sábado, 29 de septiembre de 2018

¡Dejemos que el Pueblo Decida!



Por: Juan Manuel Medina Cañas
Cuántas veces hemos criticado con claridad meridiana, que el indubitable periodismo se ha prostituido en todos sus extremos con raras excepciones en lo que concierne a la nívea trayectoria que debe seguir esta noble y sacrificada profesión, cuando sus genuinas cualidades es educar, orientar e informar con veracidad a una ciudadanía, que necesita por todas las vías que se solucione favorablemente la retahíla de problemas que nos aquejan.
A raíz de estas próximas elecciones sean estas regionales y municipales a dado origen a una probada guerra sucia entre los hombres de prensa, sin percatarse que se está ajando la honra y la dignidad de las personas a quienes se le deben tener por lo menos un límite de respeto.
Pero como en toda situación siempre existe un pero, ahora esta actividad se ha metamorfeado en el más vil de los oficios, por cuanto hasta se puede considerar que algunos propietarios de medios de comunicación masiva que ilegalmente ejercen esta carrera son responsables directos de esos individuos, que por el simple caso de tener un micrófono en la mano se imaginan en su enana mentalidad que son los dueños de la verdad, cuando la realidad es otra.
Es tiempo que los electores despierten de ese letargo, tomando conciencia de que sus votos dirimirán el futuro de sufamilia y que no se dejen llevar por las bajas pasiones y las demagogias baratas de muchos aventureros politiqueros que con sus consabidas promesas pretenden encandilar la mente de modestos ciudadanos.
A veces me pregunto porqué en estos contenidos aparecen tantos postulantes que algunos de ellos no tienen el mínimo conocimiento de lo que significa el manejo de la administración pública, ni menos la función municipal y que a la vez se convierten en presas fáciles de astutos funcionarios y de sagaces servidores que se frotan las manos por haber hallado su mina de oro.
Muchos de estos candidatos ansían ocupar estos altos cargos con el fin de enriquecerse ilícitamente y no ejecutar obras de gran envergadura en provecho de la población y otros que tienen el descaro de convertir los gobiernos en simples oficinas de empleo y de fomentar la burocracia parasitaria entre sus allegados.
Y, más se nota que llevan en sus listas consejeros y regidores a personas neófitas que solo sirven para levantar la mano y decir “Chi Cheño” y esperar el fin de mes para cobrar sus dietas, sin haber efectuado trabajos productivos.
Ante el estado de cosas que aludo, solo resta decir que dejemos que solo el pueblo sepa elegir al mejor vecino y no se deje engañar por tantos oportunistas.

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