OPINION // DRA. CLAUDIA
VIVEROS LORENZO// SIN MEDIAS TINTAS
El pasado 28
de julio, el Presidente Martín Vizcarra propuso adelantar las elecciones
generales para salir de la situación de bloqueo de las instituciones que viene
desde 2016, ya que el bloqueo del Ejecutivo y el Legislativo, dominado por el
Fujimorismo, se ha empeñado en que los proyectos de reformas que se presentan
tropiecen sin avance alguno. Esto conllevaría a que el pueblo regrese a las
urnas a tomar decisiones en 2020, un año antes de lo establecido.
Después del
anuncio, la sociedad respondió dando un 70% de aprobación a la propuesta, según
sondeo realizado por el Instituto de Estudios peruano. Pero la posible
decisión, que necesita una reforma constitucional, fue atacada por el Congreso
a través de su Comisión de Fiscalización, abriéndose una investigación por
considerar que podría ser anticonstitucional, por no haber consultado antes a
su Consejo de Ministros. El pasado jueves 5 de septiembre sindicatos laborales,
organizaciones universitarias, grupos feministas y colectivos civiles salieron
a marchar en respaldo al adelanto de elecciones, exigiendo que sus diputados
–congresistas-, acojan favorablemente la proposición gritando: ¡Que se vayan
todos”.
El pueblo
peruano está cansado. Tener la posibilidad de dar borrón y cuenta nueva a la
plana del Congreso es un sueño bastante atractivo. Pero me salta la pregunta:
¿ahora por quién van a votar? La política en el Perú es muy joven y tela de
donde cortar no hay mucha. ¿Esto será solo un golpe y tortazo donde acaben
reintegrándose los viejos dinosaurios que armen grandes campañas electorales y
que desbanquen cualquier posibilidad de políticos nuevos? (que por cierto
muchos no hay), ¿se reformará la constitución debidamente para que los viejos
monstruos congresistas no tengan posibilidad de contender?, ¿los nuevos estarán
debidamente preparados?
Creo que hay
un punto clave en este asunto y se resume en un concepto: Ética de la función
pública.
Existe la
Ley del Código de Ética de la Función Pública No. 27815 y su Reglamento
DS-033-2005 donde se establecen los deberes éticos del servidor público. En
esta se habla de respeto, probidad, eficiencia, idoneidad, veracidad, lealtad y
obediencia, justicia y equidad, lealtad al Estado de Derecho, neutralidad,
transparencia, discreción, ejercicio adecuado del cargo, uso adecuado de los
bienes del estado y responsabilidad. Es difícil saber si los que hoy ocupan una
silla en el Congreso lo conocen, y mucho más si los que quieren llegar también,
sobre todo porque seamos realistas, y vayamos a la raíz, cada vez se habla menos
de ética y de valores en los hogares y en las escuelas.
El pueblo
sí, está deseoso de no tener más historias de corrupción y malos manejos, pero ¿nosotros
estamos siendo coherentes con lo que estamos exigiendo?. Me remitiría a
preguntar con ¿qué ética llevamos a cabo nuestro voto en las urnas?. Votamos
informados, con un análisis real de las opciones, conscientes de lo importante
de nuestro derecho y uso de éste, o ¿llegamos empujados por no pagar la multa
correspondiente?
Exigimos la
sanción y el desplazamiento de los que señalamos como corruptos, pero no
estamos siendo coherentes. Necesitamos ser ciudadanos éticos. La ética y
deontología básica de Kant, nos habla sobre el bien hacer y el bien estar.
Pilares básicos. Votemos bien para obtener los resultados esperados, y entremos
en acción si es que los candidatos no son los adecuados, pongamos atención a lo
que nos ofrecen, analicemos, eduquémonos, demostremos el interés real que este
tema amerita, porque de este depende los resultados que queremos. Sería un gran
paso llegar al adelanto de las elecciones, Perú demostraría un avance político
ejemplar a nivel sudamericano, pero por favor no lo desperdicie. Es ahora o
nunca.
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draclaudiaviveroslorenzo@gmail.com
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