Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
¿Ha escuchado
que todos somos uno y por lo tanto uno somos todos? Esta es una premisa
realmente importante que en este siglo XXI, que me parece que es un siglo donde
la consciencia, empieza a primar, gracias a la basta información a la que
estamos expuestos y a la que tenemos acceso, nos ayuda a poder formarnos
criterios más amplios y bienaventurados y por lo tanto, tenemos la
responsabilidad de adecuarnos y adentrarnos en el discurso y en la acción real
de los argumentos.
Aunque se maneja
con más ahínco y pudiera parecer nueva, redunda en otra premisa muy básica
dentro de la ética de Kant, que nos dice que el bien en términos absolutos o la
virtud suprema es la voluntad de obrar conforme al deber y por amor al deber. Pero
también la razón práctica nos dice que hay una perfección mayor, que se alcanza
cuando la virtud o el obrar bien van acompañados de la felicidad.
Y es que la
felicidad (que se construye a base de momentos) se alcanza también cuando
puedes accionar en pro del bien de otros sin esperar nada a cambio.
Porque la clave
es esa. Conozco hartos, que no dan “paso sin huarache” (como decimos en México)
que jamás harán algo por el prójimo sin asegurarse que conseguirán siempre una
retribución, es más hay tan viles, que engañan y hacen creer que hacen favores
y se autopagan ocultamente (inflando precios, anteponiendo favores previos, o cobrándose
a lo chino a la menos oportunidad) y que no conocen lo que es el servicio real.
Esto en parte es
ser poco responsable con todo el entorno y con ellos mismos, pues quizá se
topen con gente buena, que les sigue el juego y sopesa sus acciones, pero a
ellos mismos, quiero pensar nunca engañan. Todos sabemos lo que hacemos,
quienes somos y las cuentas que debemos. Lo chistoso es que luego hasta
reclaman,
Es como cuando a
veces me encuentro con gente que desconfía de todos, porque según en nadie se
puede confiar y declaran no tener amigos, cuando los escucho, siempre pienso
que seguramente esa persona no es tampoco de confianza y tampoco es amiga de
nadie. Porque no se puede tener lo que no se da. Y de ahí hay que arrancar
siempre. Porque no hay nada que te de más satisfacción que dar a otro sin
esperar nada a cambio, las veces que sean. Y no necesariamente el universo lo
regresa de la misma mano, puede llegar de muchas otras, porque ahí está la
magia.
Los favores con
favores se pagan sin pensar demás. Las acciones hablan más que mil palabras
dicen, y las que son sin miras de ganar absolutamente nada más. Y no crea que
por ello tenga que salir corriendo a dar desayuno a todos los homeless de la
ciudad, no no. Basta una sonrisa, una buena palabra a la gente que se ama, un
trato digno al prójimo, una cordialidad. Es muy fácil empezar.
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