El tiempo no puede hacernos olvidar de cómo en el
mes de Octubre se llevaban a cabo las clásicas serenatas en la “Tierra de
Campeones” tiempos aquellos que no volverán,
en la que se presentaban artistas
locales de la talla de: Alejandro el ´Cholo´ Torres, Pedrito Tasayco, Marimón,
Pablo Chumbiauca, Julio Barrera y otros
como un preámbulo a lo que se escucharía a partir de las diez de la
noche.
Con la voz autorizada de Don José Lázaro Tello, conocido como el animador
de las multitudes quien se encargaba de presentar a los artistas reconocidos
internacionalmente como Pastor Zuzunaga,
María de Jesús Vásquez, Lucha Reyes, Carmencita Lara, Roberto Silva y otros que eran parte de la caravana “ORMEÑO”
que es la empresa del chínchano y Pardino Joaquín Ormeño Cabrera, quien por el
cariño que le tiene a la tierra que lo vio nacer se hacía presente todos los
años con una constelación de cantantes y músicos.
Para el deleite de todos aquellos
que esperaban esta fecha para escuchar a sus artistas favoritos que
interpretaban lo mejor de la música criolla, y cuando se acercaban los minutos
para las doce de la noche, todos atentos para corear la canción que se entonaba
por el cantante de turno exactamente a
las cero horas, y la gente se estrechaban la mano, se abrazaban y se saludaban
con algarabía.
Como una manifestación de festejo, por
el aniversario de la tierra, se encendía el castillo de varios cuerpos y se escuchaban los cohetes y las bombardas;
el cielo se iluminaba dándole la bienvenida al día 30 de Octubre. Día central
de Chincha.
Estaban muy atentos los organizadores
como eran los regidores, el alcalde y personas notables que apoyaban de manera
desinteresada estas acciones de jolgorio y felicidad, porque se trataba de la
fiesta de la “Reyna del Sur” como es Chincha.
Y todo este acontecimiento era
transmitido por Radio Chinchaysuyo, vía los 1140 de la AM para todas aquellas familias que no podían
venir a la Plaza de Armas y gozar de este espectáculo. Entonces en sus casas lo
disfrutaban a través de su receptor.
Mientras que el torito se encargaba de despertar al público presente corriendo
de un lugar a otro y viviendo una verdadera fiesta.
Luego de 40 minutos o una hora,
todos se iban retirando a sus hogares tranquilamente, comentando que bien había
tocado el cajón, Pomadita Lazón, no se veían actos indecentes y si alguien libó
para celebrar, era de manera muy discreta. Y no como ahora. Y los artistas que
habían actuado tanto locales como limeños, eran invitados por los organizadores
a la pollería el “Carmelo” que funcionaba en el pasaje de la Iglesia para
degustar el aguadito de menudencia y el
rico pollo a la brasa. O de lo contrario elegían la comida oriental y se iban
al Chifa donde el popular Joipe,
Virgilio Lee, en la Plaza de Armas.
Las vivanderas se esmeraban para
ofrecernos lo mejor de su comida en
lugares estratégicos, donde los comensales recono-cían la buena sazón de las
cocineras de esa época.
Por: Juan Córdova Pecho
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