Por: Oscar Velit Bailetti.-Especialista en Seguridad Ciudadana
La policía tiene dos funciones primordiales: por un lado,
mantener el orden social a través de la aplicación de la ley y, por otro, luchar
contra la delincuen- cia la cual implica a su vez varios aspectos: en primer lugar,
la represión al delito (a través de la detención y entrega de los culpables al
sistema judicial) y en segundo lugar la prevención en materia de vigilancia y
disua sión de los agentes delictivos.
En un contexto que se caracteriza por una tendencia al aumento
de la criminalidad e nuestra provincia, la policía ha debido adaptarse y buscar
modelos y estrategias orientados a hacer más eficiente y eficaz su labor.
Por otro lado si nos referimos a la utilización de los servicios de
inteligencia para combatir la delincuencia, encontramos históricamente que
dichos sistemas han recaído por lo general en manos de las fuerzas armadas y en
estructuras civiles con fines de manipulación política y social más que de
combate a los agentes delictivos. Esto se acabo cuando fusionaron la PIP a la
PNP.
En la actualidad, el
crecimiento que presentan las actividades ilícitas como el narcotráfico, el
secuestro, la trata de personas, entre otros delitos graves,
El Estado debe redefinir las tareas de los órganos de
inteligencia como estructuras indispensables para combatir de for-ma sistemática
y estratégica a la delincuencia organizada.
Si definimos el concepto de inteligencia como el proceso de
búsqueda, recolección, análisis, procesamiento, diseminación y protección de
información para la toma oportuna de decisiones estratégicas de un estado-nación
podemos entonces presumir que la existencia de un sistema de inteligencia
dentro de toda orga nización encargada de combatir y perseguir a la
delincuencia es indispensable, por el contrario, lamentablemente la mayoría de
tales estructuras gubernamentales carecen de este tipo de áreas o son de
reciente creación.
Lo anterior ha traído graves consecuencias para la
sociedad, una delincuencia más compleja, mejor organizada y más difícil de
combatir, en Chincha hay grandes organizaciones integra-das por familias
enteras. Y Aunque parezca paradójico, las células delictivas han
desarrolla do sus propias estructuras y ser- vicios de inteligencia y contrainteligencia,
con el fin de burlar a los sistemas de seguridad pú-blica y de impartición de
justi-cia. El desarrollo y fortalecimiento de los servicios de inteligencia
siempre deben de ir acompañados por dos factores críticos, la capacitación de
los recursos humanos y el empleo de los avances tecnológicos. Ambos factores
son decisivos, dada la naturaleza de tales actividades, para el cumplimiento y
alcance de los objetivos planteados.
La batalla contra
la delincuencia no deberá considerar solo la parte táctica y de combate, entendiendo
esta como el incremento de equipo de transporte, comunicaciones y armamento
para los cuerpos policíacos, sino también la parte de la recolección y análisis
de la informa- ción, así como la adquisición de la tecnología que facilite la
obtención y procesamiento de la misma, es decir la confección del producto
final, Inteligencia.
Que haremos para combatir a estos grupos organizados y armados
con diez camionetas y 60 serenos que no van a estar preparados y especializados
en la materia. Si ante no se hace un convenio con la Policía. la falta de
coordinación y unidad de mando, así como las asimetrías en sus salarios, requisitos
de ingreso, procedimientos de reclutamiento y selección, hacen que la sociedad
no pueda tener confianza en la efectividad de la actuación de los serenos que
se contratan mas por parentesco o favor político y que, simultáneamente,
la delincuencia encuentre espacios sociales propicios de acción.
Además, la eficacia de la policía se ha visto minada por la
corrupción, la insuficiente prepara ción de sus integrantes, la infiltración y
la amenaza de la delin cuencia organizada, así como por la dispersión de esfuerzos
y los recursos limitados de que disponen las corporaciones para cumplir su
importante labor.
Con todo lo anterior sería ingenuo tratar de combatir al
crimen organizado con los modelos tradicionales de policía. Es prioritario
incorporar áreas de inteligencia dentro de las estructuras policiales, con el
fin de incrementar la coordinación y eficacia de los cuerpos policíacos en la
lucha contra el crimen organizado, en suma, combatir a la delincuencia con
inteligencia. Y a esto le toca apoyar al Gobierno Regional y Gobiernos locales.
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