Por:
Juan Manuel Medina Cañas
Un
pueblo sin cultura es un pueblo sin alma, así reza un asestado adagio; todo
esto viene de perillas, cuando observamos con suma extrañeza que actualmente muchas
bibliotecas municipales tanto provinciales como distritales carecen de periódicos
y revistas ilustrativos, para elevar el bajo nivel educativo y cultural de una
comunidad.
Anteriormente
la biblioteca municipal provincial, contaba con una serie de diarios capitalinos
como de la región con el fin primordial de fomentar el acceso instructivo del
público, por cuanto recibía gacetas de la capital como El Peruano, El Comercio,
La Prensa, La Crónica; del departamento como La Voz de Ica, La Reforma de
Pisco, los locales como La Unión, La Acción, La Voz de Chincha, Lucha y
últimamente el diario oficial de la provincia Verdad del Pueblo; fuera de las
revista, trípticos, plaquetas de conocidos literatos.
Es
dable rememorar en esta oportunidad que fue la intelectualidad chinchana quien
solicito un local propio para el funcionamiento de la biblioteca municipal, ya
que la antigua funcionaba en un reducido ambiente, ubicado en la calle Grau,
primera cuadra del ayuntamiento provincial; fue precisamente que el
burgomaestre de aquel entonces Sr. Carlos Dónola Toche, dando acogida a este
necesario clamor cristalizó
este ansiado anhelado, siendo el día
09/06/1956 que se inauguró este local propio solamente para la biblioteca
municipal, ubicado en la calle Santo Domingo 185 de la ciudad de Chincha Alta,
denominándola después con el nombre de Abelardo Vicente Alba Maúrtua en memoria
del insigne vate chinchano.
Posteriormente,
algunos alcaldes huérfanos de cultura, tergiversaron esta disposición por cuestiones
politiqueras; pues se clausuró el primer ambiente que sería para la atención de
la niñez de nivel primario para un auditorio y el salón continúo para la marcha
del Museo Regional desapareciendo así la ………….municipal. Y para el colmo se
destinó la segunda planta para la articulación de un estamento judicial y para
el funcionamiento de una cuestionada oficina administrativa.
Si
esto sucede a nivel provincial, como será esta circunstancia en el sector
distrital, si se estará agenciando de diarios y revistas educativas para el beneficio
de sus vecinos; porque algunos funcionarios ediles aducen que no hay suficientes
medios económicos para tales fines; entonces viene la interrogante de dónde
sacan dinero los municipios para pagar las planillas de una abultada burocracia
administrativa, así como también para “acertar” a seudos periodistas por su consabida
publicidad de ´adulamiento´.
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