lunes, 29 de agosto de 2022

SANTA ROSA DE LIMA EN LA HISTORIA

 


Isabel Flores de Oliva, nombre real y terrenal de quien conocemos como Santa Rosa de Lima, nació un 20 de abril de 1586 y fallece ante los ojos humanos un 24 de agosto de 1617. Fue el Papa Clemente X quien canonizó a la peruana Isabel Flores de Oliva.

Santa Rosa de Lima fue la primera santa de América y las Filipinas, además de ser patrona de nuestra Policía Nacional y de las enfermeras y enfermeros, del Perú, además de serlo de las fuerzas armadas de otros países y de diversas instituciones.

Y sigue tan vigente que en un reciente libro titulado “La ciudad que no existe” del abogado e investigador Bruno Pólack Cavassa, quien dice que Santa Rosa de Lima en vida en 1615 ante la amenaza de un desembarco de una flota holandesa en Lima para saquearla, la futura santa reunió a las mujeres devotas de la ciudad para orar en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario  y logró que se desatara una atípica tormenta de hermosos tintes rosados, que hizo finalmente que los piratas no ejecutaran su objetivo.

Pero hay otro dato curioso en el libro citado: que un 30 de agosto de 1881, en plena ocupación chilena en Lima, mientras que salía en procesión, en un pueblo de Chile llamado Pelequén se inauguraba una capilla en honor a nuestra santa peruana.

Recordemos que en Chincha hay un colegio que lleva su nombre y es una institución educativa de particular impacto porque en este colegio se educan niños y niñas de diversos niveles socioeconómicos y cuya formación en valores corresponden a los de una verdadera educación.

También en Chincha hay centros poblados con el nombre de la santa, comunidad que le rinde honores cada año, como la ubicada en el distrito de Pueblo Nuevo. En esta zona se encuentra la institución educativa “Horacio Zeballos Gámez” que también se suma a los homenajes religiosos.

Isabel Flores de Oliva fue una laica terciaria dominica cuya vida la consagró al servicio de su prójimo y de la espiritualidad.

Donde se edifica actualmente el monasterio de Santa Rosa de Lima era la casa de un conocido contador del gobierno virreinal Gonzalo de la Maza y de su esposa María Uzategui, quienes la acogieron en sus últimos meses de vida. Murió de tuberculosis a la edad de 31 año, muy joven pero de una vida llena de virtudes y sacrificios.

Su biografía nos debe hacer reflexionar sobre cómo aportamos a nuestra sociedad y al prójimo y en ese sentido tendríamos que rescatar sus enseñanzas de una de las personajes peruanas más universales que tiene nuestro país.

Por: Víctor Campos

 


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