martes, 25 de octubre de 2022

Asaltos y robos en su mayoría son generados por jóvenes

 


Por: Oscar Velit Bailetti Especialista en Seguridad Ciudadana

La Policía viene ejecutando redadas y captura de delincuentes encontrándose con que en su mayoría son chicos extravertidos (persona cuyos intereses y preocupaciones se encuentran en el mundo que la rodea),de entre 16 y 18 años, hijos menores entre varios hermanos, que dejaron el colegio y que han sido objeto de maltratos en su familia, y que se han despreocupado de ellos pues los padres son convivientes que siempre andan discutiendo y agrediéndose verbal y físicamente y/o viven separados; y dedicados al comercio ambulatorio donde los hijos menores también tienen que trabajar para apoyar en el sustento de la familia sobre todo si hay hermanos menores. Y de esta manera buscan la alternativa más fácil de conseguir dinero  cometiendo robo o hurto, el delito más usual, donde  obtienen un botín que en pro-medio llega a los 1000 ó 1500 nuevos soles mensual, a pesar de que el 70 por ciento de los chicos que roba consume drogas, no usan ese dinero para comprar drogas, sino ropa de marca y darse gustos, como salir a comer a un restaurante o ir a bailar a una discoteca y pagar  10.00  nuevos soles por una cerveza. Y el 30 por ciento usa  parte de lo recaudado  para ayudar a su familia.  Ese es el retrato de los muchachos de hasta 19 años que cometen deli-tos, aunque no hay estadísticas confiables y éstas pueden extrapolarse a la situación de los menores en conflicto con la ley penal; donde la principal conclusión podría ser  que se encuentran entre los chicos estudiados,  y que terminan por inclinarlos hacia el delito. Entre ellos, hay circunstancias económicas, sociales, familiares y de personalidad. La mayoría de los chicos  comienzan a robar entre 16 y 18 años. Comienzan a delinquir a los 10 y a los 16 ya representan el 30 por ciento de los casos. La juventud, a la hora de delinquir, se asocia con la falta de poder y la impaciencia que impera en ese momento de la vida. Además, en el 91 por ciento de los casos se trata de varones, donde luego comprometen a la enamorada o conviviente. El desempleo, los sueldos deprimidos, las brechas sociales excesivas y la baja posibilidad de arresto o sentencia determinan la frecuencia del delito. Si un arrebato puede lograr ganancias equivalentes al ahorro de medio año de trabajo, con las chances a favor de que no será atrapado, la tentación gana terreno. De hecho, el de-lito más frecuente entre los chicos estudiados es el robo con armas, el robo y el hurto.

Pero la economía no lo explica todo. Un cierto porcentaje  de los jóvenes que  delinquen sufren o han  sufrido hasta el momento del  maltrato de su familia. "No existe mayor incentivo para un comportamiento antisocial que ser criado como un niño no deseado”. El orden del nacimiento en el grupo familiar es uno de los determinantes. Un buen porcentaje de  los chicos  provienen de una familia que tiene más de cuatro hijos. Además, el que se dedica a la delincuencia o drogadicción   corresponde al menor de los hermanos o al penúltimo. Esto puede relacionarse con que el primogénito es el hijo que tiene la mayor atención de los padres y los hijos menores son más influidos por sus hermanos o  se trata de su hermano o medio hermano. Estos menores con un fuerte olor a pegamento asaltan a los peatones que esperan el colectivo en el caso de los que van a distritos o caminan por la calle sola y desprevenida.

No tienen miedo, no tienen vergüenza, ni alguna visión social, pero los jóvenes delincuentes tienen plena conciencia que la ley los protege, por ser menores de edad. La delincuencia se ha convertido en un flagelo  provocando angustia y desesperación en los hogares que con sacrificios han logrado reunir algunos bienes, los cuales les son arrebatados en forma violenta por delincuentes que no  escatiman en ingresar a las viviendas sin importar si están desocupadas o no. Para cometer estos ilícitos cualquier hora es oportuna y todo medio es co-rrecto, no importando las consecuencias. Las armas blancas y de fuego salen a relucir para intimidar a los moradores,  y a los propietarios de motos lineales o de cualquier vehículo motorizado los cuales, son a-marrados y abandonados  en lugares descampados para que no se les dificulte la acción delictiva, arrasando con todo lo que encuentran a su paso ya sea dinero, joyas, artículos electrónicos y vehículos que hayan en el lugar.

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