martes, 10 de marzo de 2020

ABUSO SEXUAL INFANTIL II



Por: Oscar Velit Bailetti.- Especialista en Seguridad Ciudadana
Como hemos visto, el abuso sexual infantil no es un fenómeno reciente, aunque sí es cierto que en los últimos años se están registrando algunas tendencias novedosas. Existen, por ejemplo, indicios de un incremento de los abusos cometidos por jóvenes y adolescentes. Algunas investigaciones afirman que el 20 por ciento de las violaciones son realizadas por menores de edad. Éste es un dato relevante que no ha de pasar desapercibido puesto que las posibilidades de rehabilitación con este tipo de agresores son mucho mayores, así como los recursos institucionales disponibles para ello. El abuso sexual infantil es una cuestión raramente tratada con toda la veracidad posible. Se trata de sucesos secretos. 
Alrededor de 500 niños violados van durante este año 2020, según datos que se manejan, cuantos más serán que no se han denunciado.
De cualquier modo, los datos de los que se dispone son sólo una pequeña parte de los casos que realmente ocurren y ello es así por las características propias del abuso:  Muchos casos se producen dentro de la familia.  Es una cuestión referente a la sexualidad del individuo, sobre la que se mantiene el secreto, el miedo y las falsas creencias.  Los niños pequeños no tienen autonomía para denunciarlo.
Existe miedo en muchos profesionales y ciudadanos a las implicaciones que puede originar la denuncia.  Hay un gran desconocimiento del tema, de sus diferentes manifestaciones, así como de las situaciones de riesgo que pueden favorecer los abusos sexuales....
 Los abusos sexuales a menores son, por lo tanto, más frecuentes de lo que generalmente se piensa, aunque es necesario precisar que en estos porcentajes se incluyen desde conductas sexuales sin contacto físico (por ejemplo, el exhibicionismo) hasta conductas más íntimas como el coito anal o vaginal. Así, uno de cada cuatro casos de abusos sexuales infantiles consiste en conductas muy íntimas y exigentes, como el coito vaginal o anal, el sexo oral y la masturbación. Las cifras en este tipo de estudios vienen determinadas por distintos factores:   La amplitud de la definición empleada de abuso sexual.    Las tipologías incluidas.   Las bases de datos: ¿Casos conocidos, denunciados, detectados? Muchas de estas investigaciones utilizan para su muestra de estudio sólo casos denunciados, que suponen un porcentaje mínimo de los casos de abuso sexual. En otras, no se especifica si los datos se refieren a casos detectados, aunque no denunciados, a casos conocidos, aunque no evaluados, etc... Esto hace que muchas veces se trabaje con estimaciones de las cifras de incidencia. Por ello, una de las demandas de los profesionales del campo más extendida es la necesidad de unificar estadísticas. Los estudios desarrollados sobre abuso sexual infantil han seguido fundamentalmente tres metodologías:
1. Estudios retrospectivos, en los que se pregunta a los adultos sobre si sufrieron abuso sexual en la infancia. 2. Estudios sobre casos ya detectados por servicios sociales, y las denuncias presentadas sobre éstos. 3. Estudios sobre casos detectados en programas de tratamiento. Estas metodologías conllevan una limitación de acceso a los datos reales, pero constituyen, por ahora, el único modo válido de acceso a los mismos.  Respecto al niño o niña víctima de abuso sexual, debemos destacar, una vez más, el componente de género. Los estudios prueban que se abusa más severamente y con mayor violencia en el caso de las niñas, además de que la edad de inicio del abuso también es menor en su caso. La edad de máxima incidencia de casos de abuso, tanto en niñas como en niños, suele ser de los 6 a los 12 años. Debemos destacar igualmente la prevalencia mayor del abuso sexual infantil entre los niños con discapacidad física o psíquica. Un niño con este tipo de características tiene tres veces más de probabilidades de sufrir un abuso sexual que cualquier otro niño.
El  54 por ciento de las personas consultadas cree que el abuso sexual es muy frecuente o  bastante frecuente.  El 97, 1 por ciento de las personas cree que es un problema muy grave.
