En medio de la complejidad y de las crisis del siglo XIX
brillan con nitidez un conjunto de hijos de la Iglesia que manifiestan una muy
clara conciencia de que la adhesión al Señor Jesús tiene consecuencias sociales.
Entre ellos destaca como importante pensador y hombre de acción, de enorme
trascendencia en esos primeros tiempos de la cuestión social en el siglo XIX, Antonio
Federico Ozanam, gran apóstol de la caridad y la reconciliación.
Su profunda fe y su amor a la Iglesia lo impulsan por el
camino que lleva a la perfección en la caridad. Desde joven, sus pasos lo encaminan al testimonio y a la santidad. Los dones del
Altísimo, su amor por la verdad y su opción por vivir cotidianamente la fe lo
llevan por los luminosos senderos del amor al hermano, en especial al
necesitado. Este impulso de vida de Antonio Federico y lo va introduciendo en
el ardor fulgurante de quien asume su vida cristiana hasta las últimas
consecuencias. «La caridad no puede existir en el corazón de muchos sin
expandirse a los de fuera —escribe—. Es un fuego que se apaga si le falta
manutención, y las buenas obras son el alimento de la caridad... pero la
caridad debe ser un medio, no el fin de nuestra asociación que es más bien el de difundir en la juventud
el espíritu del cristianismo, que es espíritu de amor. La verdad evangélica
debe ser difundida entre los jóvenes, que son víctimas de varias y funestas doctrinas...»
El gran apóstol de
la caridad y de la reconciliación en el siglo XIX se verá reconocido por la
Iglesia como quien, viviendo heroicamente las virtudes cristianas, se alza como
un símbolo de coherencia en la vida cristiana ante un mundo sometido al secularismo,
al agnosticismo funcional y a todo tipo de rupturas.
Ozanam ha sido beatificado por el Papa Juan Pablo II,
el mundo contemplará la imagen de un alentador ejemplo de seguimiento del Señor
de cara a las tan necesarias tareas de la Nueva Evangelización.
Antonio Federico
Ozanam, nació el 23 de abril de 1813 en Milán. Federico es el quinto hijo del matrimonio
de Juan Antonio Francisco Ozanam, antiguo oficial del ejército napoleónico y
luego mé-dico, y María Nantas. Forman un hogar en el que la fe vivida ilumina
el quehacer cotidiano, y en el que el amor no queda contenido entre los
miembros de la familia sino que se despliega hacia el encuentro de los hermanos
en necesidad.
Ya desde niño
Federico aprende a respetar al pobre y al desvalido, siendo instruido en la
escuela de la viva caridad de su padre, quien como médico asiste gratuitamente
a muchísimos pobres; y en la bondad y sencillez cristiana de su y con sus
significativas dotes culturales, impregnando el hogar familiar de un claro y profundo
espíritu cristiano. Su gratitud por la vida se expresa en una promesa que cumplirá
siempre: «Yo he prometido a Dios dedicar mis días al servicio de la Verdad que
me ha concedido la paz». Más adelante explicará la gesta a la que planea entregarse,
sin amilanarse ante sus grandes desafíos, y dirá: «Vencer sin riesgos es
triunfar sin gloria, pero cuanto más difícil es la obra tanto más bello es realizarla».Federico,
aunque tímido, es una persona de fuertes y profundas raíces interiores, su
adhesión a la fe irradia sobre todo su ser y su existir. Por ello sufre intensamente
al contemplar la lamentable situación de lo que hoy llamaríamos secularización
generalizada. Muy pronto su liderazgo se
deja sentir incluso en la Universidad Sorbona, al punto que pudo escribir a su
familia: «Cada vez que un profesor alza su voz contra la fe, se levantan muchas
voces católicas en protesta por ello». «Nosotros poseemos dos caminos: uno para
buscar la verdad y otro para vivirla; durante toda nuestra vida hemos de vivir
la verdad». Y en el campus universitario en París había encontrado un ambiente
propicio «para vivir la verdad» y para compartirla. Por su carácter activo formó
en 1832 las Conferencias de Historia.
