Preocupa el avance delincuencial
Por: Oscar Velit Bailetti.- Especialista en
Seguridad Ciudadana.
Quien tenga la
paciencia de leerme se dará cuenta de que me preocupan todos los temas
que se relacionan con la política actual en lo que respecta a seguridad
ciudadana. Siento extenderme demasiado en cada reflexión porque sé que rechaza
a la mayoría de posibles lectores, pero es el precio a pagar cuando no te
limitas a la crítica facilona. Gracias a quienes tengan la paciencia de leerme.
Observo que somos bastantes
los que estamos preocupados por el avance delincuencial, o también,
cuestionando determinadas actitudes, consignas y situaciones que, poco o nada
se hace por detenerlo. Los que tenemos suficiente edad y memoria, no podemos evitar echar la vista
atrás y recordar cómo vivíamos hace solo 30 años, y hacer una comparación sobre
como vivimos hoy. Y la verdad es que, en este caso concreto, la comparación no es odiosa. Es casi para
echarse a temblar. Cuánto riesgo de robos estamos dispuestos a seguir aceptando.
La gente en la actualidad tiene una intuición
natural ante el peligro, esto lo hacemos todos los días cuando decidimos cerrar
nuestras ventanas y nuestras puertas de la casa con doble llave, el que cuenta
con un auto antes de bajar asegura todas las puertas y vidrios y el más precavido
le saca la radio, porque hay delincuentes que rompen los vidrios para sustraerlo.
Tomamos estas decisiones
una y otra vez, muchas veces al día, a menudo ni siquiera nos damos cuenta como
parte de mantenernos vivos y seguros, todos lo hacemos. Todas las especies lo
hacen.
Imaginemos un conejo
en el campo comiendo pasto. Y el conejo repentinamente divisa un zorro que lo
esta asechando. Ese conejo tomara una decisión para su seguridad ¿Debo
quedarme, o debo huir?
Se preguntará: Y si
lo piensan los conejos que toman la decisión apropiada tienden a vivir y reproducirse,
y los conejos que no lo hacen bien son comidos o se mueren de hambre.
Entonces debemos reconocer
que nosotros como persona humana y pensante, ustedes, yo, todos nosotros
seriamos muy buenos para elegir una cosa en vez de otra, exigir de nuestras
autoridades una lucha frontal contra la delincuencia. Y sin embargo observamos
que una y otra vez somos irremediablemente malos para exigir y cuidar nuestra
seguridad. Y creo que eso es una pregunta fundamentalmente interesante.
En el colegio ya no
se exige el aprendizaje y practica de los valores y del respeto por los demás.
Volviendo a cómo
eran antes las cosas. Nuestros padres eran, eso, Padres, no "amigos" ni
"colegas". Los profesores eran Maestros y con todos sus fallos
y defectos, veían su autoridad respaldada por los padres. Hoy se considera
habitual que el padre o la madre, le monte un escándalo e incluso, agreda al
maestro delante de los niños porque le han puesto malas notas o le han alzado
la voz. Porque lo que es tocarlos es que ni se les pasa por la imaginación ya
que saben que se verían en un
Juzgado.
La Policía era
respetada, e incluso temida por aquellos que tenían motivos para temerla. Hoy
vemos como les escupen literalmente, los insultan y hasta los agreden y como al
policía se le ocurra atacar aunque solo sea para defenderse, le cae el cielo
encima.
La Policía si hace
un operativo en Pueblo Nuevo como ejemplo tiene que ir escondida con pasamontañas
por miedo a que les reconozcan, mientras los delincuentes, asesinos incluidos,
se pasean a cara descubierta y con toda la conchudez del mundo.
Yo al menos, no soy capaz de recordar una
época en la que se haya
instalado el mundo al revés como vemos ahora. En el colegio José Pardo fui Brigadier
General condecorado con la medalla dorada en Instrucción Premilitar a nivel Nacional
como el mejor. Hasta donde soy capaz de recordar, había una disciplina única
que todos cumplíamos sin quejarnos ante nuestros padres. En la formación, en
los desfiles a la hora de ingreso todos lo hacían correctamente uniformados, zapatos bien lustrados y
corte de cabello militar, me respetaban y acataban mis ordenes. (Perdonen que me ponga de ejemplo) incluso los mayores y los mas “juguetones o bravos”
hoy mal llamados “hiperactivos” tenían aunque solo fuese un atisbo de pudor
para "guardar las formas". Hoy no.
Antes podíamos fumar
sin ser asimilados poco menos que a delincuentes o vagos. Ser incapaz de expresarse
correctamente, o cometer innumerables faltas de ortografía era un deshonor. Hoy
es señal de "modernismo". Los hombres éramos hombres y las mujeres
eran mujeres, ni más ni menos. Ahora somos "género". Hasta hace muy
poco era impensable no ceder
el asiento en el autobús
a un anciano o a una
embarazada. Hoy es normal y habitual es ver jóvenes cómodamente sentados y con
sus auriculares puestos y ni remotamente se les ocurre ceder "su"
asiento a nadie.
¿De verdad esto es el "Progreso"? Por
esto también avanza la delincuencia.
Edición jueves 19
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