Cuando me dijeron que uno de los seres que más amaba y admiraba
en la vida tenía una forma de demencia, sentí que el mundo desaparecía ante mis
ojos y que me hundía en el vacío. Para mí, demencia significaba literalmente
"locura, transtorno de la razón" (Real Academia Lengua Española-RAE).
Me negaba a aceptarlo. Mi modelo, mi ejemplo, mi hé-roe...culto, inteligente,
bueno, amoroso, honesto, cabal, trabajador, sin vicios, daba amor y vivía
rodeado de amor. Sentí un dolor inenarrable. Tuve miedo, pánico y sentí
soledad, mucha soledad. Pensé...así me siento yo, pero ¿Cómo se sentirán los
otros actores principales de este terrible y nunca deseado drama familiar? Todo
lo que sabía era que cada uno tenía un lugar muy especial en su corazón. Él
siempre supo hacernos sentir únicos y amados.
El camino fue largo y
aún hoy, a pesar de la triste aceptación de los hechos que concluyeron con su
viaje final, sigo haciendo uso de ciertos mecanismos de defensa provisoria para
poder enfrentar los hechos y aquellos momentos de dolor, vacío, frustración y
apatía que produce el hecho de no encontrar respuestas concretas para las
preguntas específicas que aún me formulo.
¡Qué difícil, Señor Dios, se hace en casos como éste -y por
supuesto otros- aceptar Tu Voluntad!
¡Mucha ira, enojo y frustración! Y todos estos sentimientos se
disparan en diferentes direcciones como dardos que van directamente a quienes
es-tán más cerca de nosotros y quienes también, a su propio modo, sienten lo
mismo simultáneamente. No reparamos, en la mayoría de los casos, que estamos
"padeciendo" de un sentimiento colectivo y que aun amándonos
profundamente, nos atacamos buscando resolver nuestro propio sentir. Qué
difícil es ser espiritual en medio de este trance. Qué difícil es aceptarnos en
medio de tanto dolor. Como si llorando, gritando, callando, aparentando
indiferencia o "no viendo", u ocultando, la demencia fuera a esfumarse.
El término aun hoy me parece demasiado fuerte. La medicina y la
psicología lo definen como el "deterioro progresivo e irreversible de las
facultades mentales que causa graves trastornos de conducta. Demencia Senil".
(RAE)
Este conjunto de síntomas que se conoce como Demencia Senil
afectan las habilidades de pensar y de socializar de manera severa, al punto
que interfieren drásticamente con el quehacer cotidiano de quienes lo padecen.
La vida de la persona afectada no es la única que sufre un revés sin retorno,
también lo sufren de manera casi inexplicable quienes están involucrados de
manera directa e inmediata ya sea física y/o sentimentalmente con quien padece
tales cambios radicales en su vida producto de enfermedades que causan el
deterioro de las funciones cerebrales.
El Alzheimer, el Multiinfarto, la Enfermedad de Pick, la
Enfermedad de Huntington. La Parálisis Supranuclear Progresiva y la Enfermedad
de Parkinson, se dice que tienen relación directa con la Demencia Senil.
(Departamento de Neurología, Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad
Católica de Chile).
CPC Farida Estela Tolmos
Regal de Green
Lic. Enfermería, Intérprete
Médico Internacional
DNI 21452712
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