Éstas constituyen un ámbito de apostolado intelectual en ella se daban intensos debates en torno a
la fe. Será a partir de una de las sesiones, que reunía a decenas de jóvenes e
incluso profesores de la Universidad, que un grupo, con Ozanam a la cabeza,
toma una decisión: ¡Ir al encuentro de los pobres! Así, a los 20 años de
edad, en 1833 funda con el valioso apoyo de cinco compañeros las Conferencias
de la Caridad (Sociedad de San Vicente de Paúl), con el ánimo de «consolidar la fe y de
reanimar la caridad en la juventud católica», proyectándose en el encuentro
personal con los pobres y trabajando así por la santificación personal y el
Reino del Señor. A través de esta obra se busca vincular, en una relación
personal, a indigentes, a marginados, a carentes de salud y medios para una
vida digna, con quienes pudiesen aportarles alguna ayuda y apoyo humano y
cristiano. Sin duda se trata de una obra de gran importancia para ayudar a los
necesitados, tanto en lo material como en lo espiritual. Hasta el día de hoy
existen secciones de la Sociedad de San Vicente en muchísimos países del mundo. La cruzada de la caridad que iniciaron un
grupo de jóvenes estudiantes universitarios franceses encabezados por Federico
Ozanam en aquel 1833 se encendía en el París indiferente y descreído un fuego
ardiente de amor que se convertiría en inmensas fogatas de caridad que
llenarían de luz y calor millones de casas de pobres y humildes hermanos.
En la actualidad hay Conferencias de la Caridad en 148
países, con 720,000 miembros, y 37 millones de beneficiados. El Perú cuenta con
27 Conferencias, ellas pertenecen a la Zona 1 Área Pacífico junto con Bolivia,
Chile, Colombia y Ecuador, tiene como Vicepresidente Territorial Nº 3 el
consocio Renato Lima de Oliveira (Brasil)
en su última visita a nuestro país se acordó organizar los Consejos de
Zona la misma que se encargará de unir, animar y coordinar las actividades y/o
proyectos del ámbito local, favorecer
el desarrollo espiritual de las Conferencias.
La región Ica esta camino
se for-mará el Consejo de Zona con la participación de seis Conferencias:
“Virgen Poderosa” de Chincha; “San Francisco Regis Cler”, “Santa Luisa de Marillac”
“San Martín de Porres”,“Beatita de Hu- may” de Pisco; “San Vicente de Paúl” de
Ica. La Sociedad de San Vicente en el Perú esta dirigida por la Presidenta
Consocia Acciones Rodríguez, cuyo Consejo Nacional tiene como sede Lima
Este 23 de abril se
celebró el Bicentenario del nacimiento del Beato Federico Ozanam, fundador de
las Sociedades de San Vicente de Paúl. Aunque durante todo este año se vienen
celebrando los 200 años de su nacimiento, el Consejo General Internacional ha
organizado en París un calendario de actos para celebrar conjuntamente el nacimiento
de Ozanam el día 19 se aperturó este bicentenario con la ponencia del
Presidente General Internacional de la SSVP, Dr. Michael Thio, en París.
La Sociedad de San Vicente en el Perú con su Presidenta
Sra. Alcionet Rodríguez, reunirá a los consocios el día 5 de mayo en la Parroquia
“Virgen Milagrosa” en Lima, y en el sur
chico las Conferencias de la zona
celebraran este notable acontecimiento el día 27 en la Parroquia San Clemente de Pisco, para ello se
están cursando invitaciones.
BIBLIOGRAFÍA:
Publicación del autor Luis Armando Figari.
Ponencia del Consocio Renato Lima de Oliveira.
Laical Centro de estudios Ozanam.
Recopilación: María del Pilar
Córdova Villalta
DNI 21790679.
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