Todos
los ciudadanos del mundo estamos obligados a querer a nuestra Patria.
Sin
embargo, necesario es precisar que el cariño a la Patria se puede demostrar de
diferentes maneras, siendo la fundamental entre ellas, el conducirnos
con responsabilidad y honradez en todos los actos de nuestras vidas. Uno
de ellos puede ser también, prestando el Servicio Militar que nunca me pude
explicar por qué se llama “obligatorio” si todos los peruanos no están
obligados a cumplirlo. Desde hacen muchos años, se hablaba ya del
“servicio militar obligatorio” y, como es natural, a casi nadie le gusta o está
de acuerdo con lo que es “obligatorio”. Llegan también a mi memoria las temporadas
de “Leva”, que era el acto que efectuaba la policía, deteniendo a todos
aquellos que habían salido sorteados para “servir a la Patria” o no
se habían inscrito. A estos últimos, se les detenía como Omisos a la
Inscripción y luego empezaban los ajetreos: los suertudos tenían padrinos y los
ricos plata para salvarse de tan terrible pesadilla y, al final, sólo servían
los Quispe, los Mamani, los Sayritupac etc. Y los que no tenían padrinos.
Recuerdo
también a los jóvenes que, ilusionados con lo que es la Milicia y, no teniendo
opción de nada en la vida, se presentaban como “Voluntarios” a dicho servicio
y, al poco tiempo se escapaban y quedaban convertidos en desertores. Los que se
quedaban, al cumplir los dos años, salían horrorizados por las condiciones de
vida que ahí se daban y no querían volver jamás.
Algunos
años después, cuando me encontraba alfabetizando a los niños de Pioscobamba,
una comunidad andina de Andahuaylas, tuve el infortunio de presenciar la “leva”
en nuestra serranía y sentí indignación y repulsa al ver a nuestros
jóvenes serranitos, que eran transportados en fila, amarrados de las muñecas en
una cuerda que era tirada por un caballo que estaba montado por un Policía que
iba acompañado de otros montados cada uno en caballos o mulas. El espectáculo
era deprimente. Ellos no tenían la posibilidad de un Abogado que los defienda y
logre que los exoneren de esa obligación. No tenían un Médico que les diagnosticara
sordera, miopía o pie plano como si podían hacer los de la costa. Tampoco
tenían dinero para darle al Policía para que los soltase en el camino.
Ahora,
a más de cincuenta años de esos recuerdos, con una decisión arbitraria y
descabellada, se pretendió implantar nuevamente este “Servicio Obligatorio” y
que debía reclutarse a 12,500 jóvenes que naturalmente, serían los que no
estaban en condición de comprar su exclusión. Felizmente, el Defensor del
Pueblo, en una actitud que lo califica como ejemplar y que lo hará recordar por
mucho tiempo, acudió a la instancia que corresponde y, los Magistrados del
Primer Juzgado Constitucional han amparado su iniciativa y han resuelto lo que
debían resolver ya que este Decreto que fue firmado por el Presidente Humala
era y es totalmente discriminatorio porque al final, sólo serían reclutados los
que no tienen el dinero para pagar su exoneración. Falló Señor Presidente y
falló porque su D.S. N° 1146, no se aplicará por imperio de la Justicia y
porque ese es el sentir popular representado por casi todas las instituciones y
por el ciudadano de a pie.
No
me imagino a quién se le pudo ocurrir semejante despropósito pero, tenga
cuidado Sr. Presidente, porque los que lo están asesorando, lo están asesorando
mal y tal vez lo hagan creer que es Ud. Es omnipotente y puede hacer lo que se
le ocurra. Eso es falso Sr. Presidente; lo único que están logrando sus Asesores
caviares (izquierdistas reciclados que les gusta vivir con todos los lujos) es
desconectarlo de la realidad y eso, es peligroso para Ud., para su Gobierno y
para todos los peruanos.
Pese
a todo lo expuesto, estamos de acuerdo con que, nuestro ejército esté renovándose
permanentemente y que esté preparando a nuestros jóvenes no sólo para la
defensa de la Patria en épocas de guerra sino para defenderla en tiempo de paz,
y no con armas sino con nuestro desempeño como buenos ciudadanos.
Estoy
seguro y considero necesario que, el Servicio Militar sea en forma voluntaria y
que ofrezca a nuestros jóvenes, incentivos y posibilidades de orientar sus
vidas. Para ello, considero que se haga lo siguiente:
Primero.- Hay
que REORGANIZAR debidamente a nuestras Fuerzas Armadas, eliminando las
irregularidades que se denuncian constantemente sobre casos de corrupción y
abuso con nuestros jóvenes soldados quienes ni siquiera tienen un rancho
“comida” recomendable. De vez en cuando, deben quedarse los Oficiales y
sentarse en la misma mesa con sus soldados para departir con ellos la misma comida.
Se deben desterrar los actos de corrupción en todos los niveles para que los
civiles no sólo quieran a sus Fuerzas Armadas y Policiales sino que las admiren
y las respeten.
Segundo.-
Hay que hacer atractivo el Ejército. Hay que procurar que los jóvenes peruanos
que no tienen posibilidades de estudio o de trabajo, se enrolen a las Fuerzas
Armadas donde el Estado debe brindarles carreras técnicas como: construcción
civil, computación, conducción de vehículos (incluyendo sus respectivas
Licencias o Brevetes), personal de seguridad para abastecer con ellos los programas
de Serenazgo y de Seguridad Ciudadana, etc.
Tercero.- Si
se pretende hacer obligatorio y mediante “Sorteo” como era antes, que se haga.
Pero que sirvan todos los que salgan sorteados y no sólo los que no tengan para
pagar su “multa” o tengan un padrino que pueda salvarlos.
Cuarto.-
Podría empezarse por restablecer los cursos de Educación Cívica y de
Instrucción Pre Militar en nuestros centros educativos con la finalidad de sembrar
en nuestros jóvenes los Valores y la Disciplina que se han perdido hasta
casi desaparecer.
COL.
P.P –Ica 046
José
Castro Silva
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