lunes, 9 de abril de 2018

¿Justicia? ¿Qué es eso?


Raúl Sotelo Lévano
Se le representa como una mujer vestida con su túnica blanca, una venda cubre sus ojos, y su mano sostiene la balanza de la Ley.
Tratemos de entender esta figura decorativa. La blancura de su atuendo es sinónimo de pureza, la venda le impide  ver a quién va a juzgar, la balanza sopesará la fiel expresión de un fallo justo e imparcial. La espada la usara por si algún despistado intenta pasar por encima de su autoridad.
El tristemente recordado Luis Serpa Segura, fue, en una lejana época, presidente de la Corte Suprema de Justicia. Un día llegó hasta el despacho del otrora poderoso Vladimiro Montesinos y le entregó para que “estudiara” el proyecto de resolución que él (Serpa) debería firmar a favor de la reelección de Alberto Fujimori como Presidente de la República. De esta forma Serpa estaba actuando como fiel y obediente secretario de oficina. Su alto cargo judicial era solo un trapeador.
Poco después este gallardo defensor de la justicia retornó nuevamente al SIN pero ya acompañado de todos los integrantes de la Sala Constitucional de la Corte Suprema para recibir la orden que imponía la nueva postulación de Fujimori a la presidencia. Montesinos simplemente les dijo “cúmplase y ejecútese” y los que en esos momentos representaban la máxima jerarquía del Poder Judicial, inclinaron la cabeza sumisamente como señal de obediencia. Más  bajo no podía haber caído este Poder del Estado.
En estos tiempos los noticieros informativos dan cuenta de las encendidas y justificadas protestas de los que sufren en carne propia los estragos de la injusticia cometida en su agravio. Lo que ocurre es que esta mujer vestida de blanco ya perdió su virginidad y ahora subasta sus caricias al mejor postor, llámense poderosos e influyentes personajes de la sociedad y de la política. Hoy, la venda sólo le cubre un ojo para así ver a quién va a favorecer; la balanza con sus platillos ha sido reemplazada por una enorme bandeja capaz de recibir rumas de billetes; y la espada la usará para cortar todo intento de reclamo de los ciudadanos indefensos.
La actual justicia, con su cartera al hombro y los labios pintarrajeados parada en una esquina del bulevar, se expone a ser tomada por aquellos que con su dinero y poder creen tener el pleno derecho de usarla para conseguir sus  torvos propósitos en su desmedido afán de seguir enriqueciéndose.
Pero todo tiene su final, y en su momento llegará a la presidencia un verdadero justiciero, incorruptible que cubra a la justicia con una túnica de acero y armarla con un lanzallamas para acabar con los indeseables.
Otrosí digo: El Instituto  Mundial de Investigación de la Economía del Desarrollo llegó a la conclusión que, aproximadamente 1,000 millones de personas se acuestan hambrientas todas las noches. Que cada 3.5 segundos alguien muere de hambre, la mayoría niños menores de 5 años. Que el 0.5% de los más adinerados controla un 35% de la riqueza del mundo. Que más de 3,000 millones de personas, o sea, cerca de medio mundo, viven con menos de dos dólares por día; y que en el 2018, 12 millones de niños morirán antes de llegar a su siguiente cumpleaños.
Ante este cuadro pavoroso con cifras escalofriantes que revelan la enorme desigualdad social de esta humanidad controlada por unos cuantos poderosos dueños de imperios económicos, se exhibe hoy como una cruel respuesta, el derroche escandaloso y voraz en las celebraciones de matrimonios, aniversarios, Navidad y Año Nuevo, donde la mayoría se atragantan y beben hasta el hastío para quedar finalmente a consecuencia del exceso, exánimes con el abdomen repleto de comida y la mirada perdida en el vacío a consecuencia del licor ingerido.
Pero cuando el piso se les mueve como gelatina producido por un  movimiento sísmico, entonces gritan y tiemblan como peleles invocando piedad, piedad que nunca sintieron por aquellos infelices castigados por el infortunio y la desdicha.






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