Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
La educación se
ha vuelto un negocio redituable, que encarece a la sociedad.
Sé que muchos me
van a odiar y quizá hasta me cierre puertas, pero lo tengo que decir, dentro de
mi ética y mi responsabilidad, está el observar y puntualizar cosas que no
están ayudando. Todo el mundo quiere un título universitario o un grado de
doctor o maestro, pero pocos quieren apechugar el real sacrificio que es
obtenerlo. Incluso esta suelta la moda de los Doctorados Honoris Causa, hay
instituciones como El Instituto Mexicano de Excelencia, La Asociación, Claustro
Académico Universitario y Centro Universitario Inglés o el instituto Americano
Cultural, que a “figuras” como el diseñador de modas Mitzi o la presentadora de
TV Laura Bozo, ha otorgado este reconocimiento que están en el mercado entre
los 20 y los 100 mil pesos mexicanos. Estos doctorados se han vuelto muy
rentables y muchos los compran para entonces, presentarse como doctores, cosa
espeluznante. También observo en redes posturas que quieren minimizar el
trabajo intelectual, desvalorándolo y señalando que un título no representa
gran cosa, ah… pero segura estoy que todos lo desean y nadie le hace el feo si
se le ofrece. Y ahí viene el meollo. Creo que se ha tergiversado tanto el
quehacer académico que se ha tornado en la sociedad un sentimiento de amor –
odio, en el cual, todos los desean, pero nadie quiere entrar en la lucha y en
responsabilidad del trabajo para ostentarlo, por lo tanto se ve con recelo.
Hablamos
actualmente mucho de inclusividad (y me encanta), porque es un tema súper
noble, pero se mal entiende, ser inclusivo no es ser permisivo al 100%. Como
dicen popularmente: “No hay que confundir la gimnasia con la magnesia”.
Obtener un grado
académico representa horas de sacrificio, sueño, energía, lectura, comprensión,
reflexión, desarrollo de habilidades, que muchos incluso, seguimos puliendo sin
cesar, porque si hay una premisa que no se puede dejar pasar es que nunca
debemos dejar de aprender ni de mejorar. Todo lleva un proceso, hacer una
licenciatura te forma para tener las bases necesarias para avanzar al post
grado, donde se supone se debe empezar a hacer ciencia, a proponer, a
investigar, a crear ideas propias que provoquen o sustenten las teorías
necesarias que avalen cambios. Todo académico debe tener un banco de información
saludable que lo pueda hacer sentir seguro para otorgar una postura ante
cualquier tema. La educación no se obtiene por ir a sentarse a escuchar una
clase, un grado se obtiene con mucha disciplina y trabajo intelectual. Hace
siete años obtuve mi título como doctor, tengo dos de maestría y uno de
licenciatura. He publicado cuatro libros, de los cuales, dos son de
investigación, trabajo otorgando cátedra y he tenido la dicha de poder tocar
muchas vidas y sigo aprendiendo, no creo saberlo todo, demuestro y lucho por
crearme un lugar, pero sé que tengo mucho que trabajar para ello, pero no me
detengo, lo intento y pulo mis errores, los cuales acepto con esa humildad
académica que todos debemos tener y de la que nadie debe quedar exento, me maravilla siempre tener la oportunidad de
ser mejor, de aprender más y de crecer.
Reconozco también todo lo bueno que he podido hacer, porque sé que ha estado
dentro de una dinámica de esfuerzo y ganas. Tengo muy claro que lo único que te
diferencia en esta vida es tu conocimiento, esta premisa se las suelto a todos
los que he tenido la fortuna de tener dentro de mi aula.
Obtener un grado
no es una ceremonia bonita y rimbombante, con mucha foto y aplauso. Obtener un
grado no te hace estar por encima de nadie. No. Obtener un grado es tener la
consciencia y responsabilidad que lo vas a poder ostentar en todos los círculos
y niveles donde te vas a mover, donde podrán obtener todo tu conocimiento, los
cartones firmados y sellados son solo eso: cartones.
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