros, en muchos cristianos que viven en este estado de pereza, incapaces
de hacer algo, quejándose de todo. La pereza es un veneno, es una
niebla que rodea el alma y no la hace vivir. Es también una droga
porque si tú la pruebas seguido, gusta. Y tú terminas como un ‘triste-
dependiente’, un ‘perezoso-dependiente’… Es como el aire. Y este es un pecado
bastante común entre nosotros, la tristeza, la pereza, no digo la melancolía,
pero se acerca”, indicó el Papa.
Finalmente, el Santo
Padre señaló que “nos hará bien leer este capítulo 5 de San Juan para ver cómo
es esta enfermedad en la que podemos caer. El agua es para salvarnos, pero yo
no puedo salvarme porque la culpa es de los otros, y permanezco 38 años allí…”.
“Jesús me curó: no se ve
la reacción de los otros que son curados, que toman la camilla y bailan,
cantan, dan gracias, lo dicen a todo el mundo. No va hacia adelante. Los otros
le dicen que no se puede hacer y él dice: ‘quien me ha curado me ha dicho que
si’, y va hacia adelante. Y después, en lugar de ir hacia Jesús, agradecerle y
todo, informa: ‘fue Él’. Una vida gris, pero gris por aquel mal espíritu que es
la pereza, la tristeza, la melancolía. Que el Señor nos ayude a entender qué
tan feo, qué tan maligno es este pecado”, concluyó.
ORACION POR LOS SACERDOTES FALLECIDOS
También pidió que oremos
por los sacerdotes fallecidos ya van más de 50 sacerdotes fallecidos por
causa del coronavirus en 20 días. La mayoría de ellos son sacerdotes mayores de
70 años. Desde el viernes 20 de marzo han fallecido 10 sacerdotes.
De los sacerdotes
fallecidos, 20 son de la Diócesis de Bérgamo, 6 de la Diócesis de Parma, 4 son
de la Archidiócesis de Milán, 4 de la Diócesis de Cremona, 4 de la Diócesis de
Lodi, 3 de la Diócesis de Pesaro, 2 de la Diócesis de Piacenza-Bobbio y 2 de la
Diócesis de Brescia.
Asimismo, en las
Diócesis de Nuoro, Pavía, Trento, Bolzano-Bressanone, Reggio Emilia-Guastalla,
Casale Monferrato, Tortona, Salerno-Campagna-Acerno, Vallo della Lucania ha
fallecido 1 sacerdote en cada una.
De los sacerdotes
fallecidos hasta el momento, el más joven es el P. Sandro Brignone, de 45 años,
de la Diócesis de Salerno. En cambio, el más anciano es el P. Mario Cavalleri,
de 104 años, de la Diócesis de Cremona. Al finalizar la Misa, el Santo Padre rezó
en silencio nuevamente ante el Santísimo Sacramento e impartió la Bendición
eucarística.
0 comentarios:
Publicar un comentario