En 1954, la policía detuvo en la Quebrada de Armendariz a
Jorge Villanueva Torres, por la muerte y violación de un niño: Julio Hidalgo
Zavala de tres años de edad; Villanueva en todo momento luchó por su libertad y
su inocencia y en presencia del pelotón de fusilamiento, dijo ¡Soy inocente,
viva el Perú!.
Una investigación detallada efectuada por largos años por
el Dr. Víctor Maúrtua, médico legista, ha podido determinar que Jorge Villanueva
era realmente inocente, que todas las pruebas que se le atribuyeron solo eran
presunciones, nada lo acusaba, que la muerte del menor se debió a un accidente
de tránsito y que el conductor lanzó el pequeño cuerpo a los acantilados de
Armendariz, desplazándose éste hasta caer al costado de la covacha utilizada
por Villanueva para vivir. Pero para juzgarlo primó el hecho racista de que el
presunto autor era negro, vago y raterillo.
El juicio por la muerte del niño se inició el 06 de agosto
de 1956 y el 12 de Diciembre de 1957 se le sentenció a la pena de muerte a
pesar de todos los esfuerzos de su abogado defensor don Carlos Enrique Melgar
que resultaron inútiles.
Proclamó su inocencia hasta el final, nunca fue escuchado,
“… El Poder Judicial, la policía, los peritos médicos y especialmente los que
redactan los protocolos de Autopsia son culpables que muchas personas inocente
pasen su vida en prisión o, como antes, mueren…” (Dr. Víctor Maúrtua) “ese fue
el caso de Villanueva”.
Realmente para reflexionar…
Fuente: Revista Mira Nro. 83
26.10.1997
Santiago Perona
Miguel de Priego
DNI: 21787138
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