Muchas personas que
llegan a los cincuenta años de edad, tienen la idea de que ya están cerca del
fin pero, eso no es cierto, porque es ahí cuando se está desarrollando la etapa
de la madurez y la serenidad que estuvo ausente en durante la juventud.
Una de las situaciones
más alarmantes se da con la preocupación que empiezan a sentir porque “ya se
olvidan de algunas cosas” y piensan que esos son los síntomas del
Alzheimer. No hay nada más falso que eso.
Razonemos con los siguientes
casos:
La mayoría de las
personas cuando llegan a esta edad, se martirizan porque:
-No recuerdan el nombre
o el apellido de una persona.
-Se olvidan el nombre de
algunas cosas.
-Cuando ingresan una
habitación, se olvidan para que entraron o qué iban a buscar en ella.
-Ven una película y
pronto se olvidan del título.
-Se olvidan donde dejan
sus anteojos o las llaves.
-Están conversando y se
olvidan lo que iban a decir.
-Leen y pronto se
olvidan lo que han leído.
Entonces empieza el suplicio
creyendo que ya les empezó el Alzheimer
Deben saber que: ¡Eso no
es cierto! Porque, Cuando una persona se da cuenta de que se ha olvidado o se olvida
de algo y tiene conciencia de sus olvidos, NO SUFRE DEL MAL DE ALZHEIMER.
Para su tranquilidad,
mis queridos amigos, es necesario que sepan que estos olvidos, son una
característica muy propia en casi todas las personas mayores de cincuenta y se
va acrecentando a medida que pasan los años. Esto le ocurría también a nuestros
abuelos y a nuestros bisabuelos que fueron sanos y vivieron un mundo mucho
mejor.
Quien se da cuenta de
sus olvidos, no tiene problemas serios de memoria porque, el que
padece del mal de Alzheimer, no se da cuenta ni tiene conciencia de lo que le
pasa, ya que presenta un cuadro de ANOSOGNOSIA que viene a significar que,
quien la padece, no se da cuenta de lo que le ocurre.
Después de todo esto,
podemos afirmar que: Cuanto más se quejen las personas de su memoria, menos probable
es que sean víctimas del ALZHEIMER.
COL 046.
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