Por: Oscar Velit Bailetti.-
Especialista en Seguridad
Ciudadana.
Existe la tendencia a mirar la convivencia y la disciplina como procesos relativamente ajenos al quehacer propiamente educativo. Cuando se piensa en convivencia, la imagen que surge es de algo recreativo, extra-académico. Por otro lado, la disciplina es representada como conjuntos de conductas que los estudiantes hacen o dejan de hacer, poniéndose fuera o dentro del marco establecido. No se la concibe como un proceso formativo en el que los educadores pueden realizar acciones para que la disciplina y la convivencia se construyan paulatinamente.
Nuestra invitación es a diferenciar
y establecer relaciones entre convivencia escolar y disciplina, para luego
mirar a cada uno de éstos como procesos que están en el centro de lo educativo.
Claves que permiten la formación integral de los futuros ciudadanos que hoy
están en la escuela. Se tiende a pensar que la convivencia está dada como un
hecho sobre el cual no tenemos mayor incidencia. La búsqueda y construcción de
un determinado tipo de convivencia en el marco de la escuela es un factor de
primer orden, ya que ésta funciona como catalizador de los aprendizajes,
ayudando o no a que éstos ocurran. El vínculo afectivo entre profesores y
estudiantes, entre estudiantes, las relaciones organizadas al interior de las escuelas,
basadas en el respeto y la capacidad de diálogo permiten la mejor mediación y
aprendizaje de saberes contenidos en el currículum. Por otro lado, la
convivencia en la escuela, puede ser un modelo positivo o negativo para el
aprendizaje de la convivencia, la formación ciudadana y el ejercicio de valores
como el respeto, la no discriminación y la democracia. En varias Instituciones
Educativas notamos como el maestro trata de terminar rápido sus clases y luego
retirarse. No hay un dialogo con el alumno, los alumnos no les respetan no les
escuchan, no les hacen caso. Y si les llaman fuertemente la atención por un
acto de indisciplina, son atacados con palabras soeces e incoherentes. Y en el
último de los casos se quejan ante sus padres haciéndose las víctimas y, estos
padres vienen iracundos a gritar al profesor delante de todo el mundo, bajo
amenazas de denunciarlos o hacerlos que los boten del Colegio.
Cuando hablamos de disciplina,
nos estamos refiriendo al cumplimiento del rol que cada uno de los actores
tienen en el contexto de una comunidad organizada. Cada actor, en el marco de
su adhesión a los objetivos de la comunidad, tiene responsabilidades que
cumplir y dar cuenta frente a los demás. Así, en una comunidad educativa, el
incumplimiento de las responsabilidades particulares que contribuyen al
objetivo de la escuela es “indisciplina”. La indisciplina no estará constituida
entonces sólo por las faltas de los estudiantes, sino de todos los miembros de
la comunidad educativa: un profesor puede incumplir sus responsabilidades al
faltar el respeto a un estudiante o no preparar una clase. Un estudiante puede
incumplir con sus responsabilidades al burlarse, agrediendo a compañeros o
también al incumplir con sus deberes escolares.
La formación en disciplina
no puede ser concebida como un conjunto de sanciones que castigan la salida del
marco, sino un proceso progresivo en el que los estudiantes van compartiendo
objetivos e internalizando, apropiándose y ensayando los roles que desempeñarán
en marcos comunitarios más amplios y de los que parten responsabilizándose en
la escuela. Uno de los principales aprendizajes que la escuela debe lograr de
sus estudiantes es la concepción que la participación en una sociedad
democrática consulta derechos y deberes para todos aquellos que participan en
ella. Con una educación de transmisión de valores, prácticas y conocimientos.
Contribuyendo a la modificación de la sociedad. “Se entiende por educación una
práctica social mediante la cual se transmite a las generaciones jóvenes los
valores y los conocimientos pertinentes a una sociedad concreta para que se
integren plenamente a esa sociedad”. Nos corresponde ser reflexivos respecto a
los elementos que están a la base de la elección de un enfoque curricular. Las
preguntas básicas que subyacen a la elección de un currículo, son a nuestro
entender: ¿Qué clase de sociedad queremos? ¿Qué clase de sujetos deben habitar
y construir esa sociedad? ¿Qué deben aprender aquellos que habitarán esa
sociedad para contribuir a su funcionamiento y mejoramiento?
Los niños y niñas deben ser
formados en una relación de calidad con el entorno social de tal manera que la
interacción personal y familiar esté regida por “el respeto mutuo, el ejercicio
de una ciudadanía activa y la valoración de la identidad nacional y la
convivencia democrática.
“Se considerará que la
escolarización ha sido exitosa cuando se adviertan en los alumnos, capacidades
para: Ejercer de modo responsable grados crecientes de libertad y autonomía
personal y realizar habitualmente actos de generosidad y solidaridad, dentro
del marco del reconocimiento y respeto por la justicia, la verdad, los derechos
humanos y el bien común. Respetar y valorar las ideas y creencias distintas de
las propias y reconocer el diálogo como fuente permanente de humanización, de
superación de diferencias y de aproximación a la verdad. Reconocer, respetar y
defender la igualdad de derechos esenciales de todas las personas, sin
distinción de sexo, edad, condición física, etnia, religión o situación económica.
FELICITO. La labor que viene
desempeñando el S1.PNP. Correa Campero Juan Jose, Promotor de la Sección de la
Policía Comunitaria de Chin-cha. Quien viene preparando y capacitando a niños y
jóvenes para formarlos como hombres de bien. Y eligiéndolos como Brigadieres y
Policía Escolar. Así como escogiendo a los mejores padres para que integren las
Brigadas de Autoprotección Escolar (BAPES), Y Escuela de Padres.
Un día de la semana deben de
declarar el día del saludo y el buen trato en la Institución. Y verán los
resultados.
No es tan difícil mis
queridos maestros, así nos formaban antes. Ud., debe de acordarse.
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