Por: Ed. Dr.
Claudia Viveros Lorenzo
Me declaro
aspiracionista, lo digo con orgullo, y no porque el factor monetario haya sido
mi aspiración primordial en la vida, no, no me malinterprete. Me declaro
aspiracionista porque no hay otra cosa que me guste más en la vida que aprender
y conocer. Leo desde muy pequeña, disfruto de sobremanera los docu-mentales
históricos, biográficos o de cualquier índole informativa que acrecente mi
banco de información general (no está para saberlo, pero mientras cuajaban
estas líneas, ya ví uno sobre los matrimonios por placer en Iraq, otro de Cuba
antes de la re-volución del 52, otro sobre las cárceles en Bolivia y uno más
sobre Hugo Chávez… no lo puedo evitar, son mi vicio) y odio la tv superflua.
Siempre he pensado que no hay nada que en este mucho te pueda distinguir más
que el conocimiento.
En los últimos 8
meses he postulado a varios puestos directivos y la respuesta que en algunos
casos me han otorgado al darme la negativa para seguir en el proceso ha sido:
so-brecalificada. Adentrarme en estas líneas sobre mi experiencia y curriculum
sería realmente muy aburrido para usted amable lector, lo que sí le puedo
decir, es que soy una mujer que se ha dedicado toda su vida a aprender. He
dirigido escuelas, estado al frente de instituciones importantes cuidando su
imagen coor-porativa y comunicación interna, coordinado y liderado equipos de
trabajo con éxito. Tengo una tropa enorme de ex alumnos de pre grado y post
grado que abalan mi experiencia educativa tambien. En resúmen, mi calidad como
profesional no está en duda, además de que me la he pasado estudiando toda mi
vida y haciendo cuanto curso me parece atractivo. Pero por alguna razón, muy
extraña, han seleccionado a candidatos con menos experiencia y grado académico,
siendo realmente sorpresiva la decisión.
En estos tiempos
pandémicos, en donde el trabajo es escaso y donde se supone que debería valorar
las fortalezas que nos han enseñado cultivar desde pequeños (estudio y
experiencia), lo que está requiriendo el mercado es obra de mano barata y
ma-nipulable con necesidad extrema. Y ya sé que aquí saltará algún aventurado a
decirme que hay otras habilidades importantes, además de acumular conocimiento
que se valoran, y estoy de acuerdo, es por ello que remarco, no solo me he
dedicado a la academia, tambíen me he desempeñado en puestos organi-zacionales.
Regresé a México
en 2019 y no sabe lo díficil que ha sido y el lamentable estado en el que he
encontrado a Veracruz, como plaza laboral. Los sueldos son raquíticos, los
horarios exclavisantes y las administraciones prehistóricas con muy poca
visión. Luego se cruza la pandemia y esto se volvío la locura. Los negocios,
quieren ventas, producción inagotable, que los em-pleados realicen de
preferencia un 2 x 1 o un 3 x 1 (es decir que se lleven a cabo varias funciones
por el precio de un solo sueldo y que no haya quejas), esto último lo viví en
la última coordinación académica que realicé, haciendo un doble trabajo que
jamás fue valorado, en un colegio
bastante sonado del puerto, donde las colegiaturas no son bajas pero los
sueldos si son paupérrimos. Y no, no se trata de que esta semana me dedique a
quejarme a través de estas líneas no, a lo que quiero llegar, es que la
educación cada vez pierde más valor, ¿por qué lo digo? Porque hoy una buena
amiga docente de nivel primaria me reiteró que la secretaría de educación no
acepta reprobados, que todos deben aprobar, aun no sepan ni leer. Obvio
sabemos, que la pandemia ha influido en la situación, pues las condiciones no
han sido las propicias para muchos y que todo lo que ha pasado solo ha sacado a
relucir, las enormes brechas sociales y económicas que vivimos.
Es terrible
darse cuenta que a las nuevas generaciones no se les propicia tener amor por la
cultura. Hay muy pocos docentes realmente capacitados, si usted tiene a sus
hijos en colegios privados, lo invito a preguntar si los maestros que tienen en
aula tienen un título profesional y le apuesto lo que guste, a que se llevará
una gran sorpresa, pues, es más barato la mano de obra sin papeles. Los niños y
jóvenes no tienen reales metodología de estudio, no hay bases en temas básicos
como matemáticas o historia, y ni que decir de temas generales de actualidad.
Al parecer vamos para atrás y la revolución industrial ya tiene más de dos
siglos ¿no cree? Algunos han calificado a nuestro sistema de educación como
retrogrado, yo soy generación X, me enseñaron que el trabajo y el estudio es lo
único que te lleva al éxito. Pero en estos tiempos nos está tocando desaprender
lo aprendido y darme cuenta la situación de nuestro país en temas de educación.
Cada tres años
se publican los resultados de la prueba PISA, donde México reprueba, ocupando
los últimos lugares de América Latina, y por desgracia vamos para atrás pues
también ha sido el peor calificado por la OCDE en educación on line, el sistema
está a años luz de ser eficiente, según estudios, 30 millones de mexicanos son
analfabetas o no han concluido la educación básica. A la educación superior
solo asisten tres de cada diez jóvenes. De cien que entran a la primaria solo
uno llega a posgrado. Y es que terminar una carrera no está garantizando un
trabajo y si se llega a conseguir, el ingreso de un profesionista en México
está sobre los once mil quinientos pesos, lo que en dólares son 575,
aproximadamente.
Por ello no es
sorprendente que los jóvenes sueñen con ser estrellas del Tic Tok, youtubers o
incluso, tener una cuenta de only fans, en donde por vender imágenes (o como
los jóvenes le llaman, contenido), sin mayor esfuerzo ganen miles de dólares,
disfrazando de empoderamiento la cosificación.
Lo que es
urgente señalar, es que cada vez más se desacredita el conocimiento, se
menosprecia la educación y nos estamos saturando de personas que son
etiquetadas con la palabra éxito por el hecho de tener miles de seguidores en
la red, pero que solo ofrecen aire, que resalta lo ordinario y que coloca las
apariencias por encima de todo y que genera que casi nadie reconozca al estudio
como un camino de éxito, y por lo tanto cada vez menos sueñen con ser astronautas
o con encontrar la cura contra el cáncer, porque es más exitoso y nos deja más
dinero enseñar la piel. Lo grotesco y lo fácil de consumir es lo de hoy, mire
que lo estamos viendo con la elección de reyes de carnaval, donde el más gusto
seguro ganará, pero ese es otro tema.
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