El 82,5  por ciento de las personas se muestra dispuestas a denunciar un caso de maltrato infantil pero, sin embargo, del 21,8 por ciento de personas que admite conocer un caso de maltrato, el 73 por ciento de éstos reconoce no haberlo denunciado.
En cuanto a las motivaciones que llevan a la violencia doméstica contra mujeres y niños, el abuso de drogas y alcohol, los problemas psicológicos y mentales y el haber sufrido malos tratos físicos o abuso sexual constituyen los motivos más relevantes.
Estas informaciones nos dan idea de dos cosas importantes. En primer lugar, la actitud social hacia la denuncia es favorable, pero cuando llega el caso concreto los miedos y dudas pueden más y las personas se inhiben a la hora de poner en conocimiento la sospecha. En segundo lugar,  se sigue considerando el abuso sexual infantil como una patología, es decir,  la sociedad sigue creyendo que el adulto que abusa de un niño lo hace porque es un enfermo y que, además, se produce en contextos marginales, afirmación que, como ya se ha mencionado anteriormente,  es muy diferente de la realidad.
El marco ecológico integra los contextos de desarrollo del niño (microsistema, macrosistema y exosistemas) estructurando los factores que intervienen en la etiología del maltrato:
 Desarrollo del individuo. El desarrollo de la persona es evolutivo, gradual y basado en la interacción con los demás. Desde ahí, la experiencia previa que los padres traen de su propia vida a la hora de abordar la paternidad va a condicionar el desarrollo del niño, al igual que cualquier lesión o discapacidad que tenga.
Microsistema. Es el entorno más cercano al niño, en el que desenvuelve su vida diaria y con el que está en contacto permanente, además de quien depende. El núcleo socializador prioritario en este nivel es la familia e influyen factores como la composición de ésta, el ajuste marital o las características del niño.
Exosistema. Está compuesto por los sistemas sociales que rodean al sistema  familiar (es-
cuela, trabajo, vecindario, amistades, etc...) cuyos valores y creencias configuran los del niño, puesto que limitan o enriquecen sus propias vivencias y configuran un mundo relacional.
Macrosistema. Son los valores de la cultura en la que se desarrolla el individuo. En la crianza de los niños influyen los conceptos sobre la paternidad y los roles de género, la concepción de los derechos de la infancia, etc. Todos estos valores configuran a su vez el enfoque de la vida individual, por ejemplo, a través de los medios de comunicación.
Estos sistemas relacionales interactúan constantemente, creando una serie de circunstancias o factores que producen un riesgo o una protección real frente al maltrato infantil, en cualquiera de sus formas. Entre los factores de riesgo, existen algunos especialmente relevantes:
Discapacidad psíquica grave de uno o ambos padres.  Consumo de alcohol o drogas de uno o ambos padres.  Historia de maltrato previa en uno o ambos padres.  Falta de establecimiento del vínculo o deficientes relaciones afectivas entre los padres y el niño.  Falta de red de apoyo psicosocial, aislamiento social de la familia.  Problemas de desarmonía y ruptura familiar. Desempleo o pobreza.   Falta de reconocimiento de los derechos del niño como persona.  Aceptación social de pautas como el castigo físico.
Entre los factores de compensación o protectores se destacan los siguientes:
Historia de vinculación afectiva de los propios padres o reconocimiento y elaboración de la historia, en caso de ser negativa.  Existencia de una red de apoyo psicosocial.   Seguridad económica.  Armonía y apoyo de la pareja en la crianza.  Integración social de la familia y del niño con sus iguales.
Todos estos factores interactúan permanentemente creando una estructura relacional constante, en la que las personas nos desenvolvemos. Es importante conservar esta perspectiva para evaluar cada caso individualmente y entender que las circunstancias vitales de cada persona definen sus posibilidades, no sólo sus limitaciones.
(ESTOS PUNTOS DEBERIAN SER TRATADOS EN TODAS LAS JUNTAS VECINALES, Y EN LOS COLEGIOS PUBLICOS Y PRIVADOS

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