Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
¿Qué podrían
realmente hacer un premio Nobel de Literatura, como Mario Vargas Llosa y la
reyna de la prensa rosa española, Isabel Presley juntos? Con sinceridad no
lograba imaginármelas mucho y no porque demerite a Isabel quién sin duda no
tiene un pelo de tonta y no dudo que deba saberse hacer la interesante. Es
viajada, se roza con la crema y nata de círculos internacionales, tiene sus
negocios y ha sabido siempre vender las exclusivas de su vida íntima al mejor
postor, que obviamente casi siempre ha sido la revista Hola, de la cual es
“caserita” y a la que recurre como santo grial a confesarle todo sus sucesos
románticos para ponerse en el ojo del huracán y generar la expectativa
necesaria para elevar sus bonos. Solo que eran como el agua y el aceite. Pero
se lo permitieron, y aunque el resultado de la ecuación todos la sabíamos, nos
concedieron suficiente información, imágenes y “chismerío” por casi ocho años.
Isabel y Mario se encontraron poco antes de
empezar el 2015, y en junio la revista Hola, dio a conocer de forma exclusiva
su relación, la cual levantó revuelo pues, como todos sabemos Mayito seguía
casado con Patricia Llosa, su prima, con la que tuvo tres hijos, y con quien
todos sabemos, también le fue infiel a su primer esposa, su Tía Julia Urquidi,
fallecida en 2010 en Bolivia, con quien,
de casi adolescente ( pues no debemos olvidar que se fugaron al distrito de
Sunampe, Ica, Perú, para lograr que un juez no muy ortodoxo los casara sin el
permiso de los padres del novio, pues Mario no cumplía la mayoría de edad). Lo
que nos confirma, que el premio Nobel de Literatura por lo general toma las
decisiones románticas de su vida con la “pichula” (tal cual él mismo nos lo
reafirma en el cuento con tintes autobiográficos “Vientos”, publicado en
letraslibres.com, yo no lo invento, él lo describe de esa forma) y es en esta
última entrega literaria, donde nos ha dado varias pistas del sentir de sus
últimos años. Y no sorprende, pues la mayoría de las obras de Mario son así. Yo
tengo que reconocer que mucho antes de vivir en Perú ya lo conocía gracias a
él, pues sus descripciones son bastantes generosas del país, en todos los
sentidos. Él tiene el afán de contarnos su vida a su manera. Y esta última vez,
no se frenó para escribir a los cuatro vientos lo arrepentido que estaba de
haber tomado la decisión de enredarse con la Presley en 2015, desarmando una
familia y alejándose de la mujer a la que le dedicó palabras cariñosísimas en
su discurso de aceptación del premio Nobel, haciéndonos creer que el hombre
moría de amor y de agradecimiento por todo lo compartido con ella. Pero no. La
realidad es que en su séptima década de vida se permitió vivir una última
aventura, y no lo hizo con cualquiera, lo hizo con la mejor.
Ahora, cada quien empieza a hacer una nueva vida, Isabel seguramente en
una súper entrevista que no tarda en salir en su revista favorita, nos contará
su versión y Mario, en su próximo libro nos dará más detalles. Los romances
terminan y los nuevos años empiezan, veremos que sorpresas nos da el 2023.